Capítulo 20

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Luego de una persecución y una pelea entre Shiro y McCree, la base por fin quedo en silencio. Se sentó en la cama y apretó su brazo, ardía y sentía el arco subir por el ¿Cómo podía calmarlo? Se quito el traje de misión y se metió a la ducha, el agua helada lograba relajar su dolor y hacer que el arco se relajara.

Al salir, se quedo pensando en lo que habia hecho, nunca habia asesinado con el arco ¿era por eso que estaba tan alborotado? Se sentó en la cama mirando sus manos. El frio se coló a su habitación obligándola a voltear a la ventana, estaba abierta y el aire entraba con fuerza. Se levanto y al cerrarla, a lo lejos miro una sombra con la cara morada, como irradiando fuego de ese color, mirarla. El pánico recorrió cada parte de su cuerpo y se alejo de inmediato ¿Qué era eso?

Cuando su corazón se relajo y el miedo bajo, volvió a asomarse, no había nada. Suspiró y se sentó de nuevo en la cama, estaba temblando un poco, no sabia si era por la sensación de frio, o por el pánico que la habia dominado en ese momento. Tocaron a su puerta y se levanto sin ánimos. Abrió y se encontró con Orfeo y Dante quienes le sonreían.

—¿Pasa algo?

—Queríamos… despedirnos

—¿Qué?

—El “comandante” de la base de Estados Unidos nos pidió, hace falta agentes allá y nos vieron aptos.—dijo Dante rascando su nuca, la menor bajo un poco la mirada y los abrazo.

—Esta bien, solo cuídense, no podre estar detrás de ustedes con mi bastón caduceo cuidándolos, como siempre.

—Prometemos regresar lo mas pronto, en lo que capacitamos a la gente que se necesita—dijo Orfeo cargándola y besando su frente.

—Los quiero chicos—murmuró mientras los otros dos reían un poco sin soltarla. Bajaron a la castaña y antes de darle la espalda, le tendieron cada uno, una pequeña esfera, más pequeña que las que le habían dado la ultima vez.

—¿Y esto?

—Una parte de nosotros, sabemos que si algo pasa podrás cuidar de nuestras habilidades—dijo Orfeo con una sonrisa amplia.

—¿Por qué yo?

—Sabemos que usas las cosas con la cabeza fría, no como Shiro o Edén, que es a lo idiota.—los 3 rieron, un ultimo abrazo fue su despedida. La menor solo los veía partir con una mochila con algunas pertenencias. Miro las 2 esferas, ambas de un bello color naranja, parecían ser de fuego. Sonrió y las apretó contra su pecho.

Se fue a dormir, entre sueños, oía una voz, pero no distinguía de quien o que decía. Al amanecer, se levanto de forma pesada, su cuerpo dolía, tal vez efectos secundarios de la golpiza de la misión pasada. Salio de su habitación y camino a la cocina, todo estaba callado. ¿una reunión de la que no se entero, talvez? Se hizo un café y se sentó en el comedor.

—¿Dormiste bien?—se giro un poco, conectando mirada con McCree, quien le sonreía de forma coqueta.

—Un poco ¿No hay nadie?

—Reyes esta atendiendo unos problemas, los demás salieron de misión.—dijo el mayor, estirándose mientras se acercaba a ella con una sonrisa.—La base es toda nuestra.

—Idiota—le contesto, tomando de su café mientras desviaba la mirada. McCree no pudo evitar dormir y sentarse a su lado.

—Hicieron movimientos de gente, asi que este lugar estará mas solo que de costumbre.

—¿A quienes mas movieron?

—Hana regreso a Corea, Lucio será movido a Inglaterra, Zarya talvez regrese a Rusia.—llevo dos dedos a su barbilla mientras hacia memoria, amargamente suspiro y se cubrió la cara con el brazo.—Y Miriam será cambiada por Ruth.

La menor casi escupe el café, y por no hacerlo, casi se ahoga. Inmediatamente el vaquero se levanto y la ayudo a ponerse de pie para que tomara aire y no fuera a atragantarse demás. Apretó su garganta un poco mientras terminaba de toser y limpiar sus ojos.

—¿Tiene que ser una broma?

—No, Morrison me lo confirmo en la mañana, fui a verlo para saber si había descansó o misión asignada.—murmuro mientras la menor maldecía en sus adentros.

—¿Estará en Overwatch?

—No, van a moverlas dentro de Blackwatch en lo que Dante y Orfeo regresan.

—Creo que por eso Morrison quería moverme a Overwatch.—dijo pensativa.

—Técnicamente quería pasar a la basura para acá, pero tu les vas a demostrar como se hacen las cosas bien. A la manera de Reyes—le contesto el moreno, tomando su rostro y besándola. Agresivo, posesivo y un poco celoso. La sentía estirarse para alcanzarlo y el beso fuera de lo mas cómodo para los 2. Mordió su labio y corto el contacto de sus labios.

—Odio que seas tan alto.

—Te sirve cariño, asi seré tu escudo humano si alguien te pone un dedo encima.—acaricio con su pulgar los labios de su aprendiz con una sonrisa socarrona.

—¡Hey! Corten contacto y bajen su miel—entrando estaba Sombra, la menor se sonrojo, mas bien, su cara parecía un tomate. McCree se puso tenso alejando de golpe su mano. —¡Discreción!

La morena se fue a su habitación mientras los otros 2 se morían de la pena, para McCree no era la situación, si no los problemas que podría causar si el que hubiera entrado fuera Morrison o Reyes. Incluso los 2.

—McCree

—¿Si?—pregunto mirándola, ya mas calmado.

—¿Cuándo llega Miriam?—dijo de forma áspera y acida, los dos compartían un ligero odio por esa mujer.

—Hoy, si no me equivoco. La movilización de agentes y soldados se hace de lo mas rápido posible.

—Bien, iré con Moira.

—¿Qué? ¿Para que?—dijo bastante desconcertado y sorprendido.

—Quería que hiciera un chequeo de… mi arco—finalizo y tomo una mano del mayor besando la palma de forma suave. No tardo mucho en salir disparada a la zona de laboratorios. Llegó al laboratorio y se encontró directamente con Moira, un escalofrió recorrió su espalda haciéndola encorvarse.

—Vaya, creí que vendrías mañana, pero mientras mas pronto mejor. Anda siéntate—dijo Moira dejando de lado lo que hacia y la mas joven se sentó, Moira se acero e hizo un chequeo rápido.

—Todo parece normal.

—No creo.—dijo la menor apretando el brazo derecho.—Ayer, estaba incontrolable, ardía demasiado, como si me arañaran en el momento, solo se relajo con agua fría.

—Hem, te seré sincera, el arco es algo que todavía no comprendo en su totalidad, desconozco la causa de lo que sientes, pero esperemos solo sea cuando te estresas. El arco se acumula y busca como salir.

—Eso espero.

—O talvez sea un efecto de algo mas intimo—dijo de forma maliciosa haciendo sonrojar a la menor.

—¡Moira!

—Lo siento pequeña, pero es tan divertido molestarte—rio mientras la mas joven desviaba la mirada.

La revisión termino, salio del consultorio de la genetista y se encontró de cara con Miriam. De inmediato el ambiente se tenso, no por ella, si no por la mirada de Miriam. Fría, cargada de odio y talvez rencor.

—Aquí estas—habia un toque venenoso en la frase, se acerco a la más joven, que se mantenía firme. Solo mirándola —Quería hablar contigo

—¿De que?

—De ti, no me agradas, pero no por lo que eres, si no por quien estas.

—¿Qué?

—Seré especifica niña, tu eres inocente y no te metes con Reyes. Mi objetivo es la rata de McCree, si no quieres tenerme de enemiga, aléjate de el, quiero ver como colapsa de a poco.

—¿A que se debe tu odio?

—Por su culpa Reyes me abandono en una base ¿quieres que te cuente mas?

—No solo es eso, puedo verlo.

Con ferocidad, tomo el rostro de la joven, y lo apretó entre sus manos, una sonrisa siniestra se formo en la de ojos verdes. Sintió miedo.

—No te voy a contar mas, pero si te daré una advertencia. Cuida tu corazoncito y tu cabecita, McCree es experto en destrozar sentimientos y cordura de una mujer. Tómalo como un consejo y no como advertencia. Ese vaquero es una escoria aquí.—la soltó y se fue, se limito a ver como se alejaba por el pasillo, se veía mas agresiva que ese día en la base de Ruta 66.

Regreso a la base de Blackwatch, el arco estaba inquieto de nuevo, pero esta vez por culpa de Miriam, la habia hecho estar a la defensiva, y eso significaba alterar al arco, tenerlo a la mano por si tenia que atacar y defenderse.

Pasaron 2 días, la base estaba calmada, sentía alivio de que nada se hubiera modificado. Aunque, si habia algo de incomodidad, McCree evitaba a toda costa acercarse a Reyes y a Miriam. La recién llegada cumplió su palabra, el problema no era con ella, era con McCree.

Era el 3er día de la recién llegada y las cosas se estabilizaron un poco, Caeli estaba en su habitación, leyendo un informe de Shiro, según, las misiones que le correspondían estaban enlazadas, y quería la mayor información posible.  Mientras hojeaba el informe, un par de brazos la acobijaron, inmovilizándola. Con calma y una ligera risa dejo los papeles en su escritorio. Corrió un poco la silla hacia atrás y con cuidado hizo su cabeza hacia atrás.

—¿Se te ofrece algo, McCree?

—Hum, algo de amor para mi, estas tan metida en esto que me estas dejando de lado.

—Ve el lado positivo vaquero, asi podre acabar mas rápido.

—De que me sirve que acabes rápido si no me das ni dos segundos de atención—la soltó y se colocó frente a ella besando su frente.

—No seas dramático.

—¿Al menos puedo estar contigo aquí?

—Sabes que si.— apenas termino de hablar el moreno la cargo y se sentó en la silla con ella en su regazo. Una sonrisa traviesa apareció en los labios de McCree, mientras la mas joven se ponía roja.

—Con esto me conformo.

—Idiota.—murmuro y volvió a tomar el papeleo. McCree estaba muy callado para su gusto, pero no le molesto, ni un poco. Continuo leyendo cuando una mano se metió entre sus piernas, por instinto cerro las piernas y de golpe salio la mano de su acompañante, se sonrojo y miro al vaquero quien le sonreía de forma burlona. —McCree.

—Calma, no hare nada, lo prometo—susurro, pegando su rostro a su hombro.

Asi se quedaron al menos una hora, en silencio. Termino de leer y se estiro un poco, McCree tenia el sombrero en la cara, pero estaba despierto y sentía cada movimiento.

—¿Crees que Reyes te mate?

—¿Por qué?

—No se, por nuestra cercanía tan repentina.

—Hum, mientras no te haga nada malo, no creo que me mate. O le diga a Morrison, pero conociéndolo, prefiero seguir en las sombras.— se quito el sombrero y lo lanzo a la cama de la chica. Pego su rostro a su nuca y dejo un beso suave.

—¿Ya tienes misión?

—Si, es en 2 días. Estarás sin mi al menos una semana.

—La base estará algo sola—rio mientras las manos de McCree se acomodaban en su cadera, pegándola lo mas que podía a el. El calor empezó a consumir al mayor, la deseaba de nuevo.

—Perdóname muñeca, ya no puedo.

—¿Eh?

Los labios del mayor se dedicaron a llenarla de besos, mordidas y una que otra lamida, un jadeo escapo de los labios de su pareja. Metió las manos debajo de su polera, y acariciaron su abdomen. Se enderezo, aun sentado en la silla y sin soltarla. Continuo besando su espalda, hasta que el jugueteo lo canso, con sus rodillas abrió las piernas de la chica, escuchaba sus jadeos y sentía la desesperación de la chica, por no saber que hacer. Tomo una de las manos de la menor y la coloco en su cabeza. Bajo una mano y empezó a acariciar el interior de sus piernas, la piel de la menor se erizaba con cada roce, por mas insignificante que fuera.

—McCree, si nos encuentran…

—Al diablo… me importa poco ahora.—se detuvo un momento y la bajo de sus piernas, obligándola a volverse para mirarla a la cara. Las mejillas rojas y la mirada desviada, estaba enloqueciendo.  Volvió a acercarla a el, besándola de forma deseosa y fogosa.

—¡Caeli!— La voz de Shiro, fuera de la habitación, los hizo detenerse de golpe, la menor tenia la cara roja y al ropa desordenada. De inmediato se acomodo la ropa mientras le respondía al exo.

—¿Si?

—Nos vamos mañana en la mañana, ten todo listo.

—Esta bien.

Los pasos del exo, empezaron a andar, y alejarse. Los dos volvieron a respirar. Se sentó en una de las piernas de McCree mientras su corazón se relajaba.

—A este paso terminare muriendo de un paro cardiaco—dijo el mayor, notando los nervios de la mas joven. —¿A que le tienes miedo? ¿A que te vean mal?

—No. Es por ti.

—¿Por mi?—Avergonzada la menor paso sus piernas a los lados de las caderas del moreno, y con cuidado tomo su rostro besando su frente de forma dulce.

—Si te sacan de la organización por esto, no me lo voy a perdonar.

—Lo mas probable es que vaya preso, preciosa.

—Eso no me relaja.

—Pero esto si—La beso y volvió a pegarla a el, esta vez, ambos brazos de la chica se aferraron a su cuello y sus dedos se enredaron en su cabello.  Tomo ambas piernas de la chica y se levanto, cargándola sin separarse ni un poco.  La sentó en el escritorio al mismo tiempo que rompía el beso.

—Creo que lo que quieres es que te maten—dijo la menor mientras el moreno reía y volvía a besarla.

—Bueno, si crees que nos van a atrapar, me detendré.

—Me alegra que hayas podido controlarte—esta rio y lo abrazo.

—Digamos que el susto me quito un poco las ganas, y no quiero meterte en problemas tampoco.

La menor se levanto y se estiro un poco mientras empezaba a arreglar su bolsa, con las cosas necesarias para la misión. McCree se limitaba a verla con una sonrisa, se acerco y la abrazo por la espalda suspirando.

—Debes cuidarte, pulga. Si te pasa algo, no respondo por como acabe Shiro.

—Lo prometo, y tu también debes cuidarte— tomo su rostro mientras reia. El ambiente era tan cálido, tan acogedor, no podía evitar sentir como su estomago se encogía cuando McCree se hacia el tierno con ella.

Una hora después McCree salio de la habitación de la menor, y se dirigió fuera de la base. Se estiro y pensó un poco las cosas, no entendía bien como esa niña lo “encadenaba” lo tenia a sus pies, y en este tiempo no se habia interesado en otro ligue, estaba tan concentrado en ella. Una sonrisa estúpida se formo en sus labios mientras miraba el cielo nocturno.

—Hola McCree.

—¿Qué quieres?—El mayor se volvió y se encontró con Miriam, con las manos en la cadera y una sonrisa burlona en los labios.

—Hablar claro. Pero creo que no es el momento.

—Suéltalo de una vez mujer.

—No, pero tiene que ver con la niña.¬—de inmediato se coloco frente a ella y la tomo del cuello.

—Si le haces algo, me importa poco acabar preso.

—Cálmate, se lo dije a ella y te lo repetiré, tu eres mi blanco, no ella.

La soltó y regreso a la base, la sangre le hervía, odiaba a esa mujer, la odiaba con cada fibra y célula de su cuerpo. Se encerró en su habitación, maldiciendo a Miriam una y otra vez, hasta que logro relajarse y pensar un poco en la misión de su pareja.

Amaneció, y el vaquero empezó a levantarse, de mala gana. Se acomodo y estiro un poco. Se levanto y salio de su habitación. Caeli ya se habia ido, y no se habia levantado porque habría terminado acompañándola. Pero tenia que hablar con Miriam, quisiera o no. Llego a la sala y ahí estaba, Miriam, mirándolo con una sonrisa burlona y cargada de odio.

—Tu secretito corre peligro, McCree.—ese tono dulce, sintió asco y nervios.

—¿De que estas hablando?

—Se que sales con Caeli, Reyes lo sabe también pero mantiene ese tipo de cosas en secreto. Pero yo no me voy a callar la boca.

—Eres una…

—Pero, por ahora me callaré, la niña no es molesta ahora que convivo con ella. Sabes que puedo voltear las cosas a mi favor sin perjudicarla.

—¿Qué quieres de mi?

—Quiero verte en el suelo, donde perteneces y de donde vienes—se levanto y el contacto de ambas miradas se tenso.

—¿solo eso?

—No puedo matarte, pero créeme que te daré una agonía lenta.—se acerco y se aro de puntillas besando su mejilla. Para luego salir de la base.

McCree se quedo de pie, en silencio. No tenia en quien confiar ahora, aunque Reyes lo supiera, si llegaba a oídos de Morrison estaba acabado. No solo el, si no Caeli también. Y por palabras de Miriam, talvez lo mandarían a prisión si modificaba las cosas.

—Tengo que marcar limite… de nuevo—gruño encendiendo un puro y saliendo de la base.

Mientras, Caeli estaba en la nave, checando un par de datos que le habia mandado la Capitana para la misión, Shiro la miraba desde su lugar, mientras Sombra, Reyes, Genji y Hanzo hablaban algo lejos de ellos.

—Tu tienes algo—dijo Shiro, levantándose y acercándose a la menor, que se limito a mirarlo, con una sonrisa nerviosa. —¿Qué tienes?

—Estoy nerviosa, es todo.

—No me convences. Pero te creeré.—revolvió el cabello de la mas joven y se dirigió a donde estaban los demás.

Un suspiro salió de sus labios mientras miraba la información que había obtenido, a su cabeza, llegaron las imágenes de McCree, la sensación de sus brazos presionándola contra su pecho. Su cara ardió en rojo mientras se cubría con ambas manos.

—Vamos Caeli, deja de pensar en el 2 minutos —murmuro para si mientras respiraba profundo y se sentaba en su lugar.

—Ya vamos a aterrizar, prepárense—dijo Reyes, mientras tomaban sus lugares.

Habían llegado a Hanamura, bajaron de la nave, era de noche y hacia un frío gélido, obligando a la menor a encogerse dentro de su sudadera, a Hanzo y a Genji se les veía bastante neutros, a pesar de tener medio cuerpo descubierto. Entraron a la zona que seria su base, repartieron habitaciones y se sentaron en un futon para empezar su reunión con la información que tenían a la mano.

—Por lo que entendí, este grupo de llama Clovis Bray, y tiene varias fundidoras armamentísticas bajo sus hilos, entre ellas Daito y Veist.—Dijo Hanzo dejando la información en medio.

—Ana me mando esto, dice que Clovis Bray había pedido apoyo de genetistas para un experimento, como el de los venenos, también hay rumores de que Daito esta buscando crear el soldado perfecto—dijo la castaña dejando su información sobre la de Hanzo mientras analizaban lo escuchado.

—Daito—murmuro Shiro apretando sus manos, los ópticos se tornaron rojos y su boca también.

—¿Shiro?—dijo sombra preocupada.

—Ahora es cuando, Sombra, saca toda la información que tiene esta cosa. —dijo Shiro, mostrando la USB con la que había chantajeado a Morrison y a Reyes cuando llego.

—bien—la tomo y la conecto a la computadora que tenía a mano, Caeli lo miraba con duda y algo de nerviosismo.

—Shiro, tu sabes algo.

—Deja que esa USB hable—dijo Shiro bastante molesto y tenso, estaba en un estado bastante molesto para el gusto de la menor.

Sombra tecleaba y sacaba información, usaba hologramas a montones, hasta que logro sacar la información. Abrió un holograma con su mano, mostrando un video algo dañado pero con buena calidad. El corazón de Caeli se encogió mientras veía a su amiga y hermana, Támara.

—Muy bien, espero esto funcione. Caeli, Shiro, todos ustedes están en peligro. Esta información es valiosa, me están buscando. Daito esta creando armas a base de los elementos de nuestras habilidades, me importaría poco, si no fuera porque quieren hacer experimentos con ustedes, por eso los demás han caído. Esto es para Overwatch y será tarea de Blackwatch acabar con Daito. Toda la información que necesitan esta aquí.
Shiro, no les des esto. No hasta que tengan noticias de Daito.—la imagen empezó a fallar y escucharon un suspiro de esa mujer. Una sonrisa forzada salió de ella.—No dejes que toquen a Caeli. Si ella cae todo…

El corazón de la mas joven se encogió y sintió las lágrimas correr de nuevo. El vídeo termino y la información empezó a salir disparada por los hologramas. Se encogió lo mas que pudo. Liberando sollozos casi inaudibles.

—Esta, esta es la razón por la que los quería aquí. Los 6.—dijo Shiro dando un suspiro.

—Hay que acabar con esto—Dijo Sombra levantándose.

—Descansen, mañana iremos a hacer lo que podamos.—todos se separaron, Caeli se quedo ahí sentada. Genji antes de salir la miro.

—Oye…

—¿si?

—Si no te sientes a gusto sola… puedes venir conmigo.—finalizo saliendo de la sala, dejando a Caeli sola.

Las lágrimas se habían detenido. Pero la sensación de vacío le dolía y mucho. Apretó su mano sintiendo como el arco subía y se inyectaba en su cabeza. Susurros molestos, sobre la ineptitud que significaba que la cuidaran, que la sobre protegieran por las palabras de Támara.

Se levanto débilmente, y se dirigió a su habitación. Se recostó en el futon tratando de ignorar el ruido en su cabeza. Las frases duras y crueles del Arco. Se revolvió entre las sabanas, esperando que el arco la dejara. Una hora después había callado al arco, y este no peleaba.

—Aquí estas —un par de manos atraparon su cuello, y empezaron a estrujarlos sin piedad. Abrió los ojos con terror. Sobre ella había un hombre, sus ojos eran negro y morado. Un morado brillante.

Cada vez que forcejeaba, el apretaba mas su cuello. Abrió la boca liberando un gemido de dolor. Apretó sus muñecas ero la fuerza la fallaba. Con sus rodillas logro golpear sus costillas y alejarlo, tomo el aire que pudo antes fe que ambos se reincorporaran.

Mientras tanto, Genji estaba en su habitación, mirando el techo con toda la armadura fuera, una sudadera negra y unos pantalones deportivos eran su ropa de dormir, aun estaba muy acomplejado por su cuerpo. Escucho golpes en la pared que estaba a un lado, la que dividía su habitación con la de Caeli. Se sentó en la cama, esperando qué fueran ideas suyas. Pero un par de quejidos y una tos incontrolable lo hicieron reaccionar.

Tomó su katana y salió en silencio de su habitación a donde dormía Caeli. Abrió de golpe y se encontró con un hombres de cabellera rubia y los ojos teñidos de negro y una extraño resplandor morado en el iris. Su mano irradiaba una extraña energía del mismo color mientras apretaba el cuello de la menor, a quien, levantaba sin problemas con una mano por el cuello.

Apretó su arma y la desenfundó lo más rápido que pudo y golpeo con esta al extraño que cayo al suelo, liberando del agarre a la joven. Quien cayo de rodillas al piso, apenas se oyó su cuerpo cayo, los demás agentes salieron de sus habitaciones.

—¿¡Quien eres?!—grito Genji. Apuntándole mientras Sombra tomaba en brazos a Caeli tratando de que respirara.

—Eso no te importa, dame a la niña.

—¿Camil?—Shiro miro al hombre. Quien le sonrió de forma tétrica.

—Vaya, ¿estas con estos…pendejos?

—¿Por qué le haces esto a Caeli?

—La necesito, el vacío la reclama, es mas, el arco y el solar también la quieren—rio para luego Abalanzarse contra sombra. Sin dudar, Genji se atravesó y con su katana hizo un corte diagonal.

El grito del hombre en agonía y el olor a sangre impregnó la sala. Se retorcía y buscaba como detener el abundante sangrado. Una extraña sustancia morada empezó a salir de el.

—Shiro—murmuro mientras el color morado y negro de sus ojos se desvanecía y era remplazado por un bello color azul oscuro. —Cuídala… Daito… Los demás están vivos…

—Duérmanlo

—¿Qué?—dijo Genji sobresaltado.

—Puedo curarlo, duérmanlo. Mañana Mercy te atenderá y serás llevado a juicio.—dijo el exo. Hanzo se acerco e inyecto un tranquilizante.

Genji fue a su habitación, mirando a Caeli, apenas reaccionando mientras Sombra la cuidaba. Su cabello castaño estaba desordenado, sus labios estaban aun rojos y la piel parecía nieve. Le dolía verla así, al borde de la muerte.

—Gracias, Genji—murmuro con dificultad la castaña, acariciando su cuello.

—No agradezcas ¿Cómo te sientes?

—Algo asfixiada aun—sombra se levanto y fue por algo de agua. El ciborg se acerco y se sentó a su lado.

—Al menos estas viva, eso me tranquiliza.

—Si no hubieras llegado, estaría muerta. Te debo una.—sonrió y con debilidad se recargo en su hombro, ruborizando un poco al nipón.

—Descansa, yo te cuidó, pequeña.—su intención era besar su frente, pero, un impulso le dijo que podía ir mas allá. Con delicadeza tomo su rostro con una mano y plantó un suave beso en sus labios. Apenas rozándolos. La recostó y se levanto saliendo de la habitación.

Caeli miro algo sorprendida como el nipón salía, sus labios. Se recostó y pensó en el contacto, antes de caer dormida. Afuera, Genji estaba recargado en la puerta, apretando sus manos, sintiendo como la cara le ardía y como su corazón se iba regularizando. Cubrió su boca con una mano, tratando de olvidar el contacto de sus labios. Tan cálidos, tan suaves. McCree iba a matarlo si se enteraba y Shiro lo castraría.

No pudo dormir, no solo por lo ocurrido hacia unos minutos a solas con Caeli, si no la preocupación de que la habían encontrado, y encima casi la mataban.

—¡Mr. Roboto!—grito sombra, trayéndolo de golpe a la Tierra, estaba fe pie contra la puerta de la que era su habitación. —¿todo bien?

—Si, lo siento. Me quede a hacerle compañía a Caeli, mas bien a cuidarla.

—Me di cuenta. Genji, te pediré un favor y no quiero que lo tomes a mal pero, si vas a enamorarla, hazlo en la cara de McCree. Podrías meterla en problemas con el.—dijo la mexicana mientras Genji se coloraba.

—Yo…

—Calma, no diré nada, pero ten en cuenta que esta con McCree y digamos que es muy…celoso.

De la nada en Genji saltaron imágenes de lo que había pasado con Hanzo hacia un tiempo, su corazón se encogió. La voz de una chica azoto su cabeza, con palabras dulces y una imagen de su sonrisa, tan clara como el agua.

—Lo entiendo, Sombra. Tendré cuidado.

—Gracias. Despiértala, regresamos a Suecia, Morrison pidió suspender esto en lo que interrogan al tipo.

—Bien.—Sombra se fue y el ciborg entro a la habitación. Caeli seguía dormida, lo necesitaba y le calmaba al japonés saber que había dormido. ‘Ese maldito impulso de nuevo' pensó el nipón cuando se acerco a ella, se agacho a su altura y con delicadeza tomo su rostro.

—Caeli… me gustas—finalizo, uniendo sus labios de forma dulce y apasionada. Mientras la mas joven empezaba a abrir los ojos.


‘¿Un sueño?’















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