Conocimiento prohibido

VII: Extraña coincidencia

Los días fueron pasando entre amaneceres y ocasos amargos para quienes habían perdido a un hijo, un hermano, un sobrino, un amigo. Para los demás transcurrían con normalidad. Los estudiantes de duodécimo grado tenían en común una estructura rutinaria la cual se regía de asistir al colegio cinco días a la semana -tres de ellos le ocupaban la mitad de la tarde.- y realizar las tareas a último momento. La mayoría escogía sus prioridades antes que las impuestas por el programa educativo. Hasta que una materia demando más tiempo que las demás: Proyecto y Metodología.

Todos coincidían en que Amanda Illinois había colapsado de tristeza cuando recibió la funesta noticia. Sin embargo, a la semana siguiente no habían quedado rastros de ese duelo puesto que Illinois reanudo la enseñanza de metodología. En dos semanas explico los tipos de conocimientos existentes, la división de las ciencias junto a la importancia de cada rama y se enfoco en las investigaciones cualitativas y cuantitativas. A principios de Octubre tomo una evaluación de lo explicado en clase. Al siguiente día los estudiantes soñaban con una hora libre mientras Illinois corregía las evaluaciones como cualquier docente. No obstante, ella insistió que prefería hacerlo en su casa porque allí podía desconcentrarse. Muy pocas habían sido las pruebas con respuestas brillantes y desarrolladas como para demandar un buen nivel de comprensión. Estaba claro que la intención de Illinois era mantenerlos ocupados y acelerar el proyecto.

Bajo la orden de la profesora, el curso ingreso en la sala de informática. Aquella misma donde un cortocircuito había arrasado con una vida. Hasta ese momento no habían regresado al lugar del incidente. El profesor de Informática dejo de asistir a su trabajo. Corrían rumores que tenia remordimientos que lo empujaron a la distimia.

Mientras los demás esperaban para entrar a la sala, Dorothy y Raven conversaban sentadas en un banco.

-Fue puro teatro la "conmoción" de la profesora.- ataco Raven.

Dorothy miro en todas las direcciones. No descartaba la posibilidad de que alguien estuviera escuchando.

-Para mi que no. Perdió a un conejillo de indias para concretar su proyecto.-refuto Dorothy.-¡No uno sino dos!

Una pequeña sonrisa se dibujo en los labios de Raven dejando ver unos dientes blancuzcos que combinaban con su cutis.

-¿Por qué sonríes? Murieron dos compañeros nuestros.-Detrás del reproche de la noruega estaba escondido un análisis.

-Los dos eran unos idiotas.-respondió sin escrúpulos.- Ahora están juntos en el Nifleheim

-Si lo dices de esa forma, no suena tan brusco. Incluso es tierna la idea de reunirte con una persona que creíste haber perdido.

Raven se encogió de hombros.

-En ese caso, prefiero ir a Helheim.

-Oh, si. El mundo más oscuro de Asgard va completamente contigo, Raven. Tu mismo nombre me lo confirma.

-Lo eligio mi padre aunque no con esa con esa connotación. Mas bien lo eligio por la simbología germánica que le atribuía inteligencia a los cuervos. Ya sabes que me refiero a Hunin y Munin...

-Los cuervos mensajeros de Odín. - completo Dorothy.- Es irónico porque no sabes socializar con la gente. Antes de que me interrumpas quería preguntarte algo.

-¿Que duda es tan importante que tienes que interrumpirme cuando hablo de mí?

-¿No te parecio demasiado extraña la muerte de Louis? Sabes que no tengo idea lo que paso en la biblioteca y que no puedo realizarie ninguna acusación pero...¿No fue muy repentina? Su lesión no era para tanto...