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Alenk Donnovan

La observo, esta distraída en su computadora, leyendo o a saber qué cosa, sólo veo a ese ser que me tiene atrapado, con sus miradas, sus caricias, sólo una palabra de ella me silenciara y hará que vaya al infierno por desear tanto un beso de ella. Doy dos toques a su puerta para que ella pueda notar que estoy aquí, da media vuelta en su banco y me ve, camino hacía ella para poder darle un pequeño beso en su frente.

- ¿Qué tal todo? -. Me dice al ver que me siento en su cama, para poder tener una mejor vista de ella.

-Bien, creo que hoy me salió todo bien, o eso espero -. Me mira intrigada y con un pequeño entrecejo, sonrío al ver ese gesto.

-Te saldrá todo bien, ya lo sabes -. Es demasiada positiva, cierta parte me molesta, pero a veces es bueno escuchar palabras como esas, pero aún así no me quita la inseguridad de que lo hice mal. Le sonrío asintiendo, para poder acabar esto.

-¿Te quedarás a comer?, mamá hizo pollo frito -.Sonrío, sabe que me gusta el pollo frito, pero no podré quedarme, sólo necesitaba verla para poder sacar todo lo malo del día.

-No puedo, debo salir, sólo quise venirte a ver por un momento -. Su mirada se apaga, pero cierta calidez en sus ojos me hace sentir tranquilo, ella sabe como es mi vida, y en cierta parte me entiende, así que no digo nada más y me levanto para poder despedirme, me acerco a ella y acarició su mejilla, ella cierra los ojos y mueve su cabeza para apoyarse en mi mano, los vuelve abrir y sonríe, le doy un pequeño rosé en sus labios y me doy la vuelta para ir me.

-Te amo -. La escucho decir, al llegar a la puerta me doy media vuelta y la veo, su cara sonrojada, su cabello despeinado, la hace ver más hermosa.

-Siempre lo he hecho -. Respondo con una sonrisa y con toda la sinceridad de mi alma, cierro la puerta para poder ir me.

•••

Son las 12:09 am, es común llegar a esta hora, después de tanto plan de estudio y trabajo. Salgo de mi auto para poder dirigirme a mi casa, saco las llaves del bolsillo de mi pantalón y abro la puerta para poder entrar, el sonido del televisor llama mi atención y observó, es mi padre, se quedó dormido viendo noticias, ya es algo de esperarse de parte de él, subo los escalones uno por uno para poder llegar a mi cuarto y dormirme en sueño profundo, al abrir la puerta veo el desorden qué hay, me quejo, siempre digo que lo arreglaré mañana y nunca hago nada, pero esta vez lo único que busco es mi cama.

Me despierto al escuchar el sonido de mi celular, lo busco, Annie te está llamando, miro la hora 3:34 am, ¿qué rayos quiere a esta hora?, cuelgo sin darle importancia, si es importante volverá a llamar. Otra vez, Annie te está llamando, ok, esta vez si contestare.

-¿Qué quieres? -. Respondo frotándome los ojos y sentándome en la cama para poder tener mejor audición.

-Alenk, ¡oh Alenk!, ven urgente a la casa de Margareth, por favor ven rápido -. No entiendo, ¿le pasó algo?, me paro inmediatamente al escuchar aquellas palabras.

-¿¡Qué pasó, dime!? -. Estoy alterado, quiero respuestas, sin más busco las llaves de mi auto, no tengo ni idea donde las dejé, recuerdo, las dejé puestas en el auto, corro sin más, todavía con el celular en mi oreja, no escucho respuesta de Annie, y esto me hace que me altere más, por suerte no me había cambiado ni quitado los zapatos, salto en dos en dos los escalones y abro de golpe la puerta.

-Alenk, ¡corre! -. Fue lo ultimo que escuché de parte de Annie, no era necesario que lo dijera, yo ya iba doblando en la esquina de mi casa con mi auto.

No podía creer todo lo que veía al llegar a la casa de Margareth, varios vehículos de la policía, una ambulancia, esto hizo que perdiera el control, salí sin más de mi auto, sin importarme qué lo dejara abierto y con las llaves puestas, en ese preciso momento quién me importaba era Margareth.

La policía me detuvo justo al momento de poder entrar a la casa, les pedía respuestas, ¿qué está pasando?, ¿por qué no me dejan entrar?, soy su novio, tengo que saber qué sucede, ninguno me respondió, sólo los miraba hablar por sus radios y decir tenemos un 10-56, no sabía que era eso, y lo único que hice fue arrodillarme y poner mis manos al suelo, mi alma se volvió vidrio, una palabra más y todo acabaría.

D R O W NDonde viven las historias. Descúbrelo ahora