D.I.E.C.I.O.C.H.O

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Juntos acomodan los muebles de toda la casa, del salón-comedor, del baño, de la cocina, del pasillo y de las habitaciones, ya están todos los muebles completamente montados y acomodados cuando llega el medio día, Gukie camina con libertad por la casa mientras los dos hombres comienzan a desempaquetar las cajas del menor, que ya a guardado toda su ropa en los armarios y colocado todo su calzado en el zapatero de la entrada, comienzan con las de la cocina, siendo las que más peligro tienen de romperse.

Colocan los vasos, platos, cubiertos y todo el material de cocina que tiene el menor, siendo que tiene, tal vez, demasiadas cosas, continúan con las cosas del salón y, así, van acabando con las cajas hasta que quedan siete u ocho con cosas de baño, de la habitación y del minino.

La hora de comer se acerca y, por lo visto, Jimin no es que tenga mucho para comer en su casa por lo que es JungKook quien le invita a su casa a comer.

—Vamos a comer, debo ir a trabajar en un par de horas y quiero comer y prepararme un poco.— JungKook no solo quiere comer, también quiere ducharse, se siente sucio y maloliente, además de que le gustaría echarse una pequeña siesta de una hora o un poco menos para ir con un poco más de energía al bar.  

—Claro.— Jimin vuelve a ponerse la máscara, igual que el mayor que, a pesar de que tan solo van a estar fuera durante unos segundos, no se fían en absoluto de lo que pueda pasar. JungKook abre la puerta de su apartamento y ambos entran, quitándose las máscaras al momento y riéndo como dos imbéciles que acabasen de romper alguna ley por primera vez en sus vidas.

—Iré a darme una ducha, tengo algunos tapers de mi hermana en la nevera, saca lo que quieras, no tardo.— JungKook deja la máscara sobre la mesa de café del salón-comedor y comienza a desvestirse mientras se acerca al pasillo que conecta con las habitaciones, dejando a la vista de Jimin su apetecible espalda.

-¿Por qué tendrá que trabajar hoy?- se pregunta lastimero el castaño, que desea enterrar sus uñas en esa piel pálida y firme, sus dientes en ese cuello terso y suave para dejar marcas que avisen de que no está libre en absoluto aunque... no son nada.—Mierda.— se queja mentalmente, le ha quedado claro que no es bueno tener ese tipo de pensamientos puesto que la tristeza que llega al final es bastante peor de lo que espera.





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JungKook se fue hace horas al bar, donde ha atendido ya a varios de sus compañeros de trabajo, ha logrado enterarse ya de varias cosas, como la del grupo nocturno que no hace más que acabar con los suyos y romper la ley, no ha podido evitar fijarse en el odio que tienen hacia ese grupo de chicos que no se limitan con nada y no puede evitar sonreír con sorna bajo su máscara, si ellos supieran la realidad en ese momento lo más seguro es que estuviese muerto.

Recoge la última mesa que a atendido y camina de vuelta hacia el vestuario, donde se cambia de ropa con rapidez para no llegar tarde a su trabajo como policía, sus heridas aún no han sanado y no quiere más heridas en su cuerpo hasta que las otras hayan sanado.

Se despide de su jefe, que bajo la máscara le observa con una mezcla de orgullo y asco, el viejo hombre no es tonto, no nació ayer, y sabe perfectamente lo que es esconder el amor. El anciano está orgulloso del joven por lo entregado y trabajador que es, además de que no teme a la reacción del mundo hacia su sexualidad y, sin embargo le da asco no haber tenido el valor suficiente para haber demostrado su amor antes, cuando pudo, le da asco la envidia que le tiene al joven. Él no es homófobo por gusto, a él le criaron así, le criaron con la idea de que dos hombres o dos mujeres no deben estar juntos, que eso no es sano ni bueno, que es una enfermedad, hasta el punto en el que él, cuando se enamoró por primera vez, pensó que estaba enfermo por haberse enamorado de su mejor amigo, se odió tanto a sí mismo que, después de haber estado junto a él por tantos años, lo único que pensó que podía hacer era matar toda esa enfermedad que no solo corría pos sus venas, también por las del contrario.

Y el anciano quiere recuperar el contacto con su primer y único amor pero ya es imposible, le hizo tanto daño como se lo ha hecho a sí mismo durante años.


Jimin termina de colocar algunos cuadros en la pared de su salón, desearía que el mayor estuviese junto a él, pero debe trabajar y es consciente de ello, se siente culpable por hacerle trabajar también sus turnos.

Gukie, su fiel gato, le sigue por toda la casa, observando más a su dueño que a la que será su casa a partir de ahora. El castaño tiene ganas de hablar con el peli-negro, pero no puede mandarle un mensaje ahora, la noche está cayendo y eso significa que el mayor estará entrando a su trabajo como policía.

Vuelve al salón, donde tiene un tapper con comida que le ha dado JungKook antes de irse a trabajar, a sabiendas de que su nevera está completamente vacía, igual que su alacena, agradece que el mayor se preocupe tanto de él pero también le hace sentir raro que, a pesar de que JungKook ama la comida de su hermana, haya decidido darle un tapper completo con esa deliciosa comida que no suele compartir por lo que le ha comentado en alguna ocasión la hermana del más alto.

Su teléfono suena entre sus pensamientos, devolviéndole a la realidad, devolviéndole a esa casa nueva, en la que solo se encuentra él y su pequeño gato bélico, saca el móvil del bolsillo trasero de su pantalón, al mirar a la pantalla se sorprende al ver que es su hermano el que llama, no tarda en responder a la llamada y, durante unas milésimas de segundo recuerda con una envidia sana lo unida que es la familia de JungKook.

  —Hola JiHyun, ¿cómo estáis?— pregunta, con la voz algo apagada por lo difícil que se le hace hablar con su hermano menor después de algunos meses.

—Hola, Jimin-Hyung,—  la voz de su hermano se ha vuelto algo más grave de lo que recordaba y eso, lejos de alegrarle por saber que ha seguido creciendo, le entristece por no haber estado allí para verlo.—más o menos, ¿y tú, Hyung?

—Bien, acabo de mudarme a un nuevo piso.— su voz toma algo de vida al recordar a JungKook ayudándole con todo y, que también, es ahora su vecino. 

—Oh..., por eso no habrías...— Jimin se sorprende ante las palabras de su hermano, ¿a ido a verle para darle una sorpresa?

—JiHyun, dime que no estás en el sector ocho.— escucha un pequeño carraspeo al otro lado de la línea.—Dime al menos que estás con papá.         

—Hyung... me he escapado de casa...—  esas palabras le caen como un jarro de agua fría, no puede creer que su hermano menor haya hecho la misma idiotez que él a su edad. 

—Mierda JiHyun, el toque de queda es dentro de media hora.— Jimin se levanta a toda prisa de su sofá, coge una chaqueta de su armario y se pone la máscara rápidamente, no le queda de otra que pedir un taxi para ir a buscarle.—Voy a pedir un taxi, espérame en la puerta de mi antiguo edificio.

—Gracias Hyung.— definitivamente esta no es la forma en la que querían volver a verse ninguno de los hermanos.

Jimin cuelga y rápidamente llama a un taxi que promete estar en su puerta en cinco minutos, coge sus llaves, su cartera y su teléfono móvil, aún no puede creerse que su hermano menor esté en su antiguo sector y que, sobre todo, haya cometido la misma estupidez que él mismo cometió hace ya varios años.     


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Hola mis personitas!!

Siento mucho no haber actualizado ayer, no tengo ninguna escusa, sólo que desde que empezó el verano no sé en qué día vivo XD...

Pero bueno, aquí tenéis el cap.

Nos leemos en la próxima!

Darkest_Light_Soul. 

Máscaras.  //KookMin\\Donde viven las historias. Descúbrelo ahora