La luna sale a caminar,
siguiendo tus pupilas.
La noche brilla original
después que tú la miras.
Ya nadie sabe ser feliz
a costa del despojo.
Gracias a ti
y a tus ojos.Eres un verso en riversa, un riverso.
Despertaste y le diste vuelta a mi universo.
Ahora se llega a la cima,
bajando por la sierra,
la tierra ya no gira
tú giras por la tierra.Dipper despertó con un dolor de cabeza, y, un momento, ese no era su cuarto.
Se levantó deprisa y tomó su celular, era sábado, dos y media de la tarde.
'Volveremos el domingo'.
Suspiró pesado. Vaya que se había asustado.
Pero aún seguía en ese cuarto, con diferente ropa y una migraña asombrosa, que apenas le dejó recordar lo que habían dicho sus padres antes de marcharse.
Diferente ropa.
Miró la camisa azul que llevaba puesta y temió, los moretones y rasguños provocados por su mismo padre aún era muy, muy visibles.
Tomó su cabeza entre manos y negó, mierda, no recordaba haber tenido un dolor como ese, y es que no sabía donde estaba, le era imposible recordar algo de lo que había pasado.
Hasta que la puerta se abrió, levantó la cabeza enseguida, cosa que le hizo marearse y prefirió sentarse lentamente en la cama que tenía detrás.
—Dipper, toma, seguramente no te sientes bien.
Abrió los ojos a más no poder, claro que había reconocido esa voz. No podía creerlo, ¿cómo había permitido que algo así le pasara?
—Debo.. Eh, debo hablar con mi hermana.
Miró al rubio con miedo, quien asintió; a lo que prosiguió a llamar a la gemela, y después de una llamada rápida en la que le aseguró a la chica que estaba bien, tardó en alejar el celular de su oído, preparándose para la conversación que se avecinaba.
—Anoche te quedaste dormido en el baño, después de vomitar.
Una extraña molestia apareció dentro del menor. Seguramente se habría visto tan mal, que el rubio consideró llevárselo de ahí. Mierda.
—¿Por qué lo hiciste? —hubo un momento en que no supo si la pregunta iba hacia él o hacia el otro que se encontraba en la habitación.
—Dipper, no podía dejarte ahí.
—Mi ropa, ¿dónde está? —cambió de tema y se levantó de la cama.
—Se está secando, la lavé en la mañana, estaba sucia después de...
—¡Bien, entendí! —se sentía todo un imbécil, mierda, había estado en una posición terrible delante del rubio.
Se negaba a ser humillado.
—Dipper.
Dipper hizo un sonido con su garganta, dando a entender que su atención estaba puesta en el contrario.
—Dipper, necesito que me mires.
Dipper dudó, y ese extraño miedo se había apoderado nuevamente de él. Se quedó callado unos segundos, que fueron suficientes para que el rubio se desesperara ligeramente, y con la silla que estaba en su escritorio, tomara asiento delante del castaño, quién estaba con la mirada baja.
Bill tomó el mentón del Pines con su mano, y, con cuidado, levantó su mirada.
Éste último trataba de correr sus ojos a cualquier lugar que no fueran la vista del mayor, no podía hacerlo.
—Dipper, necesito que me mires.
Dipper finalmente ae afrontó a sí mismo y lo hizo, miró a ese par de ojos miel y su brillo tan agradable, uno del que él mismo no podía gozar en los suyos.
Y aunque el rubio no lo mencionara, amaba ese par de ojos. Era una mirada inigualable y con un sentimiento reprimido. Uno que rogaba por ayuda.
—Vi esas marcas.
Dipper cerró los ojos, no quería... No podía hablar al respecto.
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Ojos Color Sol | Billdip
Short Story"La luna sale a caminar siguiendo tus pupilas, la noche brilla original después que tú la miras, ya nadie sabe ser feliz a costa del despojo, gracias a ti y a tus ojos." Historia basada en la canción Ojos Color Sol de Calle 13.