Leucemia [Joy's Fanfic]

11. Sospechoso

El aire acondicionado estaba encendido, Joy estaba recostada en su cama viendo películas de el cine mexicano (Pedro Infante xd).

La puerta se abrió sin que alguien pudiera avisarle antes, ocasionando que esta reaccionara tirándola una almohada a quien sea que la hubiera logrado asustar. Su risa nerviosa se hizo presente como la única voz en la habitación, mirando con algo de miedo en sus ojos celestes a Meg, quien sostenía el cojín rosado en una mano, el que le había pegado justo en la cara.

—Lo... ¿Siento?—Murmuró oa de cabellos dorados, esperando que la contraria se dignara a hablar, aún le parecía intimidante cuando la miraba seriamente, exigiendo una explicación con sus ojos ámbares que parecían restarle importancia a muchas cosas, dirigiéndose sólo a ella—. Je... Yo... ¿Qué me vas a decir?

La albina sonrió soltando el cojín rosa en la cama para luego sentarse en la cama junto con ella, buscando palabras para preguntarle alguna cosa en específico, mirando el techo, mientras la rubia esperaba unas palabras y dirigía sus ojos azules a ella mientras jugaba con su cabello, dejando abandonada la televisión y sus programas.

—Tienes una hermana, ¿cierto?—Joy se quedó callada, ¿cómo lo sabía? Ella no recordaba, si no hasta hace poco, lo que había pasado en su infancia, pero asintió finalmente—. Tu madre vino, con ella, las dejo pasar, ¿verdad?

Joy asintió de nuevo, hace quizas dos años que no veía a su hermana, no podía creerse lo que su mejor amiga le estaba diciendo, no tenía palabras.

Meg abrió la puerta, dejando entrar a una mujer muy joven, de 34 años, cabello rubio pero más claro y ojos grises con un toque azulado, un poco más bajita que ella, y con la tez de un color más blanco.

Su madre.

Seguida de ella una chica de unos 18 años, unos tres centímetros más bajita, ojos celestes, pestañas largas, tez menos clara, y un cabello muy peculiar. La mitad de su cabello era castaño y la otra rubia como la de Joy, le llegaba a la mitad de la espalda. También, usaba lentes rosados.

—¡Amy!—No puedo evitar gritar, y esta corrió a abrazarla, su madre la miraba con una sonrisa, pero parecía inquieta por alguna extraña razón.

¿Qué tiene mamá?

Con Cami

—No lo haré, lo sabes.

—Pues parece que no estabas lo suficientemente enamorada—La contraria suspiró, mirándola—. Jaja, tan sólo imaginate, ¿no quieres esos ojos azules? Patético.

—Te agradecería que te callaras, que esté enamorada de él no significa que esté loca... No como tú—la otra se acercó sin muchas ganas, riendo—. Vaya, que risueña.

La tomó de la camisa dejando de reír.

Ambas sabían que pensaría la otra.

—Tienes que hacerlo.

—No te atreverías, no te conviene en lo más mínimo.

La soltó.

—No hablo de ella. Pero si no quieres ayudarme, lo haré yo sola, aunque... Contigo las cosas no saldrían tan... Sangrientas—La contraria negó continuamente—. Sí, a tí jamás me atrevería a matarte..., sabes que no lo haré, pero, ¿que hay de los otros? ¿Joy? ¿Foxy? Sabes que incluso a todo el salón.

—Cállate—Interrumpió dudosa—. Nada de esto pasará.

—Joy tiene Leucemia.

—¿Algún problema?

Con Joy

Mamá se ha ido.

Sé que me esconde algo, algo grande.

Estoy despierta viendo las estrellas, mientras la brisa helada choca con mi cara y vuela mis cabellos, siento la tranquilidad y sólo oigo grillos cantar.

¿Por qué mamá lloraba?

¿Por qué estaba inquieta?

Me siento observada de alguna manera, pero es más importante saber lo que mamá me oculta, me pasaba lo misma de pequeña.

—Veremos lo de la médula ósea lo más pronto posible.

... No lo sé.

—Todos nos haremos los examenes.

—Visitaremos Francia.

Miré la luna.

—¡C-Cariño!—unos sollozos se escucharon del otro lado—. ¿Está todo bien? Hace 3 horas que te llamamos y no contestó nadie
—¡Pero vemos quién tiene una médula osea... Compatible contigo!

Me tapé la boca sin saber que decir.

—Nadie tiene la médula ósea compatible conmigo.

•••••

Aquí, :v

Hagan teorías, quiero ver que piensan que pasará.

Bueno, ya terminé, bai.

¡Adiós!