Capítulo 29

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—Las probabilidades de que Caeli se descontrole son de un 55 si lo domina y de un 100 si no.—bajo la cabeza, al dar probabilidades tan drásticas y desalentadoras.

El rubio casi se desmaya al escuchar los números que el exo le daba. Por un momento se imaginó a la menor cayendo en esa locura, su corazón se encogió solo de pensarlo. Miro al exo, como pidiéndole ideas para ayudarla, pero el exo se limitó a bajar la mirada.

—No sé cómo ayudarla, pero si domina el arco a la perfección solo deberemos cuidar de sus emociones—dijo un poco calmado mientras Morrison analizaba todo.

—¿Qué recomiendas hacer?

—No dejarla sola, Caeli tiende a guardar sus problemas para ella sola, pensando que es molesta.

—Bien, estaremos al pendiente de ella. Gracias por hablarme con la verdad.

—No podía ocultárselo, señor.

Morrison salió de ahí, dejando a Shiro solo, mirando el suelo con algo de inquietud. El arco, como lo conocía, era demasiado impredecible. Talvez por eso no fue consumida apenas recibió el arco. Se sentía mal, demasiada preocupación iba a reventar sus circuitos, pero no podía estar callado, ya no.

Salió de la sala de juntas con dirección al consultorio de Ángela. Necesitaba verla para entender un poco el panorama en el que estaban metidos ahora. Saber si el arco podría consumirla por cualquier emoción fuerte o solo con ciertos sentimientos, acciones o emociones.

Una vez llego al consultorio, toco con suavidad, esperaba una respuesta, pero no hubo nada. Tomo la perilla y abrió la puerta, la menor estaba dormida. Él se limitó a suspirar y salir en silencio, se sentía bastante inquieto. Se recargo en la puerta y miro el techo, como si con solo ver hacia arriba le daría las respuestas y la valentía necesaria para ayudar a su querida hermanita.

Cerro sus ópticos y relajo su cuerpo metálico, escuchando como el metal volvía a su lugar, acoplándose y relajándose. Se quedo asi un par de minutos, pensando en cómo ayudarla, él no era un experto con el arco, mucho menos en el invoca tormentas. Que era una de las habilidades elementales menos predecible. Como fue el caso de Anthony, quien apenas lo recibió y fue cegado por el poder de su elemento.

Caeli, inocente y frágil, tendría que ocurrir. No cumplía con el perfil de un invoca tormentas para su gusto. Las habilidades del arco eran impredecibles, necesitaban ser estudiadas y utilizadas con la mente fría. Pero tenían que tener idea fe lo que significaba usarlo, saber que ese poder tiene condiciones y precios, bastante altos.

—¿Sucede algo? —la voz de Ángela lo regreso a la Tierra. Abrió sus ópticos con lentitud y un poco de pereza.

—No, solo pensaba. Disculpe si la preocupe.

—No pasa nada. Quería pedirte un favor Shiro.

—¿Qué necesita?

—teniendo en cuenta lo que podría pasarle a Caeli, creo tener una idea de que podría afectarla gravemente como para que el arco tome control de ella.

—No, no la entiendo. ¿Qué quiere pedirme?

—Prométeme que no le darás la espalda. —la mirada del exo cambio, sintió como si lo ofendiera, pero no entendía porque le pedía eso.

—¿A que va todo esto, señorita Ziegler?

—Algo me dice que Caeli estará muy mal si la dejamos sola. Quiero decir, si tiene problemas y nosotros solo los hacemos más pequeños sin ayudarla.

—No se preocupe doctora, estaré siempre al pendiente de ella—dijo el exo con calma, logrando tranquilizar a la médica, que se limitó a asentir y luego irse.

El exo miro como la médica abandonaba la zona y suspiro. Llevo su mano a su nuca y empezó a hurgar entre las conexiones de su cuello, cerro sus ópticos volviendo a suspirar. Alejo su mano y se dirigió a la base de Blackwatch, debía idear un plan para que Caeli aguantara más tiempo sin caer en la locura por culpa del arco.

McCree estaba en su habitación, mirando su brazo con confusión. Sentía el calor del solar subirle por todo el brazo derecho y llegar a su cuello. Tenía bastante curiosidad de saber que era ese poder, pero temía gastar su único uso. Cerro los ojos buscando tranquilizarse y eliminar esa idea de su cabeza.

La noche paso, y todos se mantenían alerta, la confesión del exo sobre que Caeli podía entrar en un estado similar al de Camil los había consumido en pánico. La calma que tenían era que solo se desataría en ciertas circunstancias. Asi que tendían que andar con cuidado con ciertas misiones o noticias que pudieran llegarle de forma muy sorprendente.

Un nuevo día iniciaba, Caeli se levantó de la camilla del consultorio mientras suspiraba. Se sentía mal, había retrasado varias misiones con su estado de debilidad, según ella. Se estiro y se dirigió a la base de Blackwatch, tenía que cambiarse y entrenar un poco, no quería seguir retrasando las misiones. Retrasar el regreso de Tamara y Evan, que todo el equipo estuviera unido, lejos de esta extraña guerra.

Una vez en la base, la menor entro a su habitación, el ambiente era extraño, no había nadie más, o al menos eso supuso ya que no vio a nadie en la sala de la base, se recargo en la puerta. Se sentía débil aun, pero no era una debilidad física de cansancio, era diferente de alguna manera. Sus piernas estaban firmes y fuertes, pero se sentía tan liviana, con la mente ida y el humor por los suelos. Como si estuviera deprimida, pero se sentía determinada a acabar con todo este caos, con esta guerra y con esa maldita organización que estaba despedazando a su familia.

Tomo un traje, el primero que le habían dado cuando llego, se dirigió a la ducha y abrió el agua caliente, se recargo en el lavamanos mientras se despojaba de la ropa de enfermería, por su mente pasaban las imágenes de Tamara y Evan, recibiendo órdenes y siendo consumidos por su elemento. Paso saliva y siguió retirando prendas. Se miro en el espejo, para tener solo unas cuantas misiones, las marcas y cicatrices que tenían serían las de un veterano, tal vez tenía más marcas que Ángela, o que Reyes inclusive. Paso sus dedos por cada cicatriz con mucho cuidado, no entendía porque sentía su cuerpo tan diferente, tan ajeno a ella. Negó suavemente y suspiro, entrando a la regadera.

McCree estaba en su habitación, los demás se habían ido a entrenar. Había escuchado a alguien entrar y como abrían la regadera. No le tomo mucha importancia, pero estaba tan silencioso que le dio un poco de curiosidad saber quién había sido el primero en regresar. Se levanto y se dirigió al pasillo. Al salir noto que el sonido del agua venia de la habitación de Caeli. Una sonrisa maliciosa salió de él. Quería ver que ocurría, si lo sacaba a patadas, normalizaba las cosas o solo se avergonzaba.  Por un momento su piel se acaloro y recordó su encuentro en Ruta 66, mordió su labio mientras una oleada de deseo lo consumía.

Coloco el código que ya había memorizado y encontró a la habitación de la menor, ahora que estaba ahí, estaba pensando mejor las cosas. Pero ya estaba ahí, por lo menos quería hablar con ella. Se sentó en la cama y suspiro mientras escuchaba como caía el agua. En su cabeza escuchaba a esa voz, de la última vez, cuando estaba tan concentrado en el solar. Le hablaba de Caeli, recordándole tantas cosas que solo lo hacían sentir más y más deseo para ir con ella.

No pudo contra sus instintos, se puso de pie y se acercó al baño. Abrió la puerta, cerro con mucho cuidado y de la forma más silenciosa posible, y se quedo de pie, mirando la puerta corrediza de la regadera.

Paso saliva y cuando acercaba su mano con la intención de abrirla, escucho ruidos, alejando de golpe su mano. Pero aparentemente era su cabeza, pues se quedó ahí de pie sin hacer ruido y no escucho nada más.

—¿Puedo saber que hacer aquí? — El moreno reacciono y miro a su linda novia, detrás del vidrio empañado por el vapor, mirándolo fijamente. Sus ojos rosas inyectados de arco, brillando tan esplendidos como siempre.

—¿No es obvio? —dijo nervioso, al verse sin argumentos.

—Cerdo— tomo una toalla y se la lanzo a la cara mientras continuaba su ducha, el moreno se limitó a reír. Se sentó en el suelo recargado en la puerta, mientras esperaba que la menor terminara su ducha.

—¿Te sientes mejor?

—Un poco si—respondió la menor, mientras cerraba la llave del agua, abrió la puerta y tomo una toalla para salir enredada en ella.

—Te ves graciosa con tu cabello corto asi de pegado a tu cara.

—Me gustaría decir lo mismo, pero se confunde con esa barba que tienes. —El moreno se puso de pie y le puso la toalla que le había lanzando en la cabeza, y con mucho cuidado tomo su mentón.

—Dejando de lado quien se ve más ridículo con el cabello mojado en la cara. Acabo de imaginarte vestida de blanco—murmuro de forma suave y rozando sus labios con los de la menor.

—Hablas vestida de…—su cara se enrojeció mientras el vaquero terminaba la frase por ella.

—Vestida de novia. No sé, te verías preciosa, pero para eso falta mucho.

—No juegues con esas palabras—dijo apenada bajando la toalla y cubriendo su rostro, haciendo carcajear al mayor.

—No juego cariño, te verías hermosa—susurro acariciando su mejilla mientras la menor desviaba la mirada.

—No tienes remedio.

—Ni lo tendré. ¿te ayudo?

—Prefiero que esperes en mi habitación, conociéndote eres capaz de todo.

—¿Acaso tienes miedo de que te haga algo? —La menor lo miro a los ojos levantando una ceja —Bien, no tardes.

La menor rio y cerró la puerta del baño con seguro, para que McCree no hiciera de las suyas. No tardó mucho en salir ya vestida, se topó a McCree, acostado en la cama mirando el techo o eso creía, pues su brazo derecho estaba estirado hacia arriba y parecía examinarlo.

—¿Paso algo?

—No, nada. —Dijo el moreno bajando de golpe su brazo para luego voltear a verla, no entendía porque la veía tan diferente. No parecía ser la misma niña de la que se enamoró en ruta 66.  —¿Estas bien? Te noto demasiado diferente.

—¿En qué sentido? —dijo levantando una ceja mientras el mayor se levantaba y se acercaba, tomándola del mentón y mirándola a los ojos, no veía ningún rastro de molestia, dolor o algún sentimiento. Pero sabía que estaba rara.

—No sé, hablas tan cortante, casi no sonríes. Eres una niña aun para mí, y que estés tan seria me preocupa.

—Estoy preocupada por el rumbo de las misiones, los he estado retrasando con tantas cosas

—No te agobies por eso, si se tienen que retrasar se retrasaran. No podemos exponerte a situaciones tan delicadas, no de nuevo. —dijo besando su frente, haciendo reír muy suavemente a la menor.

—Tratare, pero quiero que no me traten como un bebe. Tengo que acabar con esto, es algo con lo que estoy vinculada directamente y yo debo acabarlo.

El moreno suspiro y la abrazo con fuerza, pensando en si Valía la pena dejarla sola para que pudiera realizar sus planes a su manera. Recargo su barbilla en la cabeza de la menor, pensando en cómo ayudarla, pero sabía que solo entorpecería su trabajo.

—Tratare de ayudarte, pero no debes exponerte demasiado.

—Bien—dijo la menor con una ligera sonrisa.

—Anda salgamos a entrenar, o a hacer algo. Si nos encuentran aquí talvez me meta en problemas. —dijo el moreno mientras la menor rodaba la mirada y salían de la base.

Durante su camino a la zona de tiro, Athena dio un aviso, se requería de todos los agentes en la sala de juntas, las misiones no se habían suspendido. McCree sintió un poco de incomodidad pues esperaba un paro en las misiones con todo el alboroto del estado de critico de Caeli. Pero sabía que, si se detenían más, no avanzarían nunca.

Se dirigieron lo más rápido a la sala de juntas, apenas llegaron los demás agentes entraron, se notaron bastante sorprendidos al ver a Caeli ya de pie, esperaban verla en cama al menos un día más. Pero sabían que ella se levantaría, aunque se lo negaran.

—Bien, ya reubicamos al objetivo de la misión pasada del grupo de McCree. Esta en Japón, y tenemos a otro objetivo, Fudo Phoenix.

La mirada de Hanzo y Genji se afilo al igual que la de Caeli. Todos notaron el cambio de ambiente entre los Shimada.  Sombra miro a los hermanos y se colocó en medio abrazándolos suavemente por el cuello y una sonrisa burlona.

—Oh ¿de pura casualidad lo conocen?

—Espero que no sea el mismo. — dijo Hanzo con un toque irritado y algo acido en su voz, Genji se limitó a cerrar los ojos y suspirar.

—Clan Phoenix, ¿verdad?

—Correcto, es el señor que trato de adoptar a Caeli, encontramos irregularidades en varios documentos y la ONU nos permitió investigarlo. Creemos que tiene lazos con Clovis Bray y con Daito de forma directa. Ya sea financiando sus experimentos, o siendo un miembro directo de ambas organizaciones. —Finalizo Ana mientras Caeli llevaba sus dedos a su mentón con una gran duda en mente.

—Bien, los equipos fueron hechos por el comandante Morrison, asi que no habrá cambios.

Todos asintieron mientras Caeli seguía viendo al infinito, analizando lo que acababan de decir sobre su posible futuro padre. Si tenía relación directa con ellos, quería decir dos cosas, o quería alejarla de todo esto, o quería llevarla directamente al infierno.

—¡¿Qué?!—el grito de varios agentes la trajo de regreso a la realidad, de inmediato noto que casi todos estaban sorprendidos y Leda y su cómplice estaban notablemente molestas.

—Jack ¿estás seguro de esto?

—Confió en ella—dijo el rubio mirando a la menor que no entendía bien que ocurría.

—Está bien, Caeli serás la líder del escuadrón que se encargara del sospechoso Fudo Phoenix, la misión es sencilla, pero es riesgosa.

La menor palideció de golpe al saber que le habían dado ese cargo, McCree y ella se miraron de reojo. Ambos compartían la misma sorpresa, no se esperaba para nada el cargo, pero si se lo estaban dando era por una buena razón. Una demasiado buena.

—La misión es sobre ir a Japón, a la sede de Clovis Bray, no queremos demasiado alboroto. La misión no requiere disparos, a no ser que se encuentren en situación de peligro. Caeli, al ser tú la líder del escuadrón, deberás ir como atacante, la señorita Ángela la acompañara tomando su lugar.

—Está bien, Capitana Amari. —respondió un poco nerviosa, mientras Ángela le sonreía un tanto preocupada.

—Te are llegar los detalles lo más pronto posible. Vendrán detalles del edificio y algunos datos del objetivo, asi como los integrantes de tu equipo.

La menor asintió con suavidad. La siguiente misión era para Reyes, bajo ligeramente la mirada mientras pensaba las cosas. ¿Por qué la mandarían contra el que probablemente sería su futuro padre? ¿Para que pudiera quedarse? No, obviamente no. Eran gajes del oficio y si tenía que asesinarlo, lo haría. Una vez las misiones se repartieron, la menor salió de la sala con dirección al área de tiro.

Estaba lloviendo y extrañamente sintió una conexión con la lluvia, miro la zona descubierta como si algo la llamara. Miro a todos lados esperando que ninguno de sus compañeros la siguiera o la mirara, pero estaba sola. Se acerco y se colocó debajo de la lluvia, levanto el rostro dejando que el agua cayera en su rostro directamente, suspiro al sentir lo helada que estaba. No era incomodo lo encontraba relajante y bastante tranquilizante. Apretó sus manos mientras se empapaba. Escucho un par de pasos que la hicieron ponerse alerta.

—No creí encontrarte sola, y mucho menos asi—su cuerpo se relajó y se volvió suavemente, encontrándose con Tobías.

—Necesitaba despejarme un poco.

—Bueno, no niego que a todos nos tomó por sorpresa saber que serás la líder de misión. Pero estar bajo la lluvia hará que enfermes.

—Lo dudo. —La menor examino el rostro del rubio, quien le sonrió suavemente. Un suspiro salió de ella y se acercó acariciando su mejilla izquierda. —¿Qué te paso?

—¿Qué?—La menor movió el flequillo del rubio, mostrando un parche de color azul oscuro. Bajo un poco la mirada mientras Tobías suspiraba y tomaba por los hombros a la más joven. —Ah, esto. Digamos que defender a mi prima es algo complicado, estaba cubriendo el perímetro cuando se me fueron encima, de no ser por Ángela esta cosa no tendría arreglo. En unos días verán a que procedimiento soy apto, podría ser igual de útil que Amari en un futuro.

—Cuídate mas, hermano.

—Y tu cuídate, hermana. No quiero que mueras en la misión que viene.

—No te desharás tan fácil de mi— los dos rieron mientras seguían bajo la lluvia. El rubio se fue al cabo de unos minutos, dejándola ahí.

Miro de nuevo el cielo, algo la llamaba ahí, entre la lluvia algo la mantenía ahí de pie. Empezó a sentir frio pero no se quito. Volvió a cerrar los ojos y dejo que agua volviera a correr por su cara. Levanto un poco las manos a la altura de sus hombros y extendió sus palmas para que estas se llenaran de la helada agua. De la nada sintió una fuerte sacudida de arco, abrió los ojos y vio en sus manos dos esferas de arco, ambas lanzando descargas a todos lados.

Sintió pánico y al mismo tiempo curiosidad ¿Cómo lo había hecho? ¿Por eso el arco la llamaba? Observo con detenimiento cada esfera, miro de nuevo al cielo y apretó ambas manos, sintiendo como el arco hecho esferas se desvanecía. ¿acaso la tormenta le había dado este regalo? ¿Una nueva habilidad?

Ya con el frio carcomiéndole los huesos, se dirigió de nuevo a la base de Blackwatch. Se cambio y mientras secaba su cabello tocaron a su puerta. Lanzo la toalla a su cama y abrió la puerta, encontrándose con  Hana, quien le sonrió suavemente.

—La capitana Amari me pidió que te diera esto, es la información de tu misión. Parten mañana, ya todos tienen claro que harán. Te deseo suerte, líder—rio y se fue mientras la italiana suspiraba y cerraba de nuevo su puerta. Se sentó en el escritorio y comenzó a leer, no tenia planeado dormir hasta que todo estuviera claro para ella.

Eran las 5 de la mañana y todos están alistándose para la partida de la nave con rumbo a Japón. La italiana suspiro y se dirigió a la nave con paso firme. Detrás de ella venían Edén, Shiro, Ángela, Tobías y Genji. La menor se encogió en su sudadera cuando noto que mas atrás venían Miriam y Leda, era obvio que no le harían caso, pero esta vez ella no se doblegaría por una baja, al menos no si fueran ellas.

En su bolsa, llevaba un traje especial que sombra le había prestado, pero aun no se cambiaria, llegarían a una base en Hanamura y de ahí empezarían los movimientos y los planes para poder actuar, quería hacer esto rápido y de la forma mas segura posible. Sombra los ayudaría desde la base.

Durante el camino todos estaban en silencio, la menor repasaba una y otra vez la información hasta llegar a Hanamura. Los planes iniciaron, Leda y Miriam se fueron directo a dormir, mientras los demás empezaban con el trabajo, dos horas después el primero en caer en brazos de Morfeo fue Ángela, luego Genji, al final fue Edén. Shiro miro a su pequeña hermanita, estaban tan concentrada que dudaba que fuera ella y empezó a sentir algo de miedo.

—Caeli.

—¿Si?

—¿Todo bien? Te noto algo, extraña.

—Todo bien, estoy preocupada por la misión, no encuentro anda que me sea útil para entrar sin hacer alboroto.

—No hablo de eso .

—¿Ah?

—Seria, fría, callada y muy ida.—dijo Shiro tomando su rostro y analizándola.

—Estoy bien, es solo el cargo que tengo.—dijo mirando fijamente los ojos de Shiro, quien la soltó de golpe al ver un destello de arco bastante agresivo en su mirada.

—No, no estas bien.

—Shiro, no empieces. Estoy bien, no quiero mas estrés.

—Ve a dormir un rato. Vas a estresarte mas si sigues investigando, tenemos tiempo.

—No, tiempo es lo que menos tiempo tenemos, encontré esto hace un rato. En 2 semanas Fudo regresa a Suecia para “otra cita” conmigo. Si tardamos mas no podre encontrar nada.

El exo gruño suavemente pero noto que Caeli tenia miedo, miedo de fallar y decepcionar a sus superiores, de darle una razón a los demás agentes de que era una inútil. Con cuidado el exo tomo su rostro y coloco su boca de metal en su frente a forma de beso, tranquilizándola un poco.

—Lo harás bien, descansa aunque sea una hora, yo sigo.

—¿Tengo otra opción?

—No.

—Bien—suspiro y se dirigió a una habitación, se recostó y miro el techo tratando de conciliar el poco sueño que tenia. Para su suerte funciono.

Mientras descansaba, entre sueños logro distinguir una silueta humanoide. La castaña mantenía fija la mirada en ese ser que hacia exactamente lo mismo, trataba de ubicar donde estarían sus ojos, para mantener un contacto serio. Poco a poco, la silueta comenzó a acercarse. Cada vez que estaba mas cerca escuchaba una suave canción, no sabia cual era ni le importaba. Era un sonido dulce y suave que le traía paz, dejando asi que la silueta se acercara hasta quedar a unos centímetros de ella. La sombra pareció sonreír y de forma cuidadosa todo la mejilla de la castaña.

Despertó de golpe, mirando el techo con algo de confusión, dirigió automáticamente su mirada al reloj que estaba arriba de la puerta del cuarto. Había dormido una hora con treinta minutos. Al menos se sentía mejor que cuando llegaron. Se levanto y acomodo su cabello mientras se dirigía a donde hacia un rato estaba haciendo sus investigaciones y planes.

Escuchaba los gritos y reclamos de cierta personita, a quien no tenia intenciones de callar. Tenia cosas mas importantes que hacer. Se sentó con calma mientras continuaba sus investigaciones. Los gritos empezaron a molestarse asi que solo dirigió su mirada a donde ocurría todo. Era Leda, peleando con un recluta de la Base de Hanamura. El agente solo se escondía y volteaba a todos lados con notable pánico. Un poco molesta de la situación, la castaña se levanto y se acerco.

—¿sucede algo?

—Nada que te importe, refugiada.—dijo la de cabello negro que se fue bastante molesta.

—¿Te hizo algo?

—No, nada. Muchas gracias—dijo el recluta con una pequeña sonrisa.

—No te dejes intimidar, solo ladra.

—Gracias. Espero verle mas tarde—dijo el recluta saliendo de la zona mientras la castaña sonreía suavemente, regresando a su trabajo.

Al poco rato entraron los demás de su equipo, entre ellos Shiro bastante sorprendido de verla ahí, tan concentrada. Y sobre todo absorta a lo que ocurría a su alrededor. Continuo tecleando códigos, anotando y releyendo la información que tenían. Estaba demasiado concentrada.

—¿Cuándo llevas aquí?

—No mas de 10 minutos, llegan a tiempo—dijo a forma de broma mientras Ángela reía y se acercaba.

—¿Alguna novedad?

—Tiempos del objetivo y una posible entrada, pero no tengo todo claro.

—Ni lo tendrás, inútil.—dijo Leda al fondo de la habitación. Caeli se levanto y  golpeo la mesa, todos se pusieron nerviosos y retrocedieron. La mirada de la castaña parecía estar inyectada de arco, el azul del arco opaco todo rastro del color magenta de sus ojos.

—Si te crees tan buena, hazlo.

—Es tu trabajo.

—Como dice sombra “El comal le dice a la olla”—La azabache enrojeció del coraje y cuando iba a írsele encima Miriam la detuvo sacándola de ahí. El ambiente se relajo un poco y Caeli volvió a su sitio, con un equipo bastante sorprendido.

Las investigaciones continuaron hasta que tuvieron un plan a la mano. Shiro estaba planeando todo mientras la castaña salía a la zona de entrenamiento, quería despejarse un poco, aunque fuera caminando por toda esa base. Estando cerca de la zona  de tiro, escucho varios tiros y explicaciones, asi que se volvió ligeramente, encontrándose con la Recluta que había defendido de Leda, era una chica de cabello azabache largo y trenzado, con los ojos de un gris casi blanco y su piel era pálida. Presto atención a su forma de disparar. Una sonrisa salió de ella, recordando cuando entrenaba para estar dentro del programa.

El agente que estaba ahí con la recluta , se volvió y la miro fijamente. Un escalofrió recorrió todo su cuerpo al sentirse observada, mas bien con las manos en la masa. Una sonrisa nerviosa salió de ella mientras la recluta se volvía y miraba al agente a su lado, para luego mirarla a ella. Una sonrisa salió de la recluta, que se acerco a ella. Ahora que la veía bien, era un poco mas grande que ella, no solo en estatura, si no también de edad. Sus ojos eran de un bello tono gris, casi blanco y su cabello azabache.

La castaña sonrió un poco nerviosa, se sentía demasiado desubicada frente a esa recluta que era mayor a ella. Encima la había defendido de alguien que, al igual que esa recluta, era mayor a ella. Talvez, se molestaría al saber la edad que tenia. La recluta y el agente se acercaron a ella, quien se movió ni un poco.

—¡Hola! Padre, ella es la chica de la que te hable.

—Vaya, había oído de la recluta menor de edad, pero no creí que fueras tu. —La castaña sonrió nerviosa con una sonrisa suave. Se notaba apenada y algo intimidada. —Agente Dante Onisse, y ella es mi hija, Leia Onisse.

—Mucho gusto.

—El gusto es nuestro—dijo la azabache con una sonrisa suave. —Olvide agradecerte por ayudarme con esa pesada, no soy mucho de darles frente. Siempre me meto en problemas innecesarios.

—No agradezcas. No tenia por que meterse contigo.

—Tengo entendido que estas a cargo de la misión de Daito ¿o no?—dijo el agente calmadamente y con una sonrisa.

—Si, me dejaron a cargo—dijo la menor un poco nerviosa desviando al mirada, se notaba incomoda.

—Genial, debes ser demasiado buena en tu trabajo como para que te pongan de líder en una misión.—dijo emocionada la azabache mientras su padre reía ligeramente al igual que la castaña.

—Talvez en un futuro trabajen juntas, al menos en la misma base.

—¡Papa!

—Reyes lo autorizo.

—No tenias que decirlo—la azabache estaba roja mientras la castaña le sonreía algo enternecida por su reacción, juraría que tenia la edad y el parecido a Hana.

La castaña se despidió y regreso para investigar. Estaba algo ida mientras se sentaba frente al computador, lista para continuar. Cubrió su rostro con ambas manos, suspirando mientras pensaba en algún plan para poder acabar con Daito de una vez, y sobre todo. Poder atrapar a Fudo. El arco en su interior se alboroto y la puso alerta. Levanto la mirada y se encontró con Shiro mirándola fijamente.

—Ya tenemos todo.

—¿Propones algún plan?

—Sigilo y ataque directo.

—¿Estas seguro Shiro? El estratega eres tu.

—Si todo sale bien no deberíamos preocuparnos.

—Confió en ti Shiro. ¿Cuándo atacamos?

Habían pasado 2 días y ya estaban listos para el ataque. Caeli se notaba nerviosa, no estaba acostumbrada a estar enfrente del tiroteo como un atacante. Suspiro pensando en como lograr que todo esto funcionara. No era una buena líder, no se veía asi. Miro a sus compañeros mientras la nave aterrizaba. Bajo la mirada y luego suspiro, estaba decidida a cambiar eso. Se volvería la líder que necesitaban, no seria inútil, ya no mas.

La nave aterrizo y empezaron a caminar hacia la base de Daito donde se encontraba su objetivo, Fudo Phoenix. Debían atraparlo y llevarlo a Suecia, donde seria juzgado si se le encontraba vinculado a Daito. Directa  o indirectamente.

La castaña se detuvo frente a la base enemiga, miro a Shiro quien bajo la parte frontal de su casco, asintiendo. Automáticamente todos se separaron. Caeli iba junto a Miriam y Edén. Shiro iba con Mercy, Genji, Leda y Ruth. Cada quien tenia un punto a cubrir. La castaña entro y se escabullo tapidamente junto a Miriam y Edén. Todo era silencioso y lo mas lento posible para que todo saliera bien.

—Caeli, lo localizamos, esta en tu ubicación, cerca de los laboratorios.

—Entendido, muévanse lo mas rápido aquí.

Apenas terminaron la conversación, varios soldados salieron de ahí, en silencio la menor se asomo viendo al pelirrojo, sus manos estaban detrás de su espalda, jugando con sus dedos y el hombre solo miraba a la habitación que tenia enfrente de donde salió. Lo notaba inquieto y algo nervioso. No entendía porque estaba asi. Escucho algo de movimiento dentro de la habitación de donde el pelirrojo acababa de salir, asi que volvió a entrar.

Shiro y los demás venían llegando. En silencio Shiro miro a Caeli, como esperando ordenes. La menor asintió y el exo tiro la puerta de golpe. Todos los presentes en la habitación se volvieron y apuntaron. Edén coloco un escudo frente a ellos, evitando que las balas que empezaban a disparar sus enemigos los lastimaran. Caeli se enderezo y salió un momento del escudo, iban a dispararle, pero Fudo hizo un gesto de que no dispararan, igualmente Caeli lo hizo con su equipo, sorprendiéndolos.

—Veo, que me encontraste.

—No quiero usar la fuerza, asi que por favor, síganos.

—Lo haría con mucho gusto dulzura, pero, tengo algunos planes para ti. Puesto que los servicios sociales me negaron tu adopción, ahora serás mi blanco prioritario. Iba a sacarte de este… infierno. Pero veo que te gusta.—Caeli apretó sus puños ligeramente mientras el pelirrojo le sonreía de forma burlona. —Porque no te enfrentas a mi sobrina.

—¿Sobrina?

De la nada, una figura con armadura se abalanzo sobre Caeli, azotándola contra un muro. Apretando su cuello con fuerza. Inmediatamente como eso paso, Fudo salió corriendo de la base, las alarmas se dispararon. Shiro y Edén corrieron a auxiliarla, pero aquella silueta lanzo a la menor contra los dos agentes.

—Tu no te vas—la mirada de Caeli se inyecto de arco, y la rabia subió por cada poro de su piel. Se puso de pie y comenzó a perseguir a Fudo.

De cerca, la seguía Miriam y Edén. La menor grito y salto, desapareciendo unos segundos y apareciendo frente a Fudo, apuntándole con su subfusil. El pelirrojo se detuvo y levanto las manos asustado.

—Mas te vale seguir mis reglas, o te vuelo la cabeza.

—No eres capaz cielo. Además, tienes problemas mayores.

—¡Caeli!—La menor se volvió y recibió un fuerte golpe, que venia de esa figura con armadura. Azoto en el piso y se quejo un poco.

La menor apenas pudo reincorporarse antes de que Edén y Miriam la adelantaran. La menor cerro los ojos y miro a fuera. ¿Estaba lloviendo? Recordó por un momento lo que había hecho en la base. Corrió a lo alto del edificio, donde estaba el helipuerto, Fudo se dirigía ahí. Todos se dirigían ahí, pero Caeli de alguna forma estaba subiendo mas rápido y el arco empezaba a revolotear alrededor de ella llego al helipuerto y se abalanzo contra Fudo. Quien se la quito de encima de golpe, estaba lloviendo no muy fuerte.

—No vas a detenerme.

—¿Estas seguro?—  esta salto y apareció sobre el abrazo su cuello con sus piernas y ambos fueron a parar al suelo. Mientras ambos forcejeaban, escucho los pasos apresurados y pesados de alguien.

La tomaron del cuello y la levantaron, alejándola de Fudo. El pelirrojo subió al helicóptero mientras esa figura seguía sosteniendo del  cuello a la menor. Quien empezaba a tener dificultades para respirar. Apretó las muñecas de esa figura pero no lograba doblegarla, ni un poco.

—¡Caeli!

—Vayan, por Fudo. Estaré bien— gruño mientras la figura se volvía hacia Edén y Miriam. Edén gruño y subió al helicóptero que apenas despegaba. Miriam golpea a la figura logrando tambalearla y que soltara a Caeli.

—Acabemos con esto—grito Miriam quien empezó a pelear con esa figura.

La menor se levanto y empezó a tambalearse, todo daba vueltas y todo era borroso. Miriam azoto contra un muro y quedo ahí, medio consiente. Caeli miro al helicóptero, Edén estaba teniendo dificultades, y luego miro a Miriam, quien estaba siendo acorralada por esa silueta.

—¡Miriam!—La castaña hizo un tackle contra la figura con armadura alejándola de Miriam, quedando las 2 cerca de la orilla del edificio.

El casco de esa figura cayo y revelo una bella cabellera roja y un par de ojos amarillos como si brillara. Se posiciono sobre Caeli y empezó a golpearla fuertemente. Con dificultad tomo las manos de esa figura evitando los golpes.

—¡No! ¡Amelie!—grito Fudo mientras el helicóptero empezaba a levantarse, lanzando a Edén  al suelo del helipuerto, con sangre en la boca y apenas respirando.

—Tu vienes conmigo.—Caeli tomo impulso y cayo junto a ella.

En silencio todos miraba  lo que ocurría. Shiro y los demás venían llegando, sorprendidos por lo que acababan de ver, a Caeli, lanzándose al vacío junto a esa mujer. Unos segundos bastaron para que la figura saliera disparada hacia el cielo y arrojando a Caeli hacia el muro. Cayendo a un lado de Miriam. Ambas agitadas y apenas respirando.

Shiro tomo el francotirador de Ruth y apunto a Fudo, quien apenas estaba entrando al helicóptero. La figura hizo lo mismo mientras se alineaba junto al helicóptero. Ambos francotiradores, apuntándose. Shiro disparo primero, dando en la armadura blindada de la chica, pero ella, apunto a alguien mas. El tiempo se detuvo para ella, sintió como la bala rozaba su cabello, ¿para ella? No, para Miriam. Pero la bala apenas venia.

—¡Miriam!—abrazo a la castaña y recibió la bala en su lugar.  El quejido de la menor aturdió a todos mientras Shiro seguía disparando sin éxito.

—¡Caeli!—Miriam la tomo de los hombros alejándola un poco, examinándola. La bala estaba en su hombro derecho. La había protegido.

—Se fueron, Gracias líder inútil.

—Cierra el maldito hocico, la inútil aquí es otra—dijo Miriam, levantándose recargando a Caeli en su pecho mientras esta soportaba el dolor.

—¿Perdona?

—No hiciste nada, al menos, Caeli trato de detener a Fudo.

—Si le hubiéramos disparado.

—¿Y perder información valiosa? ¿eres estúpida o que?—dijo Miriam mientras Leda y Ruth se sorprendía, su aliada ahora estaba defendiendo a la refugiada. El ambiente se puso pesado.

Ángela inmediatamente se acerco y retiro la bala con cuidado mientras la nave se acercaba. Para su suerte, habían logrado limpiar la zona, las autoridades venían en camino para clausurar el lugar. 

—¿Estas bien?—dijo Miriam, acercándose a Edén.

—SI, solo golpes menores. ¿Cómo esta ella?

—Ya mejor, por suerte la bala no toco nada importante, logro detenerse en la piel nada mas. Ángela ya la curo.

—Menos mal.

—Edén..

—¿si?

—¿Sabes si Caeli es rencorosa?

—Para nada ¿Por qué?

—La he tratado muy mal y, si no se hubiera metido en la bala, talvez estaría muerta.

—Es su visión de líder. Si ella pude ser escudo humano, lo hará sin dudar.—dijo tranquilo el azabache mientras Miriam bajaba la mirada ligeramente.

Al llegar a la base, Caeli siguió a Angela a la enfermería para terminar de cerrar esa herida. Miriam solo podía verla con algo de confusión y algo de nerviosismo. Se dirigió a la zona de tiro techada y miro a los agentes que estaban ahí. Habia recordado lo mucho que había amenazado a McCree respecto a la menor. No entendía porque se sentía mal, suspiro y volteo ligeramente, observando como Leda y Ruth Se acercaban a ella. La molesta la domino, pero no dijo nada y dejo que se acercaran.

—Tenemos que hablar. Habíamos hecho un trato—dijo Leda mirándola fijamente con algo de odio.

—Pues creo que ese trato ya no existe.

—¿Segura?—Leda y Ruth le sonrieron de forma cruel, sabia a que se debian esas sonrisas, estaba en problemas.





















En Su Mirar (OW)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora