Abril

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-Eimi, cariño baja, quiero presentarte a alguien-era la primera vez que gritaba desde las escaleras en lugar de subir y decírmelo de cerca, algo era extraño en su comportamiento el día de hoy, pues desde temprano me había estado evitando inconscientemente y pidiendo que me comportara como la mujer que era.

Recorrí el pasillo con calma hasta las escaleras, comencé a bajarlas y escuche un par de risas que provenían de la sala, la risa de Ángel se mesclaba con una risa melodiosa y dulce, fruncí el ceño su risa se escuchaba diferente, de hecho para ser exactos era la primera vez que escuchaba una risa juguetona en lugar de burlona de parte de Ángel, termine de acercarme a la sala y ahí estaba el sonriendo y con un brillo en los ojos que antes solo me mostraba a mí, la mujer frente a él no dejaba de jugar con su cabello castaño y sonreírle con sus ojos azules, tomé aire y camine a ellos, quizás era mi imaginación, después de todo hace tiempo que no puedo dormir bien

-Buenas tardes-murmure mientras me sentaba a un lado de Ángel

-Tú debes de ser Eimi-asentí y lleve extrañada mi mirada a Ángel, normalmente reprocharía ese comportamiento-Mi nombre es Abril, Ángel me llamo para poder tener algunas platicas y ayudarte a dormir-asentí y le dedique una sonrisa

-Gracias, pero creo que puedo lidiar con eso sola-Ángel aclaro su garganta, lo cual hizo que un pequeño escalofrió recorriera mi espalda-Lo siento, últimamente estoy de mal humor debido a la falta de sueño-ella rio

-No te preocupes querida, lo solucionaremos, ¿Por qué no me dejas hablar un momento con Ángel y en seguida subo a verte? -fruncí el ceño, pero igual asentí y regresé a mi habitación

Algo no estaba bien lo podía sentir, pero quizás todo esto lo estaba exagerando, después de todo hace ya casi un año desde la muerte de Dylan, sin embargo, desde entonces Ángel a estado extraño conmigo, bueno más extraño de lo que era antes, sin embargo, me había acostumbrado a su forma de hablar y pedir las cosas, aunque ahora ya no era tan cariñoso.

La puerta se abrió haciendo que pegara un brinco y guardara los papeles en el sobre blanco

-Veo que hoy estas más descansada-asentí y volteé a verla hace ya algún tiempo que me estaba tratando, su diagnóstico había sido: Depresión, Ansiedad, trastorno por estrés postraumático y trastorno de identidad disociativo, me había explicado que todos os anteriores entraban en esta última enfermedad, pero que no me preocupara por que íbamos a vencerlo juntas y aunque le creí algo en el fondo me decía que esa mujer no estaba aquí solamente para curarme- ¿Cómo te has sentido?

-Bien dentro de lo que cabe, si Ángel no se estuviese alejando tanto quizás estaría mucho mejor

- ¿Se está alejando? -asentí-Dime, ¿Cuándo fue entonces la última vez que tuvieron relaciones? -reí

-No me refiero a que ya no me toque, en ese sentido es incontrolable-reí y encendí un cigarro-Sin embargo, casi no se encuentra en casa y si quiero salir a algún sitio termina mandándome con Frankie, creó que ya lo conozco mejora el que a Ángel-murmure

- ¿Esta segura que debería de fumar?, escuché que están intentando quedar embarazados-farfullo, levanté la mirada, había algo en su mirada que no me gustaba

-Bueno, entré eso y estar embarazados hay una pequeña brecha, ¿no cree? -me dedico una pequeña sonrisa y asintió

-Tiene razón, además supongo que está pensando que si Ángel no le hace caso a usted mucho menos a su hijo-fruncí el ceño

-Sabe hoy no tengo muchas ganas de hablar-murmure, desdé hace un rato las pláticas se habían convertido en esto, ataques y contraataques

-Muy bien entonces por hoy me retiro, recuerde tomar sus medicamentos-asentí

Ella salió de la habitación, espere unos minutos antes de salir en busca de Ángel, pensando que al salir ya no la encontraría, baje las escaleras con calma mientras sostenía aquel sobre entre mis manos. Al llegar a la puerta de la oficina de Ángel un pequeño ruido me hizo detenerme y no tocar a la puerta, cerré los ojos intentando pensar en otra cosa y rezando porque no fuese lo que creía que era, recargue mi mano en la manija y abrí, tal vez me partiría el corazón, sin embargo, quizás me lo merecía.

-Eimi, maldita sea cuantas veces te he dicho que toques antes de entrar-gruño Ángel, aun con aquella mujer sobre de él, las lágrimas se aglomeraron en mis ojos y un nudo se formó en mi garganta- ¿Qué esperas? Sal-gruño

-No seas tan malo con ella, pobrecita-se burló aquella mujer

-Solo...dejare esto en tu escritorio-mencione intentando tragar el nudo en mi garganta, lo sentí viajar hasta mi pecho e instalarse ahí, esto lo había sentido antes, cuando Dylan me había dicho que no me amaba y también el día que Dylan murió, deje el sobre su escritorio y Sali de la habitación con calma, por lo menos...ya no me estaría vigilando

CicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora