Capítulo XXIX

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Buenas noches fieles lectores.

Primero que todo, mil disculpa por haber pasado tanto tiempo sin actualizar.

Mi vida no ha sido del todo equilibrada en este mes que ha transcurrido.

Viajes, mudanzas, malas experiencias... De todo un poco.

Pero vean el lado positivo. Cada ocurrencia de mi vida diaria es algo que enriquece esta historia, que es un regalo para ustedes,  y una forma de desahogo para mi.

Prometo mantener el ritmo de actualización de hoy en adelante. Al menos que la vida me quiera joder de una manera distinta jajajaja.

Se les aprecia un montón. Feliz madrugada.

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- ¡Hola hermano! Pasa adelante –Jean me invita a tomar asiento - ¿Quieres una taza de café con un panecillo? ¡Están buenísimos!

-A la verga ¿Y ese ánimo? Hasta la calva la tienes más reluciente que nunca ¿Lo metiste o te lo metieron?

Reímos y JC me alcanza el café y un pan dulce. Aperitivo post-almuerzo me imagino.

-Me molestaría por ese comentario tan tuyo, pero que va. Pasé todo el domingo bien rico, así que hoy no me estreso por nada.

-Me alegro hermano, pero eso no responde mi pregunta... ¿Cogiste o te cogieron? ¿Enterraste o te enterraron? ¿Le echaste salchicha al perro caliente o te la llevaste a la boca?

-Ok ya... Tampoco te pases de impertinente que estamos en la oficina. Compórtate.

-Bueno pajuo... responde mi pregunta de una vez que me tienes intrigado.

-Pues pase toooooodo el domingo cogiendo con mi novia... Pero todo el día, literal. Solo me levantaba a buscar la comida para llevarla al cuarto y ya. De resto no salíamos del cuarto.

-No me jodas Jean. Pensé que era algo mucho más sorprendente. Mis ilusiones, idiota.

-Lo es, mamón. Cogí tanto que me siento totalmente hetero de nuevo... Hace tiempo que no pasaba un día como ese. Me siento repotenciado.

-Parece que ahora no es tan mala la idea de tener novia ¿No?

-Sí, si es mala... No confundas las cosas. Pero al menos pude hacer lo que me gusta por un día entero. Ahora cuéntame todo lo que pasó contigo el fin de semana. Quiero saberlo todo.

Lo malo de tener dos amigos de plena confianza que trabajan en pisos distintos es tener que contar las historias dos veces.

Durante un rato actualizo a Jean sobre lo ocurrido con Elise, Gianna y Antonella. También le cuento sobre el almuerzo y el show de Elise. Él solo se ríe de las cosas tan improbables que me ocurren día a día.

Luego de unos minutos desvío el tema de conversación a uno mucho mas importante para nosotros.

-Jean ¿Qué vamos a hacer para celebrar el cumpleaños de Dorothy el 30 de este mes? Yo tengo disponible la casa.

-Se me había olvidado eso. Gracias por recordarme. Si no felicito a Dorothy mínimo me corta un testículo. ¿Hacemos una fiesta entonces?

-En eso mismo pensé yo. Una fiesta pequeña a la que asistan solo a los más allegados.

- ¿A quiénes invitamos?

-Pensaba en Jeremías, Mark, Andrea, Antonella, tu novia, tú y yo. Cuatro parejas, ocho personas ¿Te parece bien?

Aún no lo sabes... Pero serás míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora