capitulo 4 - solo una copa más-

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      La luz traspaso la ventana de la habitación de Yūichirou, éste se levantó con pesadez, mira la hora en su celular, era las 7:30 a.m, aún tenía tiempo para llegar a su trabajo, fue a la ducha, luego de salir de ahí miro su rostro. Sus ojos seguían un poco hinchados por llorar tanto ayer. Si lo mirabas detalladamente se podía notar las horas que derramo lágrimas por la noche hasta quedar dormido.

   En cuestión de media hora llegó a su trabajo, se cambia a una ropa de limpieza y así trascurre su día. Solo se dedicaba a limpiar, no hablaba con nadie como la mayoría de sus colegas lo hacia. ¿la razón? Nadie le agradaba realmente, los miraba a todos como si fuesen "doble cara"  ya que entre sus recorridos de limpieza escuchaba que los secretos que se contaban unos días antes, eran la nueva conversación a los días siguientes. Es mejor no juntarse con ese tipo de gente.

— ¿Yūichirou? — pregunta la secretaria caminando hacia el empleado.

— ¿uh? — se limito a provocar un sonido con su boca.

— el jefe lo llama.

— ¿el nuevo jefe? — pregunta dudoso.
— si.

— ¿para qué?

— no lo sé, pero apresurate, el jefe es algo testarudo con la puntualidad. — advierte antes de irse.

  El pelinegro solo camino hasta la oficina de su nuevo jefe, aún no lo conocía, ni su nombre le fue dicho, pero el hecho de que haya sido contratado no le toma importancia a ese hecho. En fin, su camino término cuando estuvo frente a la puerta de su nuevo jefe. Toca la puerta una vez, esperando la orden de su jefe para entrar, un "Pase" se hizo audible, duda un poco en adentrar a la oficina, la voz de su jefe se le es incómodamente familiar; sin embargo, entra.

— hola de nuevo yuu-chan — dice el rubio con una sonrisa picarona de lado.

— ¿m-Mika? — tartamudea al ver al rubio en la oficina de su jefe. — ¿qué haces aquí?

— soy tu nuevo jefe yuu-chan — contesta continuado con la sonrisa que no se le borria por nada del mundo.

  . . .

  El nuevo día de Guren comenzó en el banco de la plaza más cercana al aeropuerto. Llego a Alemania a las tres de la mañana, y se le fue imposible encontrar algún hotel para pasar la noche. La mayoría estaba cerrado y los que no lo estaban le cobraban una fortuna.

  En fin, hoy debía encontrar a Shinya lo más pronto posible, se le notaba bastante molesto asi que ¿cual mejor forma de pedir perdón yendo a otro país solo por el amor de tu vida? Guren no veía una mejor forma.

  Por otro lado, Shinya ya caminaba por el barrio donde encontraría la casa de su hijo, en una de sus cuantas llamadas Yūichirou le dijo donde estaría la llave y la ubicación exacta de su vivienda. En la puerta de su casa se encontraba una maceta, que al escarbar un poco en la tierra encontrarías la llave de la puerta principal. Shinya la encontró y entro.

  Sus miedos al cada vuelta de llave se hacían más agudos, ¿y sino era la casa de su hijo y entro a una de un desconocido? Se preguntaba antes de entrar. Pero cuento estuvo dentro de la casa ese miedo se perdió, alguna ropa tirada en el suelo, bolsas de compras sin guardar, cama desatendida. Definitivamente ese desorden es de su hijo.

— ay hijo mio — dijo con pesadez — ¿cuando aprenderás a ser más ordenado?

Así fue como el peliplateado comenzó a ordenar el lugar, le daría una sorpresa a su hijo.

. . .

— no mientas — dice el pelinegro algo molesto.

— no lo hago yuu-chan ¿por qué estaría sentado aquí entonces? — sonríe feliz. — asi que ¿por qué no le bailas un poco a tu jefe? Tal vez y asi te aumente el sueldo — comenta con cierta perversión.

Listo para Encontrarte (Mikayuu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora