Capítulo 4

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Estoy de compras con Irene, lo que fue posible ya que nuestro horario de salida en el trabajo coincidieron. Nos tomamos un taxi hasta el centro comercial.

-Hombre, esto es un mundo de gente-murmura ella sorteando a todas las personas que están en nuestro camino.

-Temporada alta, Ire-le recuerdo

-Venga, cuéntame del chulo ese-dice mientras nos detenemos en una vidriera a ver bolsas.

-Ya te he contado, es un bombonazo y no hemos vuelto a cruzar palabra, ni le he visto, desde que esa tia vino a buscarle-

-Ya... ha desaparecido el bombonazo-

-El domingo lo he visto por ultima vez-

-¿Qué le tienes los días contados?-se rie.

Le pongo mala cara, achinando los ojos.

-Venga... ve compra una bolsa millonaria-le digo ya que no se decide por ninguna.

-¿Y tu, solo miras?-

-Sabes que tengo un arsenal de todos los colores-respondo

-Pero, siempre se necesita otro modelito-

-Ahora estoy en plan subsisto con mi propio sueldo-

-Ah vale... el intento de emancipación económica-

Largo una carcajada ante su frase tan cierta. La gente del departamento se da vuelta a verme.

-Si, el intento de emancipación económica, Ire-repito su término.

-Igual, le tendrías que haber aceptado el coche-

Ignoro su comentario, mientras veo unas chaquetas simil con precios desorbitantes.

-Es que te gastas fortuna en taxis-

Ella vive a dos calles del hotel, en cambio yo, a unas veinte, a veces las hago a pie, pero también podría coger el bus, lo cierto es que siempre estoy tarde y a veces el taxi es más rápido.

-Caminaré más e iré en bus-respondo

-Si tendría un padre millonario dejaría que sustente mi economía eternamente-susurra

-Primero, no es millonario. Segundo, si tuvieras un padre así que solventara todos tus gastos y que además, se tomara atribuciones que interfieren en tu libertad como persona ya adulta, creeme que estarías de acuerdo conmigo-

-Entiendo tu punto, pero...-insiste.

Cojo el caramelo que iba a comerme y se lo introduzco en la boca, a modo de que se calle. Se enfada.

-Tema concluido, vale?-le advierto.

Asiente.

-¿Alba?-escucho mi nombre al salir por fin de esa tienda.

Me doy la vuelta. Es... no recuerdo el nombre, el tio con el que he hablado en el boliche de la otra noche.

-¿Qué tal estas?-digo en cuanto llega hasta mí, le doy dos besos. Si que es guapo a plena luz del día. Enseguida recuerdo su nombre...

-Javier-

-Bien, ¿y tu?-

-De compras como verás. Oh, ella es Irene, una amiga-los presento.

Se dan un beso.

-Si, claro, tu eres la que se lio con aquella tia-dice él con una sonrisa.

Ambas nos reímos.

Indomable TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora