capitulo 7 - lluvia -

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   Los besos se intensificaron cada vez más, Yuu suelta pequeños suspiros que cada vez se asemejan a gemidos. La mano de Mika recorre todo su torso en busca de sus tetillas.

— no, no Mika, no aquí — pide entre suspiros el pelinegro.

— ¿por qué no? Es mi oficina, nadie nos vera — justifica el rubio yendo a su cuello y dejando marcas en este.

  Hace un mes Mika y Yuu tienen "encuentros casuales" en la casa del ultimo. Pero en el trabajo mantenían el margen de jefe-empleado. Ese margen se rompió hoy.

— Mi-Mika, para — pide el pelinegro quien esta sentado en las piernas del rubio, cada vez sentía su erección crecer. Lo excita, quiere más, quiere sentirlo, pero, no lo diría.

— Yuu-chan, tus labios dicen que pare pero tu cuerpo quiere lo contrario — contesta bajándole el pantalón hasta los glúteos para masturbarlo.

— no, no Mika, estamos en el trabajo.

— Tengo que disfrutarte las veces que pueda.

  Seguía masturbando al azabache, este soltaba gemidos, bajos por el miedo de que alguien los oyera. Mika metió un dedo dentro de él, lo movia acostumbrándolo.

— ah, ah, m-mika... — decía el joven enredando sus manos en el cuello del nombrado.

  El rubio se bajo el pantalón, su erección queda atrapada en su ropa interior. Hace caso omiso a ese hecho y mete un segundo dedo dentro de Yuu. Los abría como tijeras, abriéndose paso y de una estocada entro. Las embestidas se volvían rápidas, Yuu no paraba de gemir, se olvido donde estaba porque aquellos gemidos sonaban cada vez más fuerte, sin ocultar el placer que tenia en ese momento.

— ah, ah, ah... Mika, más, más quiero más — suplica.

— ¿no qué no podíamos hacerlo aquí? — contesta entre mínimos jadeos.

— no- no importa, quiero más, más rápido.

  Sus deseos fueron escuchados cuando el rubio aumenta el vaivén, mientras lo masturba encuentra su punto G del contrario; éste suelta un grito de puro placer. Mika sigue dando estocadas en ese lugar, no paso mucho para que Yuu se viniera, manchando mano y camisa del rubio.

— lo-lo siento — responde entre suspiros más relajados.

  Mika dio unas varias estocadas más y se vino dentro de él. Le dio un casto beso.

— no importa mi querido yuu-chan.

...

Shinya camina por la feria que llego a la ciudad, hace un mes no sabia nada sobre Guren, esta preocupado. Pero prefiere quedarse con su hijo.

  Entre sus pasos ve a un hombre alto de cabello azabache con un palo largo entre las manos, y algo rosa en este. Es Guren vendiendo algodón de azúcar en la feria que llego hace unos días.

No lo dudo, se acerco a él para saber si no estaba teniendo una alucinación.
— ¿gu-Guren? ¿eres tú? — pregunta el peliplateado.

— ¡Shinya! — alzo la voz emocionado, fue un mes sin ver al amor de su vida. — mi amor, perdón, perdona, debí venir contigo desde un principio — dijo arrepentido abrazándolo, no sin antes apoyar los algodones de azúcar a un puesto de la feria.

— Guren, estaba preocupado por ti, no contestabas el teléfono, creí que te paso algo. — no dudo en abrazarlo.

— cambie de numero al llegar al país. Cada día te iba a buscar por la ciudad, no sabia donde estabas, se me acababa el dinero, pero por suerte un hombre me ofreció este trabajo por medio tiempo. — explica — ahh, no sabes que feliz estoy por verte — acerco sus labios a los del contrario pero rápidamente Shinya puso su mano esquivando el beso.

— aún sigo molesto.

— lo sé, sé que hice mal en no venir a ver a nuestro hijo pero realmente estoy arrepentido.

  Las gotas comenzaron a caer sin previo aviso, la gente corre en busca de refugio y en un instante la feria estaba más que vacía, la lluvia se hacia cada vez más fuerte, la noche ya se hacia notar.

— ¡ya cerraremos! — exclama uno de los trabajadores — toma tu paga, mañana ven temprano para seguir trabajando, ve a tu casa.

— ¿tienes donde quedarte? —pregunta Shinya.

— estoy viviendo en un hotel cerca a la terminal.

— ven... Vamos a la casa de Yuu, no se molestara por ver a su padre — tomo su mano y caminaron lentamente por la lluvia. No les molesto ni un instante sus ropas empapadas, siquiera el hecho de que mañana pescarían un resfriado.

  Sus manos de ambos estaban calientes, mantenían silencio en la caminanta. Hasta que Shinya rompió el silencio.

— Yuu se encontró con Mika... Lo veo muy feliz.

— me alegro... — miro un rato al cielo nublado, nubes grises y agua caen de estas — ¿volveras a casa? — teme a la respuesta, pero debe saberla.

Shinya hizo una pausa, los pasos cada vez eran más lentos, hasta que por fin paro, se soltó de la mano de Guren miro a sus zapatos mojados y con sus manos formo un puño.

— no lo sé — respondio sin que la lluvia parase ni un instante. — Yuu ya es feliz, ya encontró con quien vivir el resto de sus días, y... ¿ahora qué? ¿qué me espera? Ya no tengo a mi hijo. — fue inevitable para él contener las lágrimas. — sabia que un día se iría, pero aún no estaba preparado. Tú ... En vez de vivir el poco tiempo que nos queda con Yuu preferiste quedarte sin hacer nada. Ya no sé que me sucede, me estoy volviendo viejo, y no sé que hacer con mi vida porque lo único que me mantenía en pie eran tú y mi hijo; pero Yuu debe formar su vida y a ti no te importa nada.

  Sollozaba en silencio, desahogo en un momento todo lo que llevaba dentro, Guren lo divisaba con tristeza, tenia razón, tal vez la mayor parte de su tristeza la provocaba él y eso lo calcina. No tardo mucho, dio unos cuantos pasos para posarse frente a él y lo abrazo, esa pequeña muestra de afecto calentó el cuerpo frío de Shinya.

— lo siento ... Pero... — susurra entre pausas — yo siempre estaré contigo, tal vez me equivoque en no venir contigo pero vine por ti y por Yuu, mi familia.

  Lo toma de su mentón para verlo directo a los ojos, aquellos orbes llenos de lágrimas, de tristeza y pesar del tiempo. No lo dudo y lo beso, un lento beso bajo la lluvia.

— te perdono — susurro Shinya al separarse del beso.

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Hiiii

¿qué tal?

Lo siento por no publicar el viernes, estoy atravesando muchos problemas personales.

Nos vemos el próximo viernes.

No olvides dejar tu estrellita/comentario.

Bye.

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