capítulo 14

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Regresaba por fin a casa después de un día extenuante en que había tenido dos exámenes, uno de matemática y otro de física. No soy muy bueno en las matemáticas pero me defiendo bien, en cuanto a física no sería tan difícil si la profesora no fuera tan estricta, pero aún así creo que lo hice bien. A pesar del agotamiento por preparar dos materias para el mismo día, podría decir que eso hoy quedó en un segundo plano. Brit tristemente hoy no vino, pero por fin Sophia había vuelto. Maxi me advirtió sobre que estaba mejor y volvería en breve, pero no me esperaba que fuera al otro día, eso sí me había regresado el alma al cuerpo, verla entrar con su clásica y radiante sonrisa, en verdad me tranquilizó, creo que al fin volvía a ser la de siempre. Hablamos todo lo que pudimos, aparentemente tuvo un cuadro de estrés por exigirse tanto, lo que la obligó a descansar una semana entera antes de sentirse apta para regresar a clases. Su tía vino con ella para justificar sus faltas, era la primera vez que la veía, no muy alta, de cabello corto hasta los hombros y de color chocolate, parecía una persona agradable, me había caído bien. La vi hablando en secretaria con el director, no se si era siempre así, pero destilaba una energía muy positiva todo el tiempo, viéndola a ella comprendía un poco más a Sophia, pues entendía de donde venía todo ese brillo que la caracterizaba, era un fiel reflejo de su tía. Supongo que la admira y la quiere tanto que empezó a parecerse a ella, quizás de forma consiente o tal vez inconsientemente, pero lo hacía. Al menos hoy tendría algo menos de que preocuparme.
Aún tengo cosas por resolver, no he llamado a Oscar todavía. Se que debo hacerlo, pero necesito tiempo, no puedo simplemente olvídarlo todo de un momento al otro. No, esta vez no se trata de ser un cobarde, esta vez no es por eso, pero a pesar de todo, llevo mucho resentimiento en mi interior, cuesta dejar todo lo que paso a un lado. Hasta que sea capaz de perdonarlo sinceramente, quiero esperar.

Estaba a dos cuadras de casa cuando mi celular sonó, no suelo atender cuando estoy en la calle, uno nunca sabe a quien podrías terminar tentando. Pero al estar cerca y saber que ya no había peligro de ser robado, menos a esta hora del día, decidí atender.

- Hola - con el apuro olvide chequear quien me llamaba.

- Hola hijo, ¿Ya estas en casa?

- Hola mamá, estoy llegando justamente - reconocer su voz era algo muy sencillo, sobre todo porque me llama de dos a cuatro veces al día para recordarme las cosas que debo hacer antes de que ella llegue, es un fastidio, pero no puedo decir que no es necesario, de cinco cosas que me encarga siempre se me olvida al menos una.

- muy bien, hoy saldré temprano, no cocines, llevo algo para comer, ¿Qué te gustaría?, tenía en mente algo como un pollo al espiedo con papas fritas o una pizza y empanadas.

- mmm... tentador - se ve que estaba de buen humor - es difícil elegir.

- si hoy tengo ganas de comer algo rico con mi hijo sin que tengamos que lavar platos después, así no reniego con las cosas sucias

- si... pizza y empanadas entonces- no podía estar sin tirar una indirecta ¿Verdad?

- okey, nos vemos dentro de unas horitas, mantén todo en orden ¿Si?

- si mamá - dije blanqueado los ojos - nos vemos adiós.

Colgué y saque las llaves de mi bolsillo para abrir el portón. Mi perro Alan estaba ahí, moviendo su cola y saltando para todos lados emocionado por mi regreso.

- Hola amigo - le dije mientras el me saltaba encima a modo de saludo. Le rasque la cabeza y él parecía disfrutarlo - también te extrañe je je - mi rostro se había relajado y ahora sonreía. Era la magia de Alan, ese perro si que era muy especial para mi, el sabía cuando estaba mal, siempre venía y se sentaba a mi lado, colocaba su cabeza en mi regazo en esas ocasiones. Muchas veces fue mi única y más importante compañía. Crecí acompañado de este perro. Aún recuerdo cuando le dije a mis padres que quería un hermanito, que me sentía muy sólo y a la otra semana me trajeron un cachorrito muy lindo, su madre era una perra policía, él es igual a ella,solo que de pelo corto. Los años pasaron, con la vitalidad que tiene, nadie diría que ya cumplió los diez años de edad. Aún parece un cachorro, como el primer día que llego a casa. Por fin se bajo dejándome pasar, abrí la puerta y la deje así para que Alan entrara cuando quisiera. Mamá no dejaba que estuviera adentro mucho tiempo, pero cuando ella no estaba, no era necesario seguir esa norma.
Deje mis cosas y abrí la heladera buscando algo que comer, había lechuga, tomate y cebolla, en el freezer teníamos milanesas, despegue dos y las descongele en el microondas. Cuando estuvieron listas las frite y prepare una ensalada. Hoy hacia un poco de calor así que estaba genial para comer esto. Luego de un rato cumplí con mi rutina de limpiar y ordenar antes de hacer mis tareas escolares. Termine con tiempo de sobra. Decidí descansar viendo la tele, no había nada interesante para ver, deje un canal aleatorio y me quede en mi cama mirando el techo, quería tener sonido de fondo, no estaba mirando en realidad.
No pude evitar que mi mente se disparara hacia esos pensamientos que me daban vueltas cada vez que surgía la oportunidad. Pensaba en mi relación Britany, en como fue capaz de reflexiónar las cosas en un momento sobre Oscar. Me pregunto ¿Cómo estará?, no debe ser fácil saber que te estas muriendo, me dolía pensar en eso. Después de todo, no siempre fue todo tan malo ¿Verdad?, si decía que nos sentía afecto por él, seria una burda mentira. Soy consciente de que en este momento para él cada minuto cuenta, es por eso que quiero ofrecerle un perdón sincero. Cuando sea capaz de dárselo, lo llamaré y le pediré que nos veamos. Supongo que querrá decirme algunas cosas. Sin darme cuenta, el cansancio se hizo notar y lentamente me quede dormido.

Destino Cruel (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora