I: Último primer día

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Los rayos solares entraron por la ventana de la habitación. El sueño de Raven fue interrumpido por tanta luminosidad. Apenas tomo consciencia que había despertado olvido que había soñado.

—Levantate, dormilona— ordeno su madre— Si te demoras llegaras tarde.

—Valga  la redundancia. —gruño Raven. No tenía la más mínima pizca de humor. Había olvidado que fecha era.

Con lentitud se reincorporo de la cama y seguido de esto busco ropa oscura en el armario. Se coloco una polera negra desgastada con muchas pequeñas pelotitas y un pantalón negro. Debajo de el se coloco unos borcegos hasta la mitad del gemelo. Luego camino hasta la cocina donde se preparo el desayuno. El año siguiente cumpliría la mayoría de edad y ansiaba con independizarse aunque el obstáculo era la incertidumbre que tenía en su futuro. Pues tenía en claro lo que le interesaba y que no. Le fascinaba la filosofía aunque a muchos les pareciera difícil o aburrido. El problema era que no quería regresar al colegio desde otro rol. Lo mismo pasaba con Historia, especialmente la de Alemania que devoraba a pesar de las manchas negras. La psicología le interesaba desde lo morboso, no para ayudar a los demás y mucho menos para enseñar. La psiquiatría también pero antes tenía que recibirse de Medica como su madre quien se había especializado en Cardiología. Otra alternativa dentro de ese campo era la medicina forense. Sin embargo, estaría pisando los treinta y ella quería tener sus propios ingresos. Tampoco era que iba a decidirse mientras se preparaba un tostado en la cocina.

—Vamos, Raven,Vamos — Su madre apareció en la cocina y se paro cerca suyo. Acto seguido comenzó a exprimir jugo de naranja. —Vas a llegar tarde.

—El mismo truco de todos los días. —susurro Raven y su madre la escucho.

—Mira , bonita. La tintura no es suficiente para arreglar la imagen —Añadió con sarcasmo Katharina no porque viera a su hija como una abominación sino como una desarreglada. —Empieza quitándote el maquillaje.

Raven revoleo los ojos y se dirigió al baño que no estaba muy lejos de la cocina sino en la habitación siguiente. A ella le gustaba como le quedaban las sombras negras que rodeaban sus ojos verdes como un panda aunque solo había sobrevivido la sombra en un ojo. Aquel maquillaje le recordaba levemente a Marilyn Manson en el vídeo musical de Personal Jesus. Aquel ojo sombreado formaba parte de una pronunciada ojera. Raven se examinó y sonrió. A diferencia de muchas adolescentes, ella no estaba acomplejada con sus rostro. Por encima de su mandíbula triangular estaban sus labios ligeramente gruesos, su nariz alargada y una frente con un tamaño aceptable. Sus pómulos afilados elevaban la delicadeza de las facciones que resaltaban con su pelo negro semicorto. En vez de obedecer, emparejo su otro ojo. Una vez que término volvió a la cocina porque su estómago gruñía. Ignoro las miradas despectivas de su madre. Se dedicaron a desayunar y no charlaron hasta el camino al colegio. Donde una vez más salio el tema del futuro de Raven. Katharina estaba contenta de que su hija se inclinara por la Medicina aunque no tanto por las orientaciones. Y ni hablar de la tanatopraxia que la repugnaba al punto de no querer comprarle los utensilios a su hija. Además de plantearle su desacuerdo le dio los tips para gozar el último año.

—Por más tediosa que sea la consigna que dicte el docente te recomiendo que intentes hacerla con entusiasmo porque el cansancio adolescente no es nada comparado con el adulto durante y luego de la jornada laboral. Otro consejo que ya habrás escuchado años anteriores: ¡Cambia esa cara amargada y disfruta el colegio! Aunque a todos nos ha costado lograr eso y más cuando uno tiene muchas cosas en mente para hacer.

Raven estaba perdida en sus propios pensamientos, ya había escuchado ese discurso muchas bebes

—Es una etapa linda, Raven. Yo daría lo que sea para regresar al secundario y pasar más tiempo con mi círculo amistoso. A costa de eso, espero que tu relación con Dorothy y Alaska se mantenga y si es posible que te integres con tus compañeros, al menos para que el día de mañana puedas tener mejor relación en la Universidad y en el trabajo. Y recuerda Raven: el tiempo es oro y cada momento es irrepetible así que deseo de todo corazón que este año disfrutes más tu rutina escolar.

Conocimiento prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora