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Sehun dicidió salir a caminar para despejarse un poco y tal vez para poder darle un vistazo a su nuevo vecino. Entre sus dedos sostenía el cigarrillo que acababa de comprar en una pequeña tienda ubicada a unas calles de su casa. Se sentía demasiado ansioso respecto a Luhan. Había resuelto que lo mejor era enfrentarlo, tal vez intentar conquistarlo, con suerte podría completar sus deseos en la vida real para que los sueños dejaran de intentar desequilibrar su mente.

No esperó encontrarlo tan pronto, sin embargo. El nuevo vecino estaba en medio de una cruz calle hablando con tres tipos que parecían sospechosos. Sehun pensó que tal vez podría estar en peligro. Sin meditarlo mucho, se apresuró a acercarse.

—¡Luhan! —lo llamó y los cuatro se voltearon inmediatamente para mirarlo—. Hola. ¿Te has perdido? —preguntó pensando en que sería una buena posibilidad.

—Sí. Ellos estaban explicándome cómo volver —Luhan mintió.

—Muchas gracias, yo lo llevaré desde aquí —Sehun anunció a los tres extraños. Tomó una mano de Luhan de forma protectora y lo alejó de los desconocidos.

—Perfecto —uno de los hombres dijo, sonriendo abiertamente. Algo dentro de la cabeza de Sehun intentaba emerger al notar que la sonrisa del desconocido se retorcía en las esquinas de sus labios, pero ese algo parecía evaporarse a medio camino—. Si ya sabes cómo llegar, nos iremos ya. Tengan una buena noche. Cuida bien de Luhan.

El sujeto de extraña sonrisa le guiñó a Sehun y este se sintió de pronto muy expuesto, como si de alguna manera todos los presentes supieran acerca de sus recurrentes sueños eróticos con el nuevo vecino de al lado.

Luhan se mostró un poco contrariado al ver a los tres monstruos marcharse sin ayudarle, pero por otra parte el cálido tacto de Sehun contra su mano tenía un efecto revitalizante.

Por el rabillo del ojo, Sehun notó que uno de los tres sujetos, el de piel morena, se alejaba de los otros dos y tomaba un rumbo distinto, abrazando su cuerpo como si tuviera mucho frío.




—No sabía que fumabas —Luhan dijo de pronto. Aún caminaba dejándose llevar por el paciente andar de Sehun y no había notado que este llevaba un cigarrillo apagado en su mano libre. 

Al demonio le desagradaba el olor del tabaco, seguramente porque le recordaba mucho a su antiguo hogar.

—No lo hago con frecuencia — Sehun musitó, levantando el cigarrillo que casi había olvidado y poniéndolo entre sus labios para encenderlo.

Luhan soltó su mano y se lo arrebató de los labios para empezar a destrozarlo. Sehun no protestó, ambos se detuvieron en la solitaria calle iluminada por el sol poniente mientras el nuevo vecino seguía desarmando el cigarrillo con mucha concentración. Luego de un minuto, Luhan sonrió y le mostró su creación; una flor. 

—No deberías hacerlo nunca. No te hará bien.

Sehun sonrió y tomó la flor. Observó los insistentes ojos marrones de su vecino y su cabello de un castaño dorado a causa de los últimos rayos del sol y se dio cuenta de que sus sueños habían distorsionado la imagen real del recién conocido. Toda esa aura de sensualidad era solo producto de su pervertida mente. 

—¿Juegas play? —Sehun preguntó.

—¿El qué? —Luhan preguntó confundido.

—Playstation —Sehun se explicó y lo miró incrédulo. 

MONSTRUOS En La CiudadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora