🎃🎃🎃🎃🎃🎃🎃🎃🎃🎃

926 138 11
                                    




Pasado el susto inicial, producto de la sorpresa, Kyungsoo sonrió contento.

—Hola —saludó a la bestia en el reflejo.

La bestia también sonrió.

—Hola —respondió al saludo, con su voz ronca tan excitante. Puso sus enormes manos sobre las caderas de Kyungsoo y lo obligó a girarse para poder verlo a él y no a su reflejo.

Con delicadeza acarició un par de mechones húmedos que la toalla no había secado bien. Soltó su cabello y deslizó sus manos por las mejillas del adolescente. Acarició su mandíbula y tomó su barbilla. Se inclinó lentamente para poder besarlo. Antes de que juntara sus labios, Kyungsoo cerró sus ojos y suspiró, llenándole las fosas nasales con su aliento caliente y con olor a menta por el dentífrico. Acarició sus labios con lentitud, tan suave que apenas se rozaban.

Kyungsoo se estremeció y sintió como el otro cuerpo también temblaba. Sonrió con los ojos cerrados al sentir que las manos sobre sus caderas se volvían más pequeñas, aunque mantenían la fuerza de su agarre. Se levantó sobre las puntas de sus pies y atrapó los labios carnosos del moreno en un beso menos inocente. Suspiró cuando fue correspondido y gimió cuando una lengua conocida se coló entre sus dientes, la succionó y tuvo que sostenerse de los fuertes brazos de Kai, que con su fuerza lo tenía arqueado sobre el lavabo.

Sus manos se deslizaron por los brazos del hombre que le besaba de una forma bestial. Kyungsoo gimió mientras alcanzaba sus hombros y se sostenía de ellos. Una mano en su espalda los obligó a juntar sus cuerpos todavía más. La piel de Kai se sentía ardiente y Kyungsoo notó por primera vez que no llevaba camisa. Gimió de nuevo, a causa de un excitante mordisco a su labio inferior y muy a su pesar tuvo que separarse para tomar aire. Abrió sus ojos y lo observó.

Sus gruesos labios estaban enrojecidos. Su cabello estaba disparado por todas partes. Sus mejillas tenían un adorable toque rosáceo. Su pecho subía y bajaba agitadamente.

Kyungsoo no pudo hacer más que echar a correr hasta su habitación.

Kai atrapó uno de sus brazos antes de que entrara en ella y lo besó de nuevo, pegándolo a la pared junto a la puerta y apretando sus cuerpos juntos.

—Vamos a la cama —Kyungsoo sugirió entre besos.

Kai sonrió lascivamente. Asintió, contento por la sugerencia de su pequeño y brillante humano, y lo tomó por los muslos. Avanzó dentro de la habitación y se dejó caer de espaldas en la cama.

Kyungsoo apoyó sus rodillas a los costados de Kai, quedando sentado sobre su regazo. Compartieron una mirada cómplice. Llena de expectativas. Las manos sobre las piernas de Kyungsoo subieron hasta sus caderas y empujaron un poco la camisa hacia arriba. Kyungsoo tiró de la tela por sobre su cabeza y la dejó caer al suelo. Ahora estaban en iguales condiciones, incluyendo la erección sujeta dentro de sus pantalones.

Kai acarició el pecho y abdomen de piel pálida y luego llevó sus dedos hacia abajo. Soltó los pantalones de su joven humano y este no tardó en deshacerse de ellos también. Era tan listo y tan atrevido. Le encantaba. Adoraba que su boca fuera tan sucia, que su mirada fuera tan desafiante, que sus labios y sus piernas fueran tan suaves y sus manos tan fuertes para alguien de su tamaño. Lo atrajo para besarlo de nuevo. Sin dudar hundió su lengua dentro de aquella deliciosa boca desde el primer instante. Le encantaba que correspondiera con besos expertos. Adoraba la forma en que su lengua aceptaba a la propia y jugaba con ella. Le encantaban sus gemidos, sus suspiros, sus jadeos... ¿Qué más?

MONSTRUOS En La CiudadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora