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Manu

Es la segunda vez que nos quedamos solos en casa junto a Vins. Esta vez se debe a que mis padres están ambos en el trabajo a esta hora, y si bien quedamos con Bill para hacer un trabajo práctico aquí... Bueno, este último nos dejó plantados, y es él quien debía traer parte del material, así que básicamente me dejé llevar un poco. Digamos que solo un poco. Al punto en el que tengo a Vins sostenido por las muñecas al suelo mientras beso sus labios repetidas veces y él se ríe.

Vuelvo a sentarme en sus piernas y apoyo una mano en su abdomen, mientras con la otra sigo manteniendo sus brazos pegados al piso por encima de la cabeza. Me mira con una ceja alzada; sé que intenta predecir mi próximo movimiento. Lo miro a los ojos y sonrío de lado irresistiblemente.

—¿Tienes cosquillas, Vins?

Ante mi pregunta, abre ligeramente más los ojos y traga saliva ruidosamente.

—Co... ¿Cosquillas? ¡Q-qué va!

—¿Ah, sí? —pregunto con ironía. Acaricio su piel por debajo de la remera con las yemas de los dedos y él se echa a reír—. Intenta mentirme de nuevo, bebé, que esta vez no te salió bien.

Se sonroja por mi nuevo apodo para él. Yo comienzo a hacerle cosquillas con más intensidad al punto al que comienza a retorcerse de la risa, intentando zafarse de mi agarre a toda costa. Continúo hasta que empiezan a caérsele las lágrimas y se pone rojo, provocándome carcajadas incluso a mí. ¡Se ve demasiado tierno!

Cuando al fin lo dejo ir, se levanta recuperando el aliento, me hace levantar también y me empuja sobre el sillón tras conducirme al living. Y yo le dejo que lo haga, claro, con una gran curiosidad respecto a su actitud generalmente más pasiva.

Y la cosa es que, cuando está poniéndose justo sobre mí, parece no tener idea de lo que hacer. Me río por lo bajo e invierto la escena con movimientos rápidos, de modo que ahora soy yo el que está encima de él. Mientras que él tira de mi buzo en su dirección y yo posiciono mis brazos a los lados de su cuerpo, nos vamos acercando tanto que siento su aliento caliente en mi cara. Levanto su remera para dejar todo su pecho al descubierto y presiono mi mano sobre él, provocando un gran sonrojo en su cara, un aumento en el ritmo de su respiración y, visiblemente, que se excite mucho más. Casi me da risa lo muy fácilmente que se estimula con algo tan simple como una caricia o un roce algo más aventurado. Cuando estamos a punto de besarnos, oímos una voz que proviene del lado contrario del sillón, la cual nos deja pasmados.

—Wow. Veo que adelantaron un montóooon de deberes para el trabajo práctico, ¿eh?

La voz se me hace tan conocida que resulta espeluznante. Solo puedo clavar mi mirada de sorpresa y todo mi sonrojo en la de Vins, que está igual de pasmado que yo.

—¿¡Bill!? —pregunto sin poder alzar la vista todavía. Cuando lo hago porque mi bebé permanece mirándolo avergonzado, lo descubro recargado en el respaldo del sillón, vistiendo una campera universitaria, con el pelo arreglado y una paleta en la boca, cosa típica de él. Nos mira con una amplia sonrisa de diversión—¿¡PERO QUÉ CARAJOS!?

—Te dejaste la puerta abierta, genio. Venga, a hacer los deberes, que cuanto más rápido acabemos con esto más sexo tendrán.

¡Es un jodido idiota! Salgo enseguida de encima de mi bebé y, una vez se arregla la ropa, los dos nos dirigimos a buscar nuestras mochilas a mi habitación, uno más sonrojado que el otro.

°°°

Sigo muy incómodo, aún cuando ya pasó más de una hora desde la llegada de Bill. En cuanto a Vins, debe estarlo el doble que yo o disimularlo muy mal —o ambas—, ya que no para de cambiar de posición en el asiento, cruzarse de piernas y ponerse rojo cada dos minutos. Ay, bebé, si supieras todo lo que te haría viéndote así de inocente ahora mismo...

Tormento [Historia de Vincent y Manu]Where stories live. Discover now