Capítulo XIV

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-Tengo que admitir que te ves hermosa –Mis ojos se posan en su espalda y bajan poco a poco hacia sus nalgas –Muy hermosa.

- ¡JA! ¿Y dónde está el Damián seco y petulante de los últimos días? –Alza su ceja al verme.

-Si viniste a discutir te invito a usar la puerta de nuevo para que te retires de una vez.

-Calma, calma. Que delicado eres, mi amor –Se acerca lentamente, posando sus senos en mi pecho –En realidad no quieres que me vaya ¿O sí?

-Toma asiento... te prepararé algo de beber.

Voy a buscar una botella de Whisky que tengo para "ocasiones especiales" y sirvo un par de tragos.

Elise es una chica de alta sociedad, por lo que está acostumbrada al Whisky, Vino, Champagne y cosas por el estilo.

Toda una niña de Papá y Mamá.

Aún pienso en qué coño voy a hacer con ella ahora que la tengo acá en mi casa.

Ciertamente me la voy tirar, pero la pregunta es ¿Cómo hago para hablar con ella de lo que debo hablar después de tirármela?

-Toma... para que te refresques –Le doy un vaso - ¿Tienes alguna novedad con respecto a la póliza de tu Padre?

-Ninguna que no podamos resolver otro día... hoy no vine a hablar de trabajo Dami, y lo sabes.

-Sí, lo sé... Sólo le daba un preámbulo a la situación.

Elise frunce el ceño. Siento que me detalla.

-Estas extraño ¿Qué tienes?

-Nada en lo absoluto.

- ¿Y por qué estás tan callado?

-Algunas cosas me rondan por la cabeza. No te preocupes por eso. No es nada del otro mundo.

Se levanta para colocarse frente a mí.

-Esta noche te voy a consentir yo a ti, para que pases el domingo feliz y la semana súper relajado, mi amorcito.

-Eso es tan considerado de tu parte que por poco se me olvida que eres Elise Jaramillo.

Suelta una carcajada y luego se inclina, colocando sus manos en mis rodillas.

- ¿Crees que por ser como soy no puedo tener ni una pizca de sentimientos Dami?

-No lo creo... estoy seguro de ello.

Se agacha y abre mis piernas.

-Pero amorcito... yo si tengo sentimientos muy lindos, solo para ti.

Pone esa vocecita inocente que me encanta y me levanta el morbo en cuestión de segundos.

-Demuéstrame que los tienes entonces.

Sonríe con malicia y sube sus manos poco a poco desde mis rodillas hasta el nudo que sujeta el mono, desatándolo con lentitud.

Esta mujer puede ser todo lo desquiciada que es, pero debo admitir que me vuelve loco su manera de excitarme.

Toda ella está hecha para esto, al igual que yo.

Termina con el nudo y baja un poco el mono, metiendo su mano para sujetar con firmeza mi erección.

Lo saca del bóxer y empieza a hacer movimientos hacia arriba y hacia abajo, sonriendo mientras lo hace.

-Yo soy una niña buena con sentimientos bonitos, Dami –Baja su cara y lame un lado desde la base hasta la punta sin dejar de verme –Buena e inocente.

Aún no lo sabes... Pero serás míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora