Capítulo IX

386 39 1
                                    

Pierdo de vista a Mark. Debe estar bailando aún. Seguiré bebiendo solo, jugando con mis pensamientos.

Gianna y Elise... Caracteres similares, pero cada una con su peculiaridad. Han sido tres días bastante movidos, eso es bueno.

Me hundo en mí mismo durante un rato, mientras escucho Me volvieron a hablar de ella de Gilberto Santa Rosa.

Me volvieron a hablar de ella

Y mi mente sin darse cuenta

Volvió al lugar

Donde nos prometimos tanto

Donde amamos hasta el cansancio

Sin sospechar

Que iba a acabar

Tantas canciones que me recuerdan a esa mujer «¡Puta madre!». De verdad estoy harto de lo mismo. Han pasado años desde aquellos días «Coño Damián ya basta»

Es inútil. No sé para que lo intento. Es algo que nada ni nadie va a poder borrar. Vivirá conmigo para siempre y no puedo hacer nada para evitarlo.

«¿Qué es esto?» Veo una lágrima caer en mi vaso «Que débil eres maldito idiota» Limpio mis ojos y sigo bebiendo. Eso calmará un poco mis ansias, aunque estoy seguro que es una solución temporal.

- ¡Damián! ¡Hey! Reacciona bro ¿En qué piensas? –Mark me saca de mi estado catatónico.

-Nada hermano. Sólo estaba pensando unas cosas.

-Te voy a presentar a alguien –detrás aparece la chica del vestido azul –Andrea, Damián... Damián, Andrea.

«Ese es mi muchacho»

-Un placer Señorita Andrea.

-El placer es mío Señor Damián –Es linda y tiene una voz dulce.

-Sólo Damián para los amigos ¿Qué tal baila Mark? ¿Lo enseñé bien?

- ¡Estupendo! Y también es muy divertido.

-Vaya... me descuido unos minutos y ya se desata el hombre. Qué rápido aprende.

Los tres reímos. Sirvo tres tragos y los invito a tomar asiento.

- ¿Ustedes son familia? –pregunta la chica.

-Sí y no... Somos amigos, pero lo considero un hermano menor –respondo abrazando a Mark.

-Eso es muy lindo ¿Y vinieron solos?

-Sí, casi siempre lo hacemos. Aunque ya Mark encontró buena compañía.

- ¿Y por qué tú no has encontrado compañía? –me ve extrañada.

-No he estado bailando. Tengo muchas cosas en la mente en estos momentos.

-Mark, el divertido... Damián, el aburrido... No parece que tú hayas sido quien lo enseñó –Andrea sube su ceja derecha. Yo sonrío.

-A ver... ¿Qué propone Señorita Andrea?

- ¿Qué tal si unimos mesas? Mis amigas y yo vinimos solas.

-No hay problema, bella –responde Mark rápidamente –Nosotros no tenemos inconvenientes.

«Mi hermanito está activo... Excelente»

-Pero nosotras somos cuatro... Y nos gusta bastante bailar ¿Será que no se cansan rápido?

-La pregunta es ¿Ustedes son capaces de llevarnos el ritmo? –intervengo.

Aún no lo sabes... Pero serás míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora