La sombra tras el bosque

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"Siente el frio en tu espalda y acepta el helado abrazo que el te brinda. No hay escapatoria ni lugar a donde correr. Solo puedes entregarte a él y dejar de sufrir.Piensa en él como un consolador y no como un asesino. El te observa, el sabe que lo deseas, el sabe lo que necesitas y el te obsequiara aquello que siempre deseaste. La sombra tras del bosque te traerá muerte y con ella la paz que tanto deseabas."

Aveces pienso en el pasado y me arrepiento de tantas cosas de mi vida. Recordar me dolía en su momento, ahora no va más allá de un pensamiento ocasional que me mantiene alerta y con voz potente repite a mi oído "Ya sabes lo que sucederá. Es tu decision si quieres que pase nuevamente". Inclusive el viento ni las tormentas me molestan. Tampoco el llanto de las personas que alguna vez me importaron. Solo existo para mi y lo prefiero asi. Ser un tempano de hielo es mi lema. Acompañar al que me liberó es mi deber.

Dos días antes:

Cuando sus padres llegaron a la cabaña sintieron miedo y la angustia los consumió, Su hija no estaba y todo estaba destruido. La mesa de la cocina estaba dada vuelta, pedazos de vidrio y sangre cubrían el piso de todo el living, una silla había sido tirada con fuerza contra la pared y pedazos de astillas se incrustaban en el empapelado. Ellos llamaron al teléfono de su hija, a quien habían dejado en la casa porque le dolía la cabeza. Para su sorpresa, el telefono empezo a timbrar muy cerca y no costó mucho encontrarlo y leer por "accidente" el último mensaje que había en el. Todo cobraba cierto sentido con tan solo cuatro palabras...

-¡Andrea!- Gritó su padre antes de salir corriendo hacia afuera de la casa.

Dos días y dos horas antes:

Andrea sollozaba y cubría su cara con ambas manos. Pensaba en todo lo que quizás hizo mal, en todo lo que pudo haber hecho y todas las posibilidades e infinitos "Quizás" existentes. La tristeza la invadía como termitas en la madera, carcomiendo cada parte de su ser, destruyendo cada recuerdo y empujando su ser a un abismo interminable de sufrimiento. En un intento de escapar, ella había corrido sin parar hasta adentrarse en el bosque circundante y dejarse caer sobre un gran tronco en medio del mismo.

-¿Porque?- decia entre lagrimas y lamentos. Añoraba que todo fuera mentira o una pesadilla. Asi poder despertar y ver que todo estaba bien nuevamente.

Tal era su sufrimiento que no se percató de que no estaba sola. Tal Vez aquella brisa perfumada la tuvo que poner en alerta o las suaves pisadas acercándose a ella indicarle que alguien (o algo) habia puesto su atención en ella.

Un golpe en su cabeza la sobresaltó e hizo que mirara a aquel sujeto que la miraba y sonreía. La apariencia de este era extraña: Su piel era morena, traía unos jean negros desgastados, borcegos marrones, una camisa blanca de cuello alto, una cadena en su cuello sostenía una piedra ambar que parecía tener luz propia, su pelo azabache tomaba tonos azules en la luz, sus ojos rasgados mostraban enormes ojos café,estos mismos vienen acompañados de una fina nariz y facciones delicadas, una amplia frente y el perfume que emanaba de él era embriagador. Por un momento olvidó sus pesares y quedó hipnotizada por aquel joven que no apartaba los ojos de ella. El fue el primero en hablar.

-Fortuitos días Señorita-

-¿Fortuitos?-

-Algo que sucede de manera inesperada o por casualidad. Ahora que lo pienso quizas use mal esa palabra- sin preguntar ni pedir permiso, él se sentó a su lado y bostezo. Luego la volvió a mirar y a sonreír.

Andrea tuvo intenciones de irse, sentía sus mejillas calientes porque la había visto llorar, pero tambien sentia la necesidad de contarle a alguien lo que sentía. Aun si esta persona era un desconocido.

-No hace falta que me digas nada. Ya se lo que te pasa y creeme que te entiendo-

-No creo que puedas entenderlo del todo- Le respondió.

Historias DesvariadasWhere stories live. Discover now