IV: Revelaciones

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El viernes 8 de Septiembre había pasado de ser un día ordinario a uno nefasto. Nadie había sido testigo del incidente. De todos modos, esta gente no necesitaba ver para creer porque creían conocer lo suficiente a Raven Wagner. A causa de esto la llevaron a dirección. Después de un juicio que iba más alla de la moral y penetraba la seguridad junto a la reputación del colegio, el director Hecks dictamino que uno de los padres de Raven tendría que venir el lunes. Raven prefería que fuera Katharina y no Friedrich. Ella no iba a felicitarla pero no iba a enfurecerse con ella como Friedrich. O quizas sí pero no sería tan severa como su esposo.

Cuando el timbre toco al mediodía, Raven volvio a gozar de la tranquilidad. Aunque esta fuera una efímera ilusión. Ella estaba por abandonar la manzana del Treewall Highschool cuando una voz a sus espaldas grito.

-¡Espera! Tenemos que hablar.-Era Dorothy y se la escuchaba agitada. Raven se volteo y también se encontro con Alaska con los pies sobre la tierra. Más seria que de costumbre.

-¿Que te ha dicho el director?-pregunto Dorothy.

Raven penso que responderle. Le había molestado esa pregunta porque quería olvidar por un momento lo acontecido.

-No quisiera estar en tu lugar.-solto Alaska. Raven le dirigió una mirada cargada con odio. Ella agregó: -Raven , aquella mirada no me intimida. Después de lo acontencido este día ya no se que puede hacerlo.

Se abstuvo de responderle a ella pero no a Dorothy.

-El director Hecks me trato como si estuviera loca. En un momento llego a decirme que no podía aceptar <<excusas irracionales>> y que yo era una necia.

-Muy detestable.-Dorothy estaba indignada -Mira, nadie sabe lo que paso exactamente. Pero algunos de esos libros provenían de estantes que solamente podían ser alcanzados con una escalera.

-¡Que argumento tan lógico! ¿Por qué no se lo expuse a Hecks?

Dorothy frunció el entrecejo.

-Entre que estoy a tu favor...

-No era sarcasmo, albern. Pero la tensión no me dejo ser detallista. Solamente en defenderme.

-Se que a pesar de la miseria en tu alma no fuiste quien hirió a Louis.

Dorothy y Raven clavaron sus miradas en Alaska.

-¿Desde cuando eres tan mística?-indago Raven.

Alaska parpadeo varias veces. Ella misma se había sorprendido.

-Hoy fue un día extraño. -Raven abrió la boca y Alaska hizo hincapié en lo que ella iba a mencionar. -No recuerdo mucho sobre la biblioteca salvo esos zumbidos extraños que lastimaban mis oídos.

-¿Zumbidos? Si no hubieras estado tan hiperactiva diría que te bajo la presión.-Raven estaba muy sorprendida. Todo era más raro de lo que parecía. Tenía la sensación de que Alaska le había leído la mente.

-Estuviste caminando entre las diferentes secciones de la biblioteca como un zombie -añadió Dorothy.

Alaska echo su cabeza hacía atrás con la mirada bien abierta

-No puede ser verdad.

-Negar las cosas no las cambia.-dijo Raven con fuerza.

Alaska ladeo su cabeza, despeinando aún más su cabellera pelirroja.

-¿Por qué dijiste que sentías que algo malo pasaría?-intervino Dorothy.

-Nunca antes había escuchado esos zumbidos. Raven dijo que eso era habitual cuando bajaba la presión. No obstante, a lo que se refería ella es que los oídos se tapan. No tienes la sensación de que hay insectos invisibles.

Conocimiento prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora