Destino Cruel (terminada)

capítulo 18

Bastian

Desde el jardín de infantes Nicolas y Bastian eran inseparables. Los mejores amigos en todo el mundo solían llamarse así mismos. Creciendo apoyándose mutuamente en todo.
Bastian siempre fue el chico guapo y fuerte mientras que Nicolas era el chico listo y estratégico. Eran un dúo sin igual, se complementaban a la perfección. Siempre que esos dos estuvieran juntos nada les era imposible.
Al menos así fue hasta los catorce años de edad. Cuando Nicolas quizo seguir los pasos de su hermano mayor Morgan.

Él era el jefe de una pandilla, Inferno, se supo ganar su puesto a base de mostrar ser alguien de confianza, fuerte y con el potencial de proteger a cualquier persona bajo su mando. Un líder nato en todo su esplensor.

Halló su lugar en el mundo una tarde jugando en la vereda de su casa. Un sujeto pasaba en motocicleta cuando pierde algo en el camino. Morgan fue a ver lo que era, lo levantó del suelo y quedo fascinado por lo que sus manos sostenían por primera vez. El motociclista volvió buscando su pertenencia. Se detuvo frente a él y lo miró analizando y aguardando su reacción.
Morgan, que aún observaba alucinado el objeto. Finalmente levanta su mirada hacia el desconocido y la mantiene si mostrar una pisca de miedo o de intimidación. Luego de un momento, estiró sus manos y le devolvió el arma a su dueño. Lo tomó sin dejar de observar al niño, notó en él un brillo en su mirada que no todo el mundo posee. Con una sonrisa en los labios, extendió la mano con la que guardó su arma, cuando Morgan la estrechó éste le dijo:

- bienvenido a Inferno - y con esa inesperada bienvenida, se marchó.

Desde aquel momento se fue abriendo paso poco a poco hasta finalmente lograr tener el puesto de líder. Claro que no le resultó sencillo, a los nuevos siempre se les hace pagar derecho de piso. Pero Morgan era uno de esos hombres que te inspiran dos cosas al verlo. Una era el respeto que sus aliados y amigos sentían. La otra era el temor que sabía plantar en sus enemigos.
Nicolas admiraba todo eso, anhelaba ocupar un lugar junto a su hermano algún día.

Los niños eran muy importantes en las pandillas. Pasaban por inocentes ante la policia y de ser atrapado eran liberados al cabo de unas horas. Por lo cual era muy común que los niños aprendan a usar armas desde temprana edad y sean incluidos.

Esa fue la oportunidad que tomó Nicolas. Se unió a Inferno bajo las estrictas condiciones que su hermano mayor le impuso. No quería que se sienta privilegiado por ser el hermano del líder, pero tampoco quería arriesgar a su hermano a ninguna misión antes de estar seguro de que estaba listo.
Su preparación fue muy dura. Pero Nicolas resistía, sabía que su hermano solo estaba probando de que material estaba hecho y él no se daría por vencido fácilmente.
Cumplir con las exigencias impuestas hizo que su amistad con Bastian se fuera distanciando cada vez más.

Con el transcurrir de los meses ya casi no se veían. Bastian y Nicolas solo se cruzaban de vez en cuando y nunca había tiempo para hablar ni por un instante.

En aquel entonces Bastian había comenzado a practicar boxeo y se juntaba con algunos chicos a hacer parkour en un parque. Lo cuál lo estaba volviendo alguien muy ágil y rápido. Siempre resultaba ser alguien sobresaliente en cualquier deporte que practicará. Casi parecía que no conocer otra manera que no sea destacar del montón.
Una tarde de septiembre, Nicolas tuvo por fin su primera "recolección". Un enorme festejo en centro de la ciudad por la llegada de la primavera tenía lugar. Había comenzado desde la tarde y continuaría hasta la noche, ya que a partir de cierto horario, alguna bandas importantes tocarían en el playon central de la plaza.

Durante el festejo, los muchachos más jóvenes de Inferno se encargaban de hacer su "recolección" aprovechando el entusiasmo y la distracción de los transeúntes. Era una especie de iniciación entre ellos.
Ese día en particular todos actuaban con total sutileza, sus manos pequeñas y ágiles casi no se sentían al hurgar en los bolsillos, mochilas y carteras de los incautos.