10.- Alcohol

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—Hola, guapo —saluda una chica de cabello rojo fuego a mi novio, al cual se le acerca mucho.

Suficiente. Él, como idiota, solo deja que ella se le aproxime al punto de estar casi pegados y sonríe.

—¿Quieres ir a tomar algo? Podrías invitarme...

¡A LA MIERDA! Manu abre la boca para contestar con una ceja alzada, pero antes de que pueda decir nada yo apoyo mi codo en su hombro —lo cual quedaba mejor en mi mente— y lo miro fijo.

—¿Qué pasa, cariño? ¿Esta chica intenta coquetearte?

—¿Tienes algún problema, enano?

Oh, eso dolió. Le arrancaré esos bonitos pelos rojo natural uno a uno. Cuando estoy a punto de replicar y tal vez incluso insultarla, Manu suelta una sonora carcajada que se hace audible incluso con el alto volumen del reggaetón que suena alrededor. No me agrada esta música, la verdad.

—Da igual —él niega con la cabeza, divertido, y me pasa el brazo por los hombros para posteriormente darme un beso en la frente—. Ven, bebé, vamos a buscar algo para que te emborraches por primera vez.

Se voltea atrayéndome con él y miro de reojo a la chica, que literalmente se quedó allí con la boca abierta. ¡Vete con tu vestidito ajustado a otra parte, que Manu Holguín es de mi propiedad!

—Pff... —me río por lo bajo. Yo gané, perra.

—Nunca creí que le dirías algo así a alguien, Vincent Cooper —sonríe y vuelve a hablar antes de que logre hacerme un hueco para responder—. Espera. Huelo algo... eso es... ¡Ah, sí, ya lo sé! Huelo a celos recién salidos del horno.

Muerdo mi labio inferior. ¿Tanto se notó?

­—Puede... —me encojo de hombros lo más natural que me sale—. Es que ya bastante me costó tenerte como para ahora perderte.

Miro su rostro y juraría que se sonrojó, aunque no estoy seguro de si será el efecto de alguna luz de alrededor.

—¡Tan tierno! Aunque deberías saber que nunca te cambiaría por ella.

Eso debió alegrarme, o aliviarme, pero, por el contrario, creo que solo aumentó mis dudas.

—¿Pero por alguien mejor sí?

—Ugh —Manu frunce un poco el entrecejo y niega con la cabeza, aparentemente molesto por mi pregunta—. Mejor vamos con los demás, ¿okey? Busquemos algo que te deje ebrio.

Contemplo su perfil mientras que caminamos y me gusta lo que veo. Creo que ha olvidado afeitarse, porque comienza a crecerle una barba poco poblada por las mejillas y el mentón. A mí apenas y me sale... Toma un poco de la lata que tiene en la mano y luego me mira de reojo con curiosidad, tras lo que sonríe apenas todavía con el objeto pegado a los labios. Ni siquiera me di cuenta de cuándo llegamos con los demás.

°°°

Perdí completamente la noción del tiempo, pero debe ser bastante tarde ya. No me importa. Solamente me inunda una inmensa sensación de alegría ahora. ¿Que por qué? ¡Ni idea, pero me lo estoy pasando genial!

Miro la hora en mi teléfono mientras Manu me lleva de un brazo a algún lado. Aunque tengo los lentes puestos, mi visión está bastante borrosa. Entrecierro los ojos para enfocarme. Oh, ¿cuándo se hicieron las tres de la mañana? Bueno, da igual.

Ah, parece que mi apuesto novio me conducía a la salida. ¿A dónde vamos? ¿Ya volvemos a casa? Tengo sueño, pero quiero quedarme allá... Espera, ¿y mi gorro? ¿¡Dónde está mi gorro!? Ah, lo tengo puesto. Menos mal.

Oh, Iván va a nuestro lado. ¿Qué hace aquí? Manu me ayuda a ingresar en el asiento trasero de un auto y él se va al asiento del copiloto, mientras que el pelinegro se pone al volante.

—Hey, gracias por llevarnos en tu coche.

—No hay problema —asegura el otro, poniendo en marcha el motor—. Aunque en realidad es de papá, pero shh... —pone el índice delante de sus labios.

—¡Yo te guardo el secreto! —aseguro de buena gana.

Manu suelta una carcajada e Iván se voltea a verme, volviéndose luego hacia el castaño. ¿Qué es tan gracioso?

—¿Tanto tomó? —pregunta el pelinegro, divertido.

—No tienes ni idea —ríe mi novio—. Es su primera vez.

—Ya veo.

Dice algo más, pero no alcanzo a entenderle. Tengo sueño...

¡Ah! Despierto de golpe; estoy en la espalda de Manu. Ya... ¿ya llegamos? Sí... creo que estamos en su casa. Llegamos a su habitación y me baja allí para cambiarse la vestimenta y ponerse un jogging que supongo usará para dormir. Pero... ¿quién dijo que fuéramos a dormir? Ni bien se tira boca arriba en su cama, me acuesto en su cuerpo y apoyo el mentón sobre su pecho, mirándolo fijo y provocador.

—Hazme el amor, Manu.

—¿Eeh? El alcohol te pegó fuerte, amor. Hora de dormir.

¡No es verdad! ¡Tampoco bebí tanto! ¿Por qué todos dicen que sí? ¿Es que no me quiere más? ¿Es eso? Seguro prefiere acostarse con la pelirroja esa...

—¡Nooo! —protesto y me inclino para besarlo, pero es que su cara está taaan lejos...—. Andaa, porfa.

—Vins, vamos —me tira al colchón y se acomoda a mi lado. ¡Seguro que es porque no me quiere más! Me rodea con los brazos y me pega a él—. Quítate los lentes y a dormir... ¿...?

¿Qué dijo? No le comprendo... Ugh, creo que mejor me duermo.

°°°

Manu

Me despierto de un sobresalto. Vins acaba de pasar por encima de mí, y salió corriendo a...

Al baño. No puede ser bueno.

—Joder... —camino a paso lento hasta la puerta y toco con los nudillos—. Vins, ¿te encuentras bien?

—E-estoy bien, no hay problema.

—¿Puedo entrar?

Oigo ruidos al otro lado; debe estar vomitando. Qué asco... Supongo que igual debería quedarme con él. Entro y veo que tiene los lentes en la punta de la nariz, casi a punto de caérseles, así que me acerco a la carrera y me arrodillo a su lado para retirárselos juntamente con el gorro de lana. Le apoyo la mano en la espalda y evito mirar en su dirección, bastante asqueado.

Será mejor irle a buscar algo de agua. Y de paso tomar un poco yo también. Cuando me fui, el rubio estaba sentado contra la pared y se refregaba un ojo con el puño, pero ahora que vuelvo parece algo más recompuesto. Se toma el agua lentamente y, cuando está a punto de volver al dormitorio, lo detengo.

—Deberías lavarte los dientes, ¿eh?

—No tengo mi cepillo...

—Bueno... puedes seguir usando el mío, supongo...

—Pero...

—Ya me compraré otro luego —aseguro con una sonrisa—. Lávate y vamos a la cama a intentar dormir un poco más, ¿te parece? —asiente acabando de limpiarse—. Esto pasa cuando tomas mucho alcohol, bebé. Por eso ya no bebo demasiado.

Acaba de escupir y se pone una mano en la frente.

—Me duele la cabeza...

— Es completamente normal, descuida. Hey, voy a buscar algo que puedas tomar para sentirte mejor, ya vuelvo.

—Gracias.

Lo beso en la frente y espero mientras se toma una pastilla, para luego volvernos a la cama. Lo noto inquieto. Pobrecillo, pero supongo que al menos ganó la experiencia.

Tormento [Historia de Vincent y Manu]Where stories live. Discover now