Capítulo 3: Realidad.

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Ahora es martes, con todo el ajetreo de ayer olvidé hacer mis deberes para hoy, me levanté lo más rápido que pude y alisté todo para ir al instituto. Necesitaba que Sofí llegara más temprano para pedirle copia de los trabajos, así que procedí a hablarle. 

Mensajes de WhatsApp: 

-Hola Sofí, buenos días, ¿Qué tal amaneces?, ¿Gustas levantarte ya y venir al colegio? no hice los deberes, por favor, sálvame de esta.- 

-Sara, ¿pero de qué vas?, si eres una de las mejores estudiantes en el instituto, claro que las hiciste.- 

-Te digo que no, corazón, por favor ven rápido, acá te cuento todo.- 

Me dirigí a la escuela y llegué una hora y media antes de iniciar clases, Sofí llegó luego de 20 minutos. 

-¿Qué tienes mi cielo?- Expresó haciendo pucheros ya que mi cara se notaba cansada y pálida. 

-Te cuento mientras anoto los apuntes, ¿si?- sonreí pícaramente 

 -¿No me vas a saludar?- Continuaba con los pucheros 

Antes de que dijera algo más me abalancé sobre ella y bese sus mejillas. Le conté todo lo que había ocurrido y solo me abrazó, me preguntó como estaba y qué tal estaba la psicóloga. 

-¿Está buena al menos?- Preguntó con una sonrisa picara. 

-No lo sé, no me jodas, ¿Qué son esas preguntas Sofía?- Me hice la indignada

-Sabes que solo puedes tener ojos para mi, lindura- Dijo sarcásticamente y me guiñó un ojo 

-Déjate de bromas, que llegamos tarde, vamos a clases- 

Ella iba en mi mismo número de curso pero diferentes aulas, así que nos despedimos y acordé hablarle luego por Whats. 

El día en el instituto fue tan aburrido como siempre, solo un partido de basquetbol resultó en la clase de educación física, el cual ganamos, recordando a mi padre, me deprimí un poco. A la salida me dirigí a mi hogar y comí algo. Mi madre me estaba esperando para asegurarse de que iba al edificio. 

-Ya se te hace tarde, Sara- Dijo mi mamá con voz segura

-Lo sé, ya me voy- Ni siquiera quería mirarla

-Ah, solo por si se te ocurre ir a otra parte, le puse al coche un rastreador, así que sabré donde estás, cuídate.- 

Sorprendida por lo que me dijo mi madre salí, me estaba tratando como si fuera una criminal o drogadicta, qué sé yo. Mire la hora, ¡carajo!, solo faltaban 15 minutos para que iniciara mi sección, manejé hacia el lugar, y justo llegando la señorita, que también era una guapura, me interceptó. 

-La doctora Megan te esta esperando- Dijo con voz amable

 La verdad no voy a negar que eso por alguna extraña razón me dio mucha felicidad, al menos alguien estaba feliz de verme. Entre y se sintió por toda la sala mi perfume, era de hombre, por lo tanto era muy fuerte. Ella me miro y me mostró su hermosa sonrisa, me quedé super hipnotizada y embobada con aquella mujer.  

¿Cómo estás? - Dijo Megan, con su hermosa sonrisa aún dibujada en su cara                                           

-Estoy perfectamente, ¿Tú como estas?- (a veces olvidaba que estaba hablando con mi psicóloga) 

-Estoy muy bien porque ya estas aquí, por un momento pensé que no ibas a venir                               

-¿Cómo iba a faltar?, es mi segundo día, no podía decepcionarte, a lo mejor me extrañabas mucho y te deprimías- Dije yo con una sonrisa, entendiéndose mi broma

Las dos reímos y empezamos con la sección, en esta ella me preguntaba como me sentía, me aconsejaba, incluso logró convencerme de ahorrar dinero, se sentía como una hermana mayor, ella hablaba como un ángel, era experta en convencerme de todo lo que decía. 

-Oye, ya son las 6, ¿acaso a esa hora no acaba la sección?-Pregunté.

-Si, gracias por mirar tu reloj, si no lo haces nos quedábamos aquí hasta mañana, recoge tus cosas y te puedes ir- 

Empecé a organizarme para salir de la sala. 

-¿Vas a volver? - Preguntó Megan esta vez.

-Yo creo que no, esto es aburrido, creo que conseguiré otra psicóloga- Dije mientras la miraba sería

Ella se quedo pensativa.   

-Claro que si Megan, es una broma, me encantó verte- Le respondí con una sonrisa, y con esa mirada de idiota.                                         

-Vaya que te gusta bromear. Aquí te veo el lunes Hamilton- Me dijo, al mismo tiempo que se levantó hasta donde yo estaba y me regala un beso en la mejilla derecha, a solo dos centímetros de mis labios. dejándome incluso recorrer un viaje por su olor y suavidad.

Saque las llaves del auto de mi morral. Me quedé de pie al lado del coche pensando por un momento en lo que acababa de pasar. Y no por el beso, sino por lo que sentí, hasta ahora solo lo había sentido por una persona y Megan había logrado eso en dos días. De la nada Megan me sorprende apareciendo por la ventana del otro lado del coche, asustándome.   

-Hamilton, ¿te molestaría llevarme a casa?- Preguntó mientras hacía pucheros para que yo accediera. 

Yo solo le sonreí, y abrí la puerta del acompañante, ella se subió, cerré la puerta y regrese a mi asiento. 

-Ponte el cinturón, ahora no tengo dinero para pagarte por si algo te pasa.- dije entre risa

Ella me miro fijo con su encantadora sonrisa, no era una mirada como cualquiera, era profunda, me preguntaba qué habría dentro de esos ojos. Me dispuse a manejar, ella preguntó si podría poner música de su celular y le dije que si, que lo conectara al radio, ella accedió y puso una canción de  Camila Cabello, lo cual me emocionó, ya que era mi artista favorita, me contó que también era su artista favorita, charlamos tanto rato hasta que frene el auto, habíamos llegado a su casa, claramente ella enseñándome por donde ir. 

-¿Quieres entrar a mi casa por un café?- Dijo la hermosa chica mientras se desataba el cinturón 

-¿Puede una psicóloga invitar a su paciente a tomar café?-

-Oye pues mira que nunca lo había pensado así, eh- 

-Podría aceptar...- 

-¿Pero?- interrumpió Megan 

-Mi madre puso un rastreador en el coche y se dará cuenta que estuve por aquí- 

-Pues no pasa nada, le cuentas que me ayudaste a llegar a mi casa y si ella quiere confirmarlo, pues que me llame- Dijo entusiasmada por hacerme aceptar la propuesta 

-Está bien pero, tengo una condición- 

-¿Cuál? -Preguntó Megan, que parecía tener problemas con el cinturón

-Que me acompañes el jueves a un picnic- Respondí sonriendo

-Esta bien, acepto, pero me vendría de gran favor que me ayudaras con el cinturón- exclamó ya harta de intentar sacarse por si sola.

-Vamos señorita, puede curar a las personas y no quitarse un cinturón?- reí 

Me acerque a ella levemente y desabroche su cinturón, quedamos tan cerca, podía observar cada una de sus pecas, estábamos ahí, mirándonos fijamente, con el tiempo en pausa. Era un paisaje hermoso el que tenía enfrente de mis ojos. Sentí como mis latidos se aceleraban y pensé en besarla, un impulso me atrapo pero lo detuve, pasados unos segundos me distancié de ella, me baje y le abrí su puerta, la chica se bajó y yo cerré la puerta, ella entró a la casa y me invitó a seguir, era una casa hermosa, nos tomamos un café, conversamos, reímos y pasamos un buen rato.

-Megan, ya me tengo que ir, mi madre me espera en la casa, pero créeme que me ha encantado pasar tiempo contigo-

-Vale, no importa, el jueves nos vemos, Sarita- 

Me puse un poco roja, cuando me trataba con afecto se sentía muy dulce, ya estaba conduciendo en mi auto y pensando en mi psicólogo, frene el coche, había llegado a casa, estacione el auto y subí a mi recamara, ya estaba tarde, así que no salude a mi madre, mire mi celular y tenía mensajes de Megan:

-Estoy muy emocionada por salir contigo el Jueves. Cuéntame qué haremos, me mata la curiosidad.-

-Creo que será un hermoso día, aunque aún no sé muy bien que haremos, seguramente si es contigo sea genial todo-

-Gracias por aceptar el café, que pases linda noche.-

-Tu igual, que descanses- 








HOLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA.

ESTOY MUY FELIZZZ :D.
ESPERO LES GUSTE.
NO OLVIDEN VOTAR Y BESOSS.


Me Enamore De Mi PsicólogaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora