Capítulo 12

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POV SEUNGRI

—¡Deja de jugar con mis pechos! 

Me reí: —Técnicamente son mis pechos. Es mi cuerpo ahora. 

—No. Es mío. He estado cuidándolo durante mucho tiempo. 

—Aish, deja de fingir que no ha estado buscando en mis pantalones—Rodó los ojos—¿Espera ... no habrás mirado lo que tienes ahí abajo? Lo juro, es mucho más grande cuando...

—No necesito saberlo, ew. Sólo lo vi una vez, y eso fue más que suficiente—Se estremeció—¿¡Y por qué diablos no llevas puesto un sostén!?

—¿¡Te refieres a esas trampas mortales!? ¿Cómo diablos se supone que voy a conseguir ponérmelo? 

—Creía que un playboy como tu no tendría ningún problema en saberlo, quiero decir... Sabes cómo se quitan ¿No? 

—¡Por supuesto que sí!

—¡Entonces no debería de haber sido un problema para ti el haberte puesto uno!—Gimió—Y para que conste, otoño no es la mejor época del año para olvidar ponerse un sujetador. 

—¿De qué estás hablando? ¿Es que los sostenes son para eso? ¿Para dar calidez extra? 

—Mis pezones se ven a través de la camisa. Y están bastante duros. 

Miré hacia abajo para encontrarme con que ella tenía razón. Los pezones de color rosa-marrón se notaban ligeramente a través de la camiseta blanca. Estaban preparados para empalar a cualquier extranjero, y probablemente podrían reemplazar al ejército de Corea del Sur, dada la forma en la que apuntaban. 

—No me extraña que tu padre me diese una mirada rara—Suspiré. 

—¿Mi padre te vió así? Oh Dios mio—Cerró los ojos—Uh, Seungri... 

—¿Si?

Ella tragó saliva y respiró hondo: —¿Puedo hacerte una pregunta? 

—¿Claro...? 

—¿Exactamente como es que haces pis?—Susurró. 

—¿Por qué? ¿Necesitas hacer pis? ¿Has estado aguantándote? 

Ella asintió en silencio. 

—¿Cómo no puedes saberlo? Solo apuntas y esperas... 

—¿Y después que? ¿Lo limpio? 

—¿¡Limpiarlo!? ¡No! La sacudes un par de veces. No más de tres, o eso significaría que estas jugando con ella—Me miró. 

—Oh Se levantó—Ya vuelvo. 

—Sabes que tienes que hacerlo de pie, ¿No? 

—¡Hey! No soy tan estúpida—Entró en el cuarto de baño. 

Intenté relajarme, pero ni siquiera era cómodo. Mi cuerpo no podía moldear los cojines del sofá como estaba acostumbrado. Claro que tener pechos era un gran beneficio dentro de este extraño suceso, pero no lo suficiente para hacer la experiencia un poco más agradable. Ah, ¿A quién pretendo engañar? Los pechos eran realmente geniales.

—Esa fue la sensación más extraña, que haya tenido nunca—Exhaló Julie, sentándose junto a mí. 

—¿Sabes qué más lo es? Escucharte hablar con mi voz... y escucharme con esta voz tan femenina, aunque sueno lindo. 

—Suenas lindo porque es mi voz. 

—Mira, dejando los insultos a un lado, ¿No te parece que estamos llevando esto un poco demasiado... "bien"? 

Hermosa ResacaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora