Cap 32-'Me fallaste'

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Antes de comenzar a leer, les tengo que decir que es una cap especial, se narra desde el punto de vista de Camil cuando estaba en Texas y lo que paso con su padre.

Eso era todo :D - Viollet

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- Es hora – dijo fríamente.

- ¿Tan pronto? – pregunté, intentando de que se arrepienta de ello. Pero era tarde para cualquier cosa.

- No, no es pronto, es tarde, pero aun así lo hare – entró a su oficina, conmigo siguiéndolo a sus espaldas.

- Bien – agaché la cabeza, dejando que mi cabello caiga hacia adelante.

- Espero que así sea – se limitó a decir, mientras tomaba su arma del cajón.

- Quédate, ¿sí?, estaremos juntos, todos, y seremos muy felices, como lo prometió mamá – alcé la cabeza y sonreí, intentando aliviarlo o que se retracte

- ¿Enserio crees que seremos felices? – Arqueó una ceja – esas son fantasías Camil, cuentos de hadas que te ha dicho tu madre, y, si es que no te das cuenta, los finales felices no existen, son niñerías, cuentos, ¡Cuentos! – rió por lo bajo.

- Veo que ya estás cansado de todo, ¡Así que termina esto de una vez! – grité alterada.

- Eso haré – respondió tranquilo.

- Eres un cobarde – lo acusé entre dientes – un cobarde, ¡Un cobarde!

- ¿Yo un cobarde? – preguntó indignado.

- Si, un cobarde – repetí con toda la frialdad que él me había enseñado a usar.

- No lo soy – contestó pacífico, con aquella tranquilidad que llegaba a darme miedo.

¿Cómo no quiere ser llamado cobarde?, él era el ser más cobarde que existía.

¿En dónde quedaron las frases como <<Lucha por tus sueños>> o <<Cada día es para ser mejor>>?

¿En dónde se almacenaron?

- Bien, niña valerosa, ¿Qué crees que deba hacer? – preguntó con una mueca de fastidio en el rostro, pero aún tenía ese semblante tranquilo

- ¡Pues no quitarte lo único bueno que tienes! – grité.

- Oh, claro que no es bueno – espetó con rabia – morir día a día lentamente no es nada bueno.

- ¿Y qué esperabas?, tú te lo causaste – lo culpé con agresión.

- Y por eso terminare lo que un día comencé – sonrió de lado, de una manera agría, como suelen ser sus sonrisas desde hace poco.

- Y por eso eres un cobarde – completé mi acusación – enfrenta lo que causaste, no huyas como si nada.

- No estoy huyendo, estoy adelantando los hechos.

- ¿Y por eso dejas atrás todo? – alcé la voz con moderación.

No iba a gritarle.

No ahora.

No hoy.

Tendía toda mi vida para hacerlo, y él… él no estaría para exigirme respeto inexistente.

- ¿No decías que ambas a mi madre?, ¡Tu esposa, la mujer te dio los mejor e irrecuperables años de su vida!

- Y por eso no quiero que pierda más tiempo conmigo, la amo, no lo dudes… la amo tanto como para dejarla libre de mi – sonreí ácidamente.

Despertando a los vecinos de abajo (Vic Fuentes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora