9.- Vivir de verdad

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Le sonrío a la oscuridad y tanteo con la mano hasta encontrar el todavía húmedo cabello de mi novio, que acaricio un instante para disimular el hecho de que ya estaba quedándome dormido. Aún algo atontado, me volteo en la cama hasta quedar boca arriba y Vins sobre mí, y sostengo su cara entre mis manos. ¿Cómo diablos le enseño cómo besar? ¡A mí simplemente me sale natural!

—Debes inclinar un poco la cabeza, por empezar —explico, pensando en qué es lo que me gustaría que haga de otra forma—. Y luego... eh... solo es dejarte llevar, supongo.

Lo acerco un poco a mi boca, cuando él baja la vista algo avergonzado y vuelve a hablar.

—Y... ¿Y qué hago con las manos? Nunca sé qué hacer con ellas... —masculla tímidamente.

—Fíjate en lo que hago yo.

Pego sus labios a los míos y noto que a los pocos segundos reacciona y sigue con mi indicación anterior, pero sus manos continúan tiesas sobre mi pecho. Mi boca se curva en una leve sonrisa; se me hace extraño el hecho de que, teniendo diecisiete años, yo sea su primera —y espero que última— experiencia amorosa.

Dejo que mis dedos se deslicen hasta su espalda y por su cara inocente mientras nos besamos, pero él parece seguir igualmente desorientado. Por esa razón, tomo sus manos con las mías y las arrastro hasta alcanzar mi rostro, y cuando las suelto él continúa ascendiendo por mis orejas y hasta llegar a mis rizos castaños, donde enreda sus finos dedos. Así se aprende, mi pequeño y tierno conejito.

Decido acortar nuestro contacto y separo su delgado cuerpo del mío, para después sentarme en la cama de piernas cruzadas con él a pocos centímetros. Comienza a entrarme la picardía.

—Okey. Muérdeme.

—¿E-e-eh?

—¿No notaste que a veces te muerdo un poco los labios? —Vins asiente como de manera automática—. Pues intenta hacer lo mismo.

¿Qué esperaban? ¡No tengo idea de cómo enseñarle algo tan básico! Aunque creo que por el momento lo va entendiendo bastante bien...

El rubio se me acerca con timidez y me besa de nuevo, torpemente y a su manera. Intenta cumplir con mi petición, pero logra que me aparte poco después con una mano en mi labio inferior.

—¡Eso dolió! —se me escapa una carcajada que no debería haber producido—. Así no, Vins, más suave. Y algo más espaciados. Vamos, inténtalo de nuevo.

Se disculpa con la mirada y vuelve a unirnos, esta vez haciéndolo mucho mejor que la anterior. Lo subo sobre mis piernas y continuamos besándonos cada vez más acaloradamente. Llevamos segundos así, cuando entreabre más la boca y parece confiarse un poco de sí mismo. Aprovecho para intentar un segundo contacto entre nuestras lenguas (¡al fin!), que al producirse provoca que Vins literalmente pegue un saltito hacia atrás y caiga sobre el colchón con los ojos muy abiertos.

¿Qué significa eso? ¿Le gusta o no? ¡No comprendo cuando hace estas cosas!

Finalmente, sonríe apenas y se acerca gateando nuevamente a mi regazo. Posiciona ambas piernas flexionadas a los lados de mi abdomen, de forma en la que quedamos totalmente pegados, y me mira a la cara por unos instantes de forma por poco seria. Vuelve a sonreír apenas luego, al verme a los ojos otra vez, y corre el cabello de delante de mi ojo derecho.

Nos besamos nuevamente, y esta vez me siento libre de hacer lo que me plazca en el momento. Que ahora mismo no es mucho, por cierto, ya que me muero de sueño. Al cabo de poco tiempo Vins comienza a tirar de mi remera hacia arriba, intentando quitármela, así que me separo de su boca tras una risa leve. Bueno, no muy leve.

—Las lecciones eran de besos, no de sexo, ¿recuerdas?

Aunque, si es por mí, tú tranquilo que yo me ocupo.

—No estoy intentando tener sexo —replica con la boca cercana a mi oído, como si fuera un niño pequeño—. Solo que no dijiste que fueran solo besos en la boca.

¿Y dónde más iban a ser? Este chico se excitó, a mí no me engaña.

—Y por eso intentas quitarme la camiseta.

—Es que sino no alcanzo bien tu cuello.

—Vins.

—¿Quée? —pregunta a modo de capricho, volviendo a mirarme.

Doy un suspiro y, finalmente, dejo que la sonrisa que llevaba conteniendo escape por mi rostro.

—Mañana nos vamos a arrepentir.

°°°

Vincent

—Te dije que nos íbamos a arrepentir —se queja Manu tomándose la nuca—. Vins, tengo sueño.

Caminando rumbo al aula, lleva una leve expresión de cansancio que se notaría a dos kilómetros si tenemos en cuenta la actitud como eléctrica que siempre lleva.

—Yo no me arrepiento —me encojo de hombros—. Y también tengo sueño, pero valió la pena. Estuviste increíble, ¿lo sabías? —digo. No sé, es lo que suelen decirse en las películas, ¿no?

Manu suelta una carcajada y acaba por asentir con la cabeza. ¡Maldito engreído! Le golpeo el hombro —al que acabo de notar que apenas llego. Es algo triste— y él únicamente me abraza por la cadera, atrayéndome más hacia él hasta que llegamos al aula para la primera clase del día. Biología. Oh, genial. Esa materia no es mi fuerte, siempre me saco entre un seis o siete en los exámenes... Todo el mundo opina que eso es estupendo, porque la mayoría apenas y logra aprobar, pero yo creo que debería mejorar todavía.

¡Bueno, da igual! Me desvié un poco del tema. La cosa es que el día transcurrió muy, muy, muy lentamente. Demasiado. La escuela es aburrida.

Ahora que volvemos a su casa caminando, porque el colegio no queda muy lejos de allí, voy reflexionando sobre el asunto con mi padre hasta que Manu tira un poco de la mano que tiene agarrada con la suya y llama mi atención.

—Vins, ¿qué piensas?

—¿Hum? Nada.

­—Ah. Hey, el viernes por la noche habrá una fiesta y quiero ir con Ethan, May, Iván y algunos más. ¿Qué dices? ¿Te gustaría venir?

—Normalmente diría que no —me acomodo el gorro, meditándolo—, pe-

—Lo sé —se sonríe de lado—. Pero no pierdo nada en preguntar.

—¡Ajam! ­—toso exageradamente, haciéndole notar que me cortó mientras hablaba—. Pero creo que será divertido. Sí que me gustaría ir.

—¿En serio? —me mira agrandando los ojos de sorpresa, como si no se lo hubiera esperado jamás.

—¡Sí!

—Wow, de veras estás raro últimamente.

—No tengo más ganas de reprimirme, quiero empezar a vivir de verdad ¿sabes?

Sonríe con la mirada, y puedo notar algo de orgullo en ella. Me cuesta creer que pueda serlo en realidad... Suelta mi mano y me rodea la cadera con un brazo, cosa que me sorprende y me resulta tierno a la vez.

Ojalá Manu nunca se aleje de mi lado.

Tormento [Historia de Vincent y Manu]Where stories live. Discover now