Las gotas de lluvia en mi ventana indicaban que la tormenta había llegado. Apague las luces y me dispuse a dormir, los párpados me pesaban y a duras penas podía mantenerme despierto. Lo que empezó como un susurro en el viento a cada instante acrecentaba hasta ser un grito sin fin, desgarrador e inevitablemente temible. Las ventanas de mi casa eran azotadas con demencia por las grandes rafagas de viento y el cielo, provisto cruda oscuridad, se iluminaba mostrandome seres deformes y abominaciones nebulosas.
Me acosté en el sofá e intenten cerrar los ojos. "Quizás cuando despierte, la tormenta haya pasado" pensé, pero los fogonazos de luz por los rayos y el estruendo de los truenos solo crispaban mi piel y me privaron de dormir. Sumado a que, como todas las noches, el viejo McBurry, sentado en el living de su casa tocaba aquella melodía que tanto odiaba.
Pasaron las horas hasta que el abrazo de morfeo llego a mi y tuve un sueño extraño.Estaba envuelto de enredaderas y hombres de ciencia, aquellos que no te miran como una persona, mucho menos como un ser que merezca el mínimo respeto, tuve alas en el sueño y digo tuve porque me las arrebataron.Sus tijeras se incrustaban en mi carne como si pertenecieran a ella y arrancaban a girones mi piel. ¿Si grite? Más de una vez pedí que pararan, que me dolía y pedí disculpas por mi existencia. A ellos no les importó, limaron mis cuernos hasta no dejar nada de ellos y juro por lo más sagrado que me pregunté ¿Qué hice para merecer eso?
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-El espécimen no lo va a soportar Doc-
-Su ritmo cardiaco disminuye. El está muriendo...-
-Ok. Conectenlo al VR y esperemos hasta mañana para seguir. Sus heridas sanan rápido después de todo.-
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Las gotas de lluvia en mi ventana indicaban que la tormenta había llegado...