Capítulo 5

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Al día siguiente me dejaron volver a casa, todavía me dolía un poco al abdomen pero no tuve ningún problema para caminar.

Repase mentalmente todo lo que se me permitía contarle a Julia sobre nosotros, no iba a ser fácil eso lo sabía, pero sorprendentemente no estaba nerviosa. Lo peor que podría pasar es que Julia me odiara y le hablara a todo el mundo sobre nosotros, aunque claramente, la tomarían por loca. Por fin conseguí llegar a mi casa, nada más entrar me recibió mi madre con un gran abrazo.

-Bienvenida a casa mi angelito.- me dijo mientras seguía abrazándome, demasiado fuerte.

-Bueno, bueno, ni que me hubiera muerto.- y por fin me soltó y se fue a la cocina.

-Estoy preparando tu comida favorita.- Me gritó desde allí.

-Genial, mamá.- dije sin mucha emoción.

-Casi se me olvida, he invitado a Julia a comer, me dijo que quería hablar contigo.- se asomó por la puerta de la cocina.- ¿Ha pasado algo?

- No, nada mamá.- y después me fui a mi habitación.

Allí me recibió Dori, mi gato, apenas tiene tres años. Me tumbé en mi cama, ¿seguiremos siendo amigas? ¿Se enfadará Julia conmigo? Esas preguntas no dejaban de atormentarme.

Tocan el timbre, oigo como mi madre abre la puerta y se pone a conversar con alguien. Julia ya habrá llegado, y después, pasos en la escaleras. Tocaron a mi puerta. No esperó a que yo le diera permiso, antes de poder hablar allí estaba Julia.

-Tienes varias cosas que explicarme.- Tenía el rostro muy serio, me temí lo peor.

-Lo sé.-

Comencé a explicarle todo lo referente a nosotros, nuestro origen, cuantos tipos de razas hay… etc.

Cogí aire y la miré, estaba con la mirada perdida en el suelo. Hubo varios minutos de silencio cuando por fin, habló.

-Esto es… esto es.-

-Lo sé, es horrible, soy un monstruo, etc, etc.- le dije y de repente, de un salto, se levantó de la cama.

-¡Qué va! Esto es alucinante Jen.- Me quedé atónita, me esperé de todo menos eso.- Tu vida tiene que ser muy emocionante, llena de acción y todo eso, es como una película.

Me levanté yo también de la cama y bajamos  a comer.

Pasaron los días. Por fin conseguí persuadir a mi madre para que me dejara ir al instituto. Me fui corriendo ya que llegaba tarde. Hice el recorrido de siempre y estaba a punto de pasar por la cancha de baloncesto, iba pensando en lo bien que se tomó las cosas Julia y estaba muy contenta.

-¡Cuidado!- Oí que alguien me gritaba, pero para cuando me giré, sentí que un objeto se abalanzó sobre mí y me golpeó en la cabeza.

Me hizo perder el equilibrio y caí al suelo. Miré a mi alrededor a ver qué era lo que me había golpeado. ¿Una pelota de baloncesto?

-Lo siento, ¿estás bien?- vino corriendo un chico, cogí el balón y me levanté del suelo.

Vi que la canasta estaba muy lejos, el chico tuvo que haberle dado bastante fuerte.

-Sí, pero deberías…- Me quedé sin palabras, me fijé mejor en el chico

Era poco más alto que yo, tenía un pelo muy negro y liso. Su sonrisa era preciosa, la más bonita que había visto, y sus ojos… eran tan verdes, parecía como si intentaran hipnotizarme. Me quedé ahí, de pie como una estúpida sin decir palabra.

-De verdad que lo siento mucho, espero que no te haya hecho daño, pero parecía que tenía mucha prisa. Por cierto, yo soy Christian y acabo de mudarme. Y tú quién…

Pero en ese momento, mi mente empezó a funcionar rápidamente ¡Llegaba tarde!

-O no, llego tarde.- mire mi reloj.- pero que muuy tarde.

Salí disparada de allí. Pero para cuando llegué era demasiado tarde, el profesor de Química ya había llegado y cerrado la clase. No me dejaría entrar, así que me resigné a quedarme en el pasillo.

Maldije en voz baja al chico que me encontré. Pero me quedé pensando en sus ojos, parecían tan llenos de vida, era una sensación extraña. Sería por el sueño, fue lo que me dije.

Toco el timbre. Cuando salió Julia nos saludamos y fuimos hasta la clase siguiente.

-Y bien... ¿qué te ha pasado hoy?-

- Buf, un chico en la cancha de baloncesto me pegó un balonazo mientras intentaba conseguir que la canasta se viniera abajo.- Dije con mi tono sarcástico.

-Pooobre e incomprendida Jen.- me dijo con su habitual sonrisa.- ¿Y bien? ¿cómo era?

-¿Para qué quieres saberlo?- le pregunté sonrojándome un poco mientras entrábamos en nuestra clase de tutoría.

-Por curiosidad… ¿Era guapo?-

-Bueno… supongo que sí-

Nos callamos un momento ya que la profesora había entrado y dijo que tenía que decirnos algo importante. Por lo visto iba a haber un nuevo alumno en clase y quería que le ayudáramos a integrarse y bla, bla, blá.

-¿Supones? ¿Cómo era?-

-Bueno pues era…-

- Ya puedes entrar.- dijo la profesora y entonces también entró el nuevo alumno. Me quedé sin palabras.

-Es él.- le dije sin más a Julia. Ella miró hacia donde yo señalaba.

La profesora le pidió que se sentara detrás de nosotras. Giré la cabeza y me saludó con la mano.

-Volvemos a vernos.- me dijo sin más.- Todavía no me has dicho quién eres.-  

Hunters (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora