Capítulo 39

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A la mañana siguiente tal y como dijo Kevin vino a despertarme, aunque no es que fuera muy agradable. Como no quería levantarmé me tiró un jarro de agua fría.

-¿p-pero a que vino eso?- Le dije tiritando.

-Tú te lo buscaste, la próxima vez levántate cuando te lo diga.- Dijo con una sonrisa.

Yo refunfuñé. Cuando salió me cambié con la ropa que me habían dado. Al salir me esperaba apoyado al lado de la puerta.

-¿Y bien?- Pregunté.

-Vamos a correr un poco. En este entrenamiento intentaremos fortalecer la parte psicológica, pero un poco de ejercicio físico no vendrá mal, así que vas a tener que irte preparando, saldremos a correr todas las mañanas.- Yo suspiré.

Empezó a correr y yo salí detrás de él. Corrimos como una hora más o menos. El punto de llegada era la sala de entrenamiento, y así sería todos los días.

Nos sentamos en los cojines en el centro de la sala.

-¿Y ahora qué haremos?-

Kevin me fue explicando. Primero tenía que aprender a utilizar a la perfección mis alas, en la batalla las iba a necesitar, luego me ayudaría en la parte mental, según él, me haría inmune a cualquier ataque que tenga que ver con manipular mi mente o que intente saber lo que pienso. Y lo más importante, aprenderé a controlar mi poder, esa era la parte más difícil.

Y así fueron pasando los días. Primero footing mañanero, ir a la sala de entrenamiento, comer algo, y seguir un poco más con el entrenamiento.

Luego, Kevin y yo nos pasamos toda la tarde hablando, me contaba anécdotas de cuando era pequeña, después venía la ducha e irse a dormir y, otra vez volver a hacer la misma rutina un día tras otro.

Así pasaron un par de semanas. Ya sabía sacar mis alas perfectamente, y volaba por el cielo libremente, Kevin no conseguía leer mi mente nunca y mi poder estaba más o menos controlado.

-Oye Kevin.- Le dije.- En la foto que me enseñaste hace tiempo, en la que salís tú y Roxanne, se te ve exactamente igual que ahora ¿Por qué? Supuestamente Roxanne murió hace ya mucho.-

-Eso es algo que aún no te he enseñado. Los ángeles después de cumplir los veinte años deciden qué aspecto quieren tener para siempre, por muchos años que tengan, yo decidí los treinta pero hay gente más tradicional que prefieren aparentar la edad que verdaderamente tienen, esos son los únicos ancianos que hay por aquí.-

-¿Quién querría parecer tan mayor teniendo la posibilidad de parecer joven?- Pregunté.

-Cada persona es un mundo Jennifer.- Él miró al cielo y suspiró.- Vamos un momento a mi casa, tengo algo que quiero enseñarte.-

Caminamos por el prado hasta llegar, el me pidió que le esperase y entró. A los pocos minutos salió con algo envuelto en un trozo de tela.

-Esto era de tu padre.- Me dijo mientras le quitaba la tela.

Debajo había una funda de una espada, junto con ésta.

-Es una espada muy especial Jennifer, la conseguí recuperar después de lo de Roxanne.-

-¿Qué tiene de especial?-

-La llaman “Omens”, al contrario que  nosotros, a un demonio no se le puede matar con un arma normal, necesitas este tipo de espada, y creo que ya era hora de que la tuvieras.-

-Kevin… muchas gra…- Empecé a decir pero se oyó una explosión.

Kevin y yo nos miramos. Otra explosión,vimos como a lo lejos se alzaba humo y corrimos hacia allí.

Era la puerta por la que llegue aquí, de allí estaban entrando varios ángeles de alas negras, demonios y ya estaban empezando a levantar el vuelo. Se oyeron varias explosiones más, la gente estaba horrorizada, las casas se estaban incendiando, el prado estaba destruyéndose, el cielo estaba cubierto por humo y cenizas, los ángeles intentaban huir...

-¿Qué está pasando?- Pregunté.

-Esto solo puede ser obra de ella…- Dijo Kevin.

Efectivamente, por fin hizo acto de presencia.

-¿Qué se supone que haces?- Le grité.

-Tranquila Jennifer, no mataré a nadie, solo causaré un poco de caos.- Me dijo con un estúpido tono de superioridad.- Así no incumplo nada, solo mataré a una sola persona, así estaremos en paz por lo de mi mensajero-

-Kevin que…- Dije girándome para mirar a Kevin en busca de una respuesta.-

Pero cuando le miré una espada estaba atravesando su pecho, se le notaba tan sorprendido como yo, y quien sujetaba esa espada era… Alexis.

Sacó la espada de un tirón, Kevin cayó de rodillas al suelo, yo me arrodillé también y lo sujeté, lo abracé contra mí. Intenté tapar su herida con mi mano libre, salía demasiada sangre, si segui así entonces...

-¿Por qué?- Dije en un susurro. Miré a Alexis y vi como sus alas se volvían negras.- ¿Por qué?- Repetí, está vez gritando y con lágrimas en mis ojos.

Ella solo se acercó a la puerta.

-Ya he terminado, me voy de aquí.-

-Jennifer…- Me dijo Kevin con un hilo de voz.

-No hables Kevin, te pondrás bien.- Él solo negó con la cabeza, los dos sabíamos qué iba a pasarle, él me hizo un gesto pidiéndome que me acercara, y en mi oido susurró algo.

-¿Qué quieres decir?- Le pregunté sorprendida, pero él solo había cerrado los ojos y tenía la cabeza echada hacia atrás.- ¿Kevin? ¡Kevin!- Dije zarandeándole un poco, seguí gritando varias veces su nombre.

Sabía que era demasiado tarde, no me hacía falta tomarle el pulso ni nada.

Estaba muerto

Hunters (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora