Capítulo 1

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Mientras termino de maquillarme, el chofer me informa que está cortado el camino y me tendrá que dejar a varias manzanas del trabajo.

Asiento disgustada, pago y desciendo del vehículo. Una manifestación no va a estropear mi viernes, mañana es mi franco, los domingos trabajo, así que, esta noche me voy de copas con las amigas.

Respiro hondo, luego me dibujo una sonrisa de:

"Bienvenidos y que tengáis una bonita estadía"

Abro la puerta de entrada del hotel.

-¡Pimpolla!-Grita mi amiga del alma, al verme llegar a la recepción.

Trabajar en el mismo lugar con ella, es una pasada, en cuanto me lo propuso, me vine desde Madrid, sin dudarlo. Nuestra amistad es un ida y vuelta, Irene es mi cómplice en todo, quien hizo mi tiempo en Madrid sea una fiesta, un lugar nuevo totalmente diferente a mi Cádiz. Tan solo tenía trece años, cuando mis padres me comunicaron que dejaríamos Cádiz para que mi padre abriese una cafetería en el centro de Madrid junto con su amigo.

Volviendo a Irene, ella logró que me acostumbrara a la locura de Madrid, caos, cemento y cemento, edificios altísimos, gente yendo y viniendo de su rutina laboral, pero algo me faltaba, mejor dicho algo extrañaba, la tranquilidad... Cádiz es mi ciudad natal, mi lugar en el mundo arena y mar, hace medio año que me instalé definitivamente aquí, a reencontrarme con mi amiga, que hacía un año se había ido de Madrid, para cubrir el puesto, que le ofrecieron en donde ahora ambas trabajamos.

-¡Buenas tardes guapa!-enfatizo mientras le doy dos ruidosos besos-¿Estás sola?-el hotel esta al tope de turistas, así es Cádiz cada verano.

Mi primer verano trabajando en un hotel tan lujoso y concurrido, bueno el Hotel de Madrid era lujoso también... pero la gente que lo frecuentaba en su mayoría eran empresarios, gente de negocios, muy pocos estaban vacacionando.

-Sandra enfermó y la otra, ni siquiera avisó que se ausentaba-dice

La "otra" es Celina, no se llevan bien, es una cuestión de piel.

-Genial-expreso con sarcasmo.

-Bueeeno, te resumo, una pareja de alemanes, están por llegar. La habitación 706 fue desocupada esta mañana pero ya está reservada, la 512 está ocupada por una pareja estadounidenses y... bueno el resto te lo he apuntado en el ordenador-me explica mientras comienza a guardar sus cosas.

-Vale, ve tranquila ¿Nos vemos está noche?-

-En el lugar de siempre, claro-

-Genial y...-

-Sí, voy con él, pimpolla-confirma.

Una enooooooooorme sonrisa desborda mi rostro.

Irene, me confirma que Max, su amigo, vendrá con ella esta noche, eso me pone de mejor humor, el tio es muuuuuuuuuy guapo, me ha tirado los tejos, como tonta que soy, me quedé sin hacer nada, ¡venga que me tomó por sorpresa!

Las horas pasan y ubico a los huéspedes en sus habitaciones a medida que llegan. Mi compañero de turno, llegó hace unas horas, Leandro es bastante puntual. Así que, la espera a que termine el viernes se me hace más tolerable teniendo a alguien con quien cotillear sobre los huéspedes que se alojan en el hotel.

El teléfono suena, avisándome que alguien necesita quejarse o pedir algo. Vamos a ver...

La pantalla marca llamada de la "720"

-Ve, ya me encargo-Le digo a Lean, haciéndole una seña que vaya tranquilo.

-De acuerdo, enseguida regreso-dice al salir de la recepción.

Indomable TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora