La hora de merienda ha empezado y Gabriel no está conmigo, ni si quiera lo vi llegar. Me tiene un poco preocupada la verdad, pero de seguro debe estar con su novia. Veo a emely dirigirse a mi, está vez se sienta a mi lado y para ser sincera ya no me incomoda tanto, el estar tanto tiempo lo con Gabriel ya me ha quitado un poco esa faceta.
-¿cómo estás?.
-muy bien, y tu?.
-todo súper.- se queda mirando el vacío por un largo momento.- en realidad quiero preguntarte algo.
-adelante.- espero que no sea de Gabriel.
-¿aceptas tomarte un smoothie, conmigo?-. ¿khe?.- si no aceptas está bien.
-claro.- intento sonar los más tranquila posible.
-vamos. - la sigo.
Estamos en la parte trasera de la Universidad, ella me da el mío y se toma el de ella, me parece raro que una chica tan linda como ella sea así, tal vez todos no son como yo los imagino. Parece estar nerviosa y eso me hace estar nerviosa a mi.
-¿qué edad tienes?.
-19, y tú?.
-tengo 20.
-ok.
-¿te mudaste hace poco?.- asiento.- yo soy de los Ángeles pero me mudé aquí por estudios.
-vaya.- no tengo idea de que decir.
- luego conocí personas aquí y me fui encariñando.
- eres novia de Anthony ¿no?.- ella asiente avergonzada.
- en realidad ya no.- gracias a dios, nadie se merece estar con un chico así.
-vale.
-¿podemos salir a dar una vuelta cuando termine la clase?.- ¿acepto o no acepto?
-veré si no tengo que hacer muchas cosas.- ella asiente.
- en realidad, cuando te vi la primera vez tenía mucha ganas de hablarte informal. - declara.- pero te vi cara de pocos amigos y decidí no arriesgarme.
-así soy yo.
- me molestó mucho que Anthony te tratara así, de antemano lo siento mucho.
-esta bien, lo bueno es que no estés con una persona que trate a las mujeres así, eso no es un hombre.
-tienes razón, fue una de las razones por la cual lo dejé.
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La clase termina y es donde empiezo a pensar que soy la señorita que escucha a todos. Desde que llegué a este país toda mi vida ha cambiado de una forma increíble, yo nunca me imaginé así.
-¿damos la vuelta?-. Si que me asustó, no me la esperaba.
- Si, ¿a dónde vamos?.- ella sonríe.
-quiero comprarle un regalo a mi prima, así que vamos a la tienda.
Nos quedamos en forever 21, comenzamos buscando ropa color rosa ya que es el color favorito de su pequeña prima. Duramos un mínimo de dos horas buscando ropa, por que según ella era todo para su prima, pero terminó comprando ropa para ella.
-¿no crees que te quedaría lindo?-. Me muestra un vestido, es lindo pero nunca me lo pondría.
- es lindo, pero no uso vestidos.
-¿en serio? ¿nunca te has probado uno?.- niego y es así.- pruébatelo y si aún no te gusta entonces no te molesto más con ello.
No sé por qué, pero me encuentro poniéndome el dichoso vestido, ¿quién lo diría?. Salgo y ella pone la cara más dramática en la vida, (luego dicen que la dramática soy yo).
-te queda precioso.- confiesa
Me miró en un espejo y.. ¡madre mía!. Me sorprende más el echo de que muestre más mi piel que otra cosa, nunca he usado ropa que muestren mis rollitos y todo eso. Mi madre moriría por verme sólo unos segundos en este trapo, debería tomarme una foto y pedirle 20 euros por ella. Podría sacarle mucho dinero.
- es lindo.- digo.
-tus curvas lo hacen ver lindo.-¿ tengo curvas?.
-gracias pero no puedo aceptarlo, sería hacer el daño, nunca me pondría un vestido.
-aun así te lo regalaré, nunca digas nunca.- la Justin Bieber ahora.
-ok.- planeo que me lo regale para luego tomarme una foto y vendérsela a mi madre querida.
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Ella me encaminó hasta mi casa, primero mostrándome que vive a una cuadra de la mía.
-espero que me visites algún días. - Me ofrece.- ¿me das tu número de teléfonos?.
- aún no tengo número nuevo, ya que cuando me mudé dejé de utilizar el teléfono.- ella asiente.
-te busco cualquier rato, ¿vale?.- yo asiento.
Me quedo mirando como se va, desde lejos puedo ver la mirada de Gabriel. Hasta que aparece el indígena. Se dirige hasta a mí con cara de curiosidad, si no es por que me agarra el brazo salgo corriendo.
-¿ahora hablas con emely?-. ¿se supone que también se celan amigos?
- me invitó, no te vi en toda la mañana.
-¿por eso me dejaste y te fuiste con ella?.- la reina del drama.
-¿en serio?.- lo miro incrédula.- tu me dejes toda la mañana sola.
-tenia que trabaje extra.-¿trabaja?
-¿que trabajas?.
-reparto pizzas. - lo dice en un tono de burla.
-claro, claro.- digo con sarcasmo. - y por eso tienes un puto Audi de coche ¿no?.
-trabajo en la empresa de mi padre, por eso no pude ir.- confiesa.- pero tengo la suerte de que mi padre es el dueño de esa Universidad ¿sabes?.
-ajá, me voy. - digo para entrar a mi casa, pero el me detiene.
-o sea, sales con una chica que conoces menos que a mi, te lleva a la tienda ¿y yo donde quedó?.
》¡si!, ¿dónde queda el?《
- me invitó un smoothie, no me pude negar.- el asiente, se mantiene pensado.
-¿pollo frito?-. Lo amo, ya me perdí.
-No puedo negarme a eso, te veo en un rato.- digo con mi cara más tierna que puedo tener, el no deja de sonríe.
-ok.
Se va. Para luego venir a buscarme. El si que sabe comprarme con comida, es chantaje pero ¿qué puedo yo hacer?. Guardé el vestido para en una ocasión tomarme una foto con el y mostrarle a mi madre. Me puse una de mis típicas ropas, pero está es nueva. Me hago la coleta alta de siempre y me limpio bien el rostro con toallitas húmedas, me he dado cuenta que no me salen espinillas con ellas, las uso de frutas para mantener mi piel.
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curvas ©
Short StoryNo eres la talla de tu sostén ni la anchura de tu cintura. No eres el color de tu cabello, de tu piel, ni el color de tu lapiz labial. No te defines por la cantidad de atención que obtienes de los hombres, o de las mujeres. No eres la foto de perfil...