N.U.E.V.E

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JungKook no puede evitar mantenerse en sus recuerdos de infancia, recuerda a la perfección lo mucho que le costó encontrar un trabajo con tan solo doce años, las quejas de su madre para que él siguiese con sus estudios y las tardes en las que él prefería dar de comer a su hermana por mucha hambre que tuviese.

En este momento la situación no es muy diferente, JungKook tiene tres trabajos diferentes, aunque uno le fue impuesto a los dieciséis, su madre está enferma y  no puede trabajar, su hermana no puede dejar de hacerlo para mantener el piso que comparte con ella, pero, si no es por la ayuda de JungKook, muchos meses ambas no habrían tenido qué comer.

 JungKook odia su vida y el trato que tuvo que hacer por culpa de su padre, odia lo que está haciendo y se odia por, una noche más, no poder salir a las calles y acabar con varios de sus compañeros.

En sus manos sujeta la máscara de conejo que le regaló su hermana, es idéntica a los dibujos que él hacía cuando la pequeña tenía siete años y el trece. En su rostro aparece una sonrisa triste, se alegra de que su hermana esté haciendo su sueño realidad, crear máscaras con diseños preciosos, y la tiene un poco de envidia, él quiere seguir sus sueños pero éstos desaparecieron en cuanto golpeó al hombre que se hizo llamar padre durante doce años.

Se acuesta en el sofá, no tiene la intención de ir a su cama, no tiene la intención de nada, al día siguiente, por la mañana, debe ir a la fábrica donde mueve pesados objetos y, por la tarde, ir al bar hasta la hora del cierre, lo único bueno de esa situación es que su antiguo jefe convenció al nuevo de mantener los mismo horarios.

Cierra los ojos y se deja caer, poco a poco, en el mundo de los pensamientos y sueños que no pueden ser.



Jimin se despierta la mañana siguiente con una extraña sensación en el estómago, decide no tomarle importancia y comienza a vestirse mientras el café se calienta, su minino aún sigue durmiendo y le causa ternura.

"Este gato... Es un caso"- piensa mientras niega con la cabeza y una sonrisa se plasma en sus labios.

Está contento cuando, mientras toma su café, recuerda que JungKook trabaja junto a él y que va a volver a verle en una hora.

Sale de su casa y se acerca a la parada de autobús, que llega justo en el momento en el que Jimin se sienta a esperar, sube y paga su viaje, después toma asiento en uno de los últimos lugares del transporte, tiene suerte y puede sentarse en la ventana, observa los distintos paisajes cambiar a medida que se acerca a su trabajo y recuerda, con demasiada precisión, los gestos de JungKook al hablar el día anterior, o su risa, recuerda sus conversaciones y las repite una vez tras otra.

Se baja del autobús y entra al local que ya ha abierto su jefe, pero mayor es su sorpresa cuando al entrar solo ve a su jefe revisando todas las bebidas que hay en las estanterías tras la barra. Quiere preguntar por JungKook pero tras las palabras dichas por el mismo decrépito hombre decide que es mejor no tocar si quiera el tema y así evitar un futuro cabreo.

Comienza con la rutina de todos los días, cambiarse, colocar, limpiar y abrir, todo es repetitivo para él pero es la única forma de mantener todo lo que tiene, por lo que tras atender a los dos primeros clientes decide mirar a la puerta unos minutos, sólo hasta que los cafés están listos, espera a que su compañero entre por la puerta pero eso no sucede y se ve obligado a volver al trabajo.

Máscaras.  //KookMin\\Donde viven las historias. Descúbrelo ahora