D.O.C.E

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Ambos están demasiado cerca, lo saben, pero ninguno hace nada por evitar que eso siga, para JungKook es un problema ver a Jimin fumando, a sus ojos luce demasiado sexy, para él ese chico bajito de pelo castaño, con nariz y ojos pequeños, con labios anchos y un gran trasero es un ser casi irreal.

Jimin se apoya en el hombro de JungKook, hace mucho que no fuma y no recuerda que hacerlo fuese tan tranquilizante, siente que el contrario está tenso pero poco le importa cuando deja escapar el humo de entre sus labios.

JungKook comienza a impacientarse por algo de lo que no está seguro del todo, quiere besarle, pero no solo hacer eso, quiere llevarle hasta su habitación y destrozar la cama si es posible, se maldice mentalmente, no es buena idea pensar en esas cosas teniendo al protagonista de sus fantasías sexuales apoyado en su hombro. 

La televisión queda en segundo plano cuando ambos se terminan sus cigarros, ambos se miran entre sí, Jimin ya no está apoyado en el hombro del más alto, JungKook tampoco está apoyado en el respaldo del sillón, no saben en qué momento ha pasado pero ambos han quedado de frente, mirándose a los labios, por que ya ni si quiera se molestan en apartar la vista.

Se acercan, pero no despacio, es JungKook quien, al ver cómo Jimin se acerca lentamente, ha tomado la iniciativa y sujeta su mandíbula con sus manos.

Acerca ambos rostros y los labios finos de JungKook impactan sobre los anchos de Jimin, ninguno tarda más de una milésima en continuar un beso, que en ningún momento detiene el uso de sus lenguas, que parecen pelear por el control, Jimin es bueno besando, lo sabe pero no es tan bueno como JungKook, que toma el control de ambas bocas en menos de diez segundos.

El beso es fogoso y, aunque parece no llevar nada más que una segunda intención, ambos corazones estallan en mil sensaciones que ambos desconocen hasta ese momento, ambos estómagos parecen tomar vida propia.

JungKook solo puede pensar en lo dulce que son los labios del contrario, en lo mucho que le gustaría que sus labios solo le perteneciesen a él. 

Jimin solo puede pensar en lo bien que se mueven los labios del contrario sobre los suyos, lo bien que se siente el chocar de sus lenguas.

Y, en silencio, ambos desean que ese mágico momento no se detenga, a pesar de la incómoda postura, desean que el oxígeno no sea necesario para no tener que separarse , sin embargo sus deseos no se cumplen y minutos después se ven obligados a separarse para poder respirar un poco.

  —Yo...— JungKook no llega a poder disculparse, Jimin le sienta bien en el sofá y se sube sobre sus muslos.—Ahh...— gime al sentir el culo de Jimin sobre su erección.

—Ni se te ocurra disculparte o algo por el estilo.— Jimin termina de sentarse correctamente.—Pienso castrarte si lo haces.— le amenaza antes de volver a unir sus labios en un beso aún más fogoso. 

JungKook no solo siente sus labios arder, todo él está ardiendo por el momento, le encantan los labios de Jimin y cree, que si no paran de besarse, esos esponjosos labios acabaran siendo su mayor adicción.

Jimin siente su estómago explotar por la cantidad de movimientos extraños que siente dentro, sus nervios no han hecho más que volverle más sensible ante cualquier tacto y, tiene claro, que las grandes manos del mayor sujetando y dando pequeños apretones en sus nalgas no hacen más que ponerle más.

Máscaras.  //KookMin\\Donde viven las historias. Descúbrelo ahora