capítulo 11- nuevamente te esperare.

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  Siquiera salio el sol cuando Yuu despierta. Su mirada se poso en el cuerpo desnudo del rubio, luego al suyo, aún tenia marcas de la noche que pasaron.
 
  Mientras se vestía sin hacer ruido miró su celular; las cinco y veintiocho de la madrugada. Ya vestido saco del bolsillo trasero de su pantalón una carta de color roja, usó el mismo tono carmesí que en la primera carta seis años atrás, cuando iba a declarar su amor.

  Le dio un beso en la frente a Mika, para luego decir :

— volveré, te lo prometo, aún que pases cien años tu serás mi único amor — susurra, no quiere despertarlo.

   A pasos lentos, con el corazón hecho añicos y las pequeñas gotas de agua que se forman en sus ojos avisando que caerán, fue la ultima escena que tuvo el pelinegro en esa habitación de hotel.

   Luego de una hora, Mikaela despertó, lo primero que hizo, aunque somnoliento fue tocar al lado suyo, esperando tocar a su amado. Siente solo las sabanas desordenadas, el silencio fúnebre resuena en su cabeza y al abrir los ojos se encuentra con una carta, nuevamente roja. El sueño que poseía se fue por completo y se levanto en un santiamén.

— no otra vez yuu-chan — se dijo así mismo rompiendo el sobre con desesperación, rogaba que no sea lo que imaginaba. Pero sus ruegos internos fueron envano.

  Mika, quisiera saber como empezar está carta de la mejor manera posible, pero no puedo, lo haré cómo pueda.

  Esta carta la escribi a las 3 a.m del presente día, ya van varios dias que pienso que escribire aquí pero todas las pocas ideas se fueron. Así que este pesar lo llevo por días, te lo diré corta y a la piel, me iré de nuevo a Japón. ¿por qué no te lo dije? Porque te amo, porque no queria que sufras anticipadamente por mi partida. Aunque, tal vez ahora si lo hagas, pero me olvidarás, lo sé, y yo estaré feliz con eso, no obstante siempre te resguardare en vigía.

¿por qué me iré?, sabes, creía tener la respuesta, crei que era el «hacer feliz a todos», pero siempre habrá alguien infeliz, ése seré yo, al no poder volver a verte. Shinya se siente mal por el hecho de no disfrutar mucho mi infancia, adolescencia; y ahora adultez. No lo culpo, siempre estuvo trabajando y siempre se guardo para si mismo el hecho de querer ser una "madre" como muchos. En un momento explotamos, todo lo que se guarda en un momento, sale, no puedes volver a seguir acumulando tristeza, explotas en llanto y él lo hizo.

¿volveré? Quién sabe. ¿quiero irme? No lo sé. ¿soy feliz así? Ni yo me creo la sonrisa que esbozo. ¿te quiero? Te amo.

  Por tu propuesta de matrimonio, no sabes lo feliz que estaba en ese momento, quería gritarte que si, que quería pasar el resto de mis días contigo, pero, no lo hice porque te mentiria si dijera que mañana amaneceria contigo, dicho y hecho, hoy no estoy a tu lado.

Gracias por aparecer en mi vida otra vez Mika, me voy dejándote gran parte de mi corazón y vasto sentimiento.

Con amor
Yūichirou

  Mika apretó la hoja con furia y tristeza, una mezcla de sentimientos se formaron en su interior, se levantó con brusquedad, buscó su ropa y salio disparando del hotel. Por suerte tiene auto, se le hará más fácil llegar al aeropuerto.

Su objetivo es claro.  No volverá a perder a Yuu, hará hasta lo imposible para quedarse con él; aunque eso implique obtener el odio de su familia por quitarselo.

  Su vista se centra en el camino, no respeta los semaforos en rojo, consigue algunos insultos de conductores, pero se vuelve algo trivial, sigue conduciendo tomando el volante con presición.  

  Pero, ¿y si yuu-chan no está en el aeropuerto? ¿si ya se fue? Trato de dejar esos pensamientos de lado, pero se le hace un nudo en el estomago el hecho de pensar que no lo volverá a ver más.

   En su travesía marca el número del celular de Yūichirou, pero éste desvía la llamada. Manda mensajes, y los deja en visto, los últimos se limito siquiera verlos. La desesperación se agranda.

  Estaciona el auto y va corriendo hasta la recepción del aeropuerto, es colosal, incapaz de encontrar al pelinegro con solo la mirada.

— el vuelo a Japón ¿a qué hora sale? — su pregunta suena demandante, asustando a la recepcionista por la desesperación del rubio.

— a las diez y media de la noche.

  Mikaela suspiro algo aliviado, aún no se iría, pero ahora ¿donde está?. Salio del lugar, sin siquiera decir un gracias a la mujer que le atendió y fue conduciendo hasta la casa de su amado. Esta vez más tranquilo, pero sin dejar su preocupación de lado.

   Llegó hasta la humilde casa, la puerta estaba cerrada junto con las ventanas, miro por esta. Luces apagadas, solo silencio en el lugar. Golpeo la puerta con frustración, tal vez y un milagro y Yuu-chan le abra, que le diga que se arrepintió y no sé ira con sus padres, que se quedará con él, que acepta su propuesta de matrimonio.

   Ese milagro no sucedió, fueron exactamente cuarenta y tres minutos que golpeaba la puerta, gritando el nombre del quien porta orbes esmeralda, los vecinos miraban la escena, pero nadie se atrevía a decirle que las personas que habitaban ahí salieron una hora antes con maletas.

   Volvió hasta el aeropuerto, se sentó en una banca cerca de la puerta. Miro su reloj, las nueve con treinta y cinco minutos. Esperará por el pelinegro, las horas que sean necesarias, no lo perdería, no otra vez.



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Hiiii

Próximo viernes ultimo capitulo ^^

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Bye....

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