Capítulo XXIX

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Perdón.

Abrió sus ojos lentamente, liberando las últimas lágrimas ocasionadas por su letargo. Entraba un poco de luz matutina a la habitación pero fue suficiente para encandilar sus retinas. El sonido del monitor de signos vitales lo ubicó de golpe a la realidad, tenía nuevamente esa horrible sensación con la que despertó el día del accidente.

Su atención cayó en su durmiente madre, descansaba en una silla junto a la camilla mientras la cabeza se apoyaba sobre su mano. Metros atrás, su padre había caído rendido en un pequeño sillón. Lamentó el verlos así, agotados, todo debido a él.

Ahora, estaba completamente consciente de los problemas que les causó a sus progenitores, y no únicamente a ellos, sino también a sus amigos, a Baek... Rápidamente, su mente fue golpeada por su último encuentro, el mal trato que le dio sólo por hablarle de accidente.

Necesitaba mirarlo y ofrecerle una disculpa por lo ocurrido, aun cuando se arriesgaba a perderlo.

-Mamá- llamó en voz baja mientras movía ligeramente su mano para despertar a la susodicha.

Una débil protesta escapó de los labios de la mujer, Sehun sonrió ligeramente y se sentó despacio; llamó por segunda ocasión y, esta vez, la fémina dio un pequeño salto al percatarse del estado consciente del pelinegro.

-¡Mi bebé! ¡Estás despierto!- gritó mientras abrazaba fuertemente al joven.

Hun correspondió al gesto, su corazón se encogió al oír los gimoteos de su madre y la velocidad con la que se acercó su padre para envolverlos a los dos entre sus brazos.

Un par de lágrimas se le escaparon al imaginar la angustia por la que pasaron sus progenitores, verlo por segunda ocasión en el hospital en tan poco tiempo no debía ser fácil para ellos. A pesar de ser cobijado por el calor del matrimonio, la cálida sensación no desplazaba a Baekhyun de su mente.

Intuía el sufrimiento de Baek, haber tenido que ocultar los momentos compartidos y el callar el dolor provocado por la muerte de Ji, a causa de su perdida de memoria. Se sentía como un cobarde por dejarlo cuando más lo necesitaba únicamente por su miedo a perderlo.

Necesitaba ver al mayor, besarlo y abrazarlo, quería decirle lo mucho que lo amaba y pedirle una disculpa por hacerle pasar por esa situación. Debía confesarle lo ocurrido esa noche.

-Mamá, papá- susurró, la pareja se separó sutilmente del menor-. ¿Este es el hospital donde trabaja Baek?

-No te preocupes por él, hijo- respondió el hombre mayor, revolviendo las hebras oscuras de Hun-. No te molestará de nuevo.

-¿Molestarme? ¿De qué hablas?- cuestionó, apartando su cabeza de la mano ajena-. Necesito verlo- dijo mientras intentaba ponerse en pie.

-Espera, HunHun- habló la fémina, sujetando el brazo izquierdo del aludido para evitar que se retirara el catéter.

-No lo entienden- comentó el pelinegro, tratando de que su progenitor soltara sus hombros-. Quiero verlo, necesito verlo.

-Baekkie ha pedido sus vacaciones- informó Gyuri, Sehun quedó estático pero su agitación aún permanecía.

-¿Se fue?- preguntó temeroso, la mujer negó con la cabeza-. Por favor, pidan el alta hospitalaria, ya me encuentro bien.

-Sehun...

-Por favor- interrumpió la posible negativa de su padre.

El matrimonio pareció considerar su petición, y esparaba ansioso a que accediera a su petición. Cerró sus ojos y respiró profundamente, su corazón latió con fuerza al imaginarse pronto en los brazos de Baekhyun, sólo rogaba por ser perdonado.

Adamar «SeBaek» Donde viven las historias. Descúbrelo ahora