14-Otro

83 10 1
                                    


Estaba ¿Muerto? No solo él, si no también aquel santo. Camus.

Ambos estaban muertos, ya no podía sentirlos. No solo era Siegfried ahora, era Surt. Egoísta pensó que hace tiempo el traidor debía de haber muerto, no podía tolerar aquella actitud, al menos, no podía sin saber la historia completa.

Alguien irremplazable.

Su turno, tenía que mover sus piezas tal y como habían planeado. Si uno caía, el otro debía de continuar, no podía haber pausada, no tiempos, no duelos.

Cuando todo acabase, iría personalmente a recoger el cuerpo de Surt, y le daría el funeral que no pudo darle a su hermano.

No quiso pensar siquiera en las cosas que nunca pudo decirle, o en las que nunca pregunto, como aquella principal que siempre le acosaba cuando pasaba tiempo a su lado. ¿Somos amigos? ¿O esto es también parte de tu plan? Había sido suficiente para él durante un tiempo. Pero, hasta el tenia sus límites.

Cuando su confrontamiento con Saga fue inminente, se enfoco en finalmente llevar a cabo su plan, su ira contra aquellos que habían matado a su hermano. Hilda lo había guiado, y los santos lo habían acabado. Ambos culpables.

.-.-.-.-.-.

De estar ahí el a su lado, hubiese reído tal vez por horas, no porque la situación fuese la mas cómica de todas, pero apenas salía una palabra mal sonante de sus labios; el reía. Y cuando lo hacía, pensaba en la persona que tal vez alguna vez fue.

Pero bueno, en palabras sencillas, todo estaba ido para la mierda, no solo mierda, montoneros y montañas de mierda. Andreas no había resultado ser simplemente Andreas, todos o casi todos los dioses guerreros habían sido acabados, al mismo tiempo que una cantidad de santos de oro habían sobrevivido, ¿pero quién podía contra un dios? ¿Quién podía contra aquella masa de maldad?.

Maltrecho, sin su armadura. Se hizo uno de nuevo con su espada y fue a cumplir su deber. Ahí en el castillo la sorpresa lo recibió cuando logro rescatar a Hilda. Reafirmando que por más que hubiese obrado en el pasado de manera errónea influenciada por otro agente, el la había perdonado, y había jurado fidelidad, pero no había olvidado.

Pero por no olvidar, no significaba que no iba a actuar, al contrario. Reivindicaría no solo su legado, si no el de su hermano, y tal vez, el del recién fallecido Surt.

La sorpresa, y tal vez una pequeña indignación lo invadió cuando se entero que Frodi no era el elegido, ¿Por qué demonios un extranjero? A Odín se le habían pasado las copas o se había enamorado del trasero equivocado, se dijo a sí mismo con la sincera crueldad que lo caracterizaba. Fler estaba bien, se hacía a su brazo con fuerza, temerosa y temblando. Hilda igual, y ahí estaba ella, la criada, la niña que había sido manipulada, usada y ahora proyectada.

El proceder de los dioses era extraño, pero justo ahora, no iba a dudar, tenía sus quejas internamente. Pero lo que fuese para que todo aquello acabase estaba bien, solo bien, no excelente, solo bien. Frodi nunca fue su favorito, menos el de Surt, pero ambos  concordaban que el jabalí era un prospecto digno e indicado.

Quien sabe por qué las cosas sucedieron de aquel modo.

El comienzo [ Sigmund x Surt ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora