S.E.I.S

115 9 3
                                    


JungKook sujeta por la cintura a Jimin, justo a tiempo, antes de que el castaño cayese al suelo, la preocupación del más alto solo va en aumento mientras Jimin, agotado, siente como la piel cubierta por la ropa donde JungKook sujeta su cintura, arde.

JungKook acerca un taburete con su mano libre y ayuda al castaño a sentarse, le mira preocupado, pero no puede saber cuál es su expresión, maldice a las máscaras que cubren y ahogan a todo el mundo.

  —Jimin, ¿te encuentras bien?—  pregunta, la máscara oculta su rostro preocupado por la salud del contrario y se recrimina por no saber qué hacer.

—Sí, solo necesito unos minutos.— responde, su voz sale amortiguada por la máscara pero, aun así, JungKook nota el cansancio en su voz.

—Anoche no dormiste bien, ¿cierto?— quiere que le responda pero no le da tiempo a escuchar su repuesta, un malhumorado policía se ha acercado a la barra y  ha comenzado a dar gritos con la intención de ser atendido.—Descansa un poco, yo me encargo de esta gente.— Jimin asiente y le agradece con un pequeño susurro. 

JungKook vuelve a su trabajo, esta vez mucho más ajetreado pues está él solo, pero no le importa, Jimin está cansado, de eso se ha dado cuenta desde hace unas horas y quiere que descanse un poco, para el bien de su salud.

Tiene ganas de fumarse un cigarrillo pero no puede, hay demasiada gente que ser atendida y no puede permitirse el lujo de cabrear a su nuevo jefe en su primer día de trabajo, los policías a los que atiende le dan más de un dolor de cabeza, algunos son amables y respetuosos, que entienden que hay demasiada gente para una sola persona pero otros, sin embargo, son todo lo contrario y no dudan en hacer uso de su puesto como escusa para maltratar al peli-negro verbalmente.

Pasada media hora Jimin se pone en pie y comienza a atender a todos los policías que esperan en la barra, JungKook necesita de su ayuda y sabe a la perfección lo que es encargarse de tanta gente tú solo, sin nadie que te ayude y, aunque a Jimin le parece que JungKook se desenvuelve a la perfección es consciente de su agotamiento.





Por fin acaba el día y ambos chicos son llamados por su jefe, que les espera en su pequeño e improvisado despacho en la trastienda, cuando ambos entran se encuentran con la vieja y malgastada máscara del más anciano, que les espera sentado en su viejo sillón de cuero marrón, con una copa de Whisky a medio beber sobre la maltratada mesa marrón.

La habitación está bien iluminada y ambos chicos desean que no sea así, en las esquinas hay moho, la pintura de las paredes está descascarillada, el techo tiene numerosas goteras y las baldosas del suelo están, en su gran mayoría, rotas.

  —Chicos, sentaos. — ordena el jefe, señalando unas sillas maltrechadas por el tiempo.—Tengo un par de cosas que comentar con vosotros.

Ambos se miran de reojo, tienen miedo pero, sobre todo, Jimin que no solo ha llegado tarde, también ha estado sentado cerca de media hora descansando.

  —JungKook, me has sorprendido.—  alaba el anciano.—Tu antiguo jefe me dijo que eras bueno pero no imaginé que en el primer día consiguieras controlar toda la situación.—  JungKook asiente y hace una pequeña reverencia hacia el hombre.

Máscaras.  //KookMin\\Donde viven las historias. Descúbrelo ahora