2° Capítulo

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Al escuchar esas palabras quise entrar rápidamente en la habitacion y averiarguar a esa persona que había abandonado a Ámbar en su niñez.

–¿Quien es usted?–pregunto un señor que salía de la habitación del frente de Ámbar.

–Un amigo... de la chica internada en esta habitación–dije mientras señalaba la puerta de Ámbar.

–Vale pensé que... no sé lo que pensaba lo siento–dijo disculpándose y dando la vuelta pero se giro de un momento a otro –¿que hace aqui usted? –mire un poco preocupado al señor que se encontraba al frente mío.

–Nadie–conteste apresure mi paso al escuchar la puerta de la habitación que tenia a mi espalda y entre a la del señor por temor a que la “Mamá” de mi rubia me dijera algo o me hubiese investigado.

Entre y el señor entró después de mi ,mirando con asombro la habitación.

–Que bonita es esta habitación–dijo con inocencia, este señor tenía Alzheimer una enfermedad que pierdes la memoria a corto plazo.

–Si lo es es bastante bonita, ¿como es su nombre?–pregunté solo pensaba en que Ámbar estuviera a salvo de las manos de su madre o de las de Sharon porque si el sueño de Ámbar era real, Sharon sería capaz de hacer daño a Ámbar para que no les contara a todos sobre su verdadera madre;  la estafadora la llamaba Ámbar antes de que todo se le revelará.

–Soy... Rodrigo–dijo después de una breve pausa que pena me daba ese señor que no llegaría a tener unos 65 años.

–Soy Simón–estreche la mano con la suya al sentir la misma extraña sensación de que alguien nos obsevaba.

–Encantado–dijo el señor acostándose en la cama que antes ni siquiera reconoció que era la que poseía en esa habitación.

–Me tengo que ir a ver a mi... amiga– dije mientras me acercaba a la puerta para salir de la habitación.

–Muchacho, hasta luego–dijo Rodrigo dejandome salir de la habitación.

Entre en la habitación del frente pensando que estaba vacía, pero había una señora de tez blanca, ojos marrones y pelo castaño sentada en una silla al lado de la cama de Ámbar.

–Hola muchacho–saludo la señora al entrar.

–Ho... Hola–dije al ver a Ámbar en la cama conectada a pequeños tubos que le tranferían un líquido que parecia suero.

–¿Eres... Eres tú?–fije tartamudeando al ver el tubo que Ámbar tenia en la boca.

–Si, creo que soy yo–dijo con una mirada que transmitía confusión.

–¿Eres la madre de Ámbar?–pregunte mientras espraba unas de las palabras más soñadoras de Ámbar, las cuáles ella no las podría vivir.

–Ahhh, eso si soy yo–dijo rascándose la nuca mientras unos remordimiento se notaban en el aire.

Mire con atención la máquina la cual estaba conectada ,mire que se le aceleraba el pulso me acerque a su mano estaba helada.  De sus ojos cerrados salían desconsoladoras lágrimas. Pero no abría los ojos ni movía ninguna parte del cuerpo.

–Nesecito medicos en esta habitación–escuché gritar a aquella mujer la cual decia ser la madre de la Rubia Argentina.

Escuche llamar por megafonía “Médicos habitación 179 parada cardiorespiratoria”.Después de ese llamamiento y de los gritos desvanecedores de la madre de esa chica, mi mundo se empezaba a desvanecerse si  llegaba a perder a esa chica me moría, yo me moriría con ella.

No volveré  a caer en tu trampa Smith (SIMBAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora