Capítulo 8

1.3K 51 9
                                    

Después de presentarme “voluntaria” para ayudar con el rollo este de los lobos, me enseñaron la instalación completa. Me toco encargarme de la puerta A. Primero tendría que reunirme con todos los hombres lobos que tuvieran la placa con la letra A y después guiarlos por un largo pasillo hasta encontrarnos con una sala con varias celdas hechas de un material extraño, transparente. Por las runas que había en cada una de ellas me imaginé que eran mágicas. Había unas dieciseis jaulas por cada lado y tendría tres compañeros mas esperándome cuando llegara, con lo que me tocaría vigilar ocho jaulas. Dijeron que esto suele ser solo un acto formal, que no suele pasar nada, y en parte para dejar más tranquilos a los hombres lobos.

Jack también iba a ayudar con lo de los lobos, solo que él iba sala C. Ambos estábamos totalmente recuperados de nuestras lesiones. Bueno, Jack tenía una leve cojera pero, en condiciones normales, todavía tendría que haber ido en muletas.

Pasaron unos cuantos días y cuando estaba bajando ya el sol, me dirigí hasta los controles. En cuanto entré en la sala, habían tantas personas que casi no pude llegar a la mesa. Allí me dieron mi placa y mi identificación y me dirigí a la puerta A.

Conté a todos los hombres/mujeres lobos y hacían un total de treinta y uno, con lo que faltaba uno,  eché un breve vistazo a los que tenían la placa roja con la letra A en blanco, casi todos eran chicos de mi edad, no mucho mayores.

-¡Abran paso por favor, llego tarde!- se oyó a alguien gritar entre un montón de personas y de ellas salió un brazo y después, por fin, salió el joven de el gentío.- ¡Jen! ¿Y tú qué haces aquí?

Parpadeé varias veces. El chico que faltaba era Christian. Agarré mi placa y entonces comprendió.

-¿Estás en este grupo?- le pregunté.

-Pues sí, sí.- dijo levantando su placa él también.

-Muy bien, pues ya estamos todos, ahora tendréis que seguirme por este pasillo.-

Caminamos hacia el interior del pasillo. Estaba bastante oscuro, lo iluminaban unos pequeños focos pero que solo levemente. Después de varios minutos llegamos al final de ese estrecho túnel, me giré hacia donde estaban el grupo,  a algunos se les veía bastante nerviosos, y no dejaban de mirar de un lado a otro, serían los que son nuevos en esto. Los demás parecían bastante despreocupados. Desde detrás de mí llegó otro hunter.

-Bien, ahora para los nuevos, os pondréis delante de los cuartos, de uno en uno, hasta que se os de permiso para entrar en ellos, y solo puede haber una persona en cada cuarto.- dijo el muchacho.- ¿Habéis entendido?

Apenas se oyeron unos leves sí, o asentimientos de cabeza. Yo me dirigí a mi zona, contando desde la jaula número nueve a la dieciséis de la derecha me tocarían a mí. Solo tenía que esperar a que se pusiera una persona delante de cada jaula y, uno a uno, les pediría que entraran para, con mis huellas, hacer cerrar las puertas. Fui pasando uno a uno hasta que llegué a la última de mi zona, allí se encontraba Christian, estaba sudando y tenía la mirada perdida. Solo cuando percibió que me acercaba se permitió relajarse.

-Todo irá bien ya lo verás.- Le dije poniéndole la mano en el hombro.- Ahora solo tienes que entrar ahí.-

Intenté sonreír, aunque la verdad es que yo también estaba bastante nerviosa. No me gustaría estar en su situación.

-Oye tú, la nueva.- Oí que me llamaban desde mi izquierda. Era el chico que habló antes a los hombres lobos.- ¿Tienes todo tu equipamiento? ¿Ya te han explicado cómo usarlo?

Mi equipamiento consistía en un cinturón con fundas para dos cuchillos de plata, y de que colgaba, además, una bolsita con polvos, de plata también y por un lado un botón rojo por si había alguna emergencia muy grande, que ninguno de los cuatros pudiéramos solucionar estando solos.

-Sí.- le respondí al fin, revisando que tenía todo.

Después de lo que me pareció media hora, ya empezaron algunos a transformarse en su forma de lobo, y minutos más tarde toda la sala.

Era horrible, estaban corriendo de un lado a otro, algunos chocando contra los cristales, otros estaban mordiéndose su propia pierna o cola. Se les veía bastante rabiosos. Y por desgracia, las jaulas no estaban insonorizadas y se oían sus aullidos y gruñidos.

Estaba paseándome de un lado a otro cuando en la celda de Christian noté que había algo extraño, había como una pequeña grieta en la pared, cosa que me alarmó.

-¿Pasa algo?- me dijo otro hunter desde detrás de mí.

-Es que he encontrado algo extraño en la pared y…- me di la vuelta, vi que la jaula más cercana a la pared de su zona también tenía una grieta, aunque considerablemente más grande que la de Christian.

Me acerqué un poco más a la celda y la analicé, tenía la certeza de que se iba a romper de un momento a otro.

-Mira, aquí también hay una.- Le dije señalando la grieta.

-Qué raro, esto podría ser muy malo.- dijo mirando fijamente la grieta.

En ese momento el lobo se abalanzó sobre la pared, lo que hizo que la grieta se hiciera más grande.

-Pero que muy malo.- añadió el hunter.- Deberíamos pedir ayu…-

Pero no consiguió terminar la frase. El lobo se había lanzado violentamente otra vez sobre la pared y la rompió. Pero no solo eso…

Tres jaulas más se habían roto al mismo tiempo.

Hunters (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora