17. 🌙

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Después de esa discusión que Magnus tuvo con Alec, tuvo que buscar una forma de relajarse que no fuera drogarse, porque él sabía que era algo pésimo para su salud.

Recordó que algunas veces su madre le ponía algunas canciones de piano para que no llorara mientras ella y su padre se encerraban a discutir.

La única canción que recordaba que había sido puesta mientras reía con su madre era Once upon a December, le encantaba porque también salía en la película de Anastasia y a su madre le gustaba muchísimo esa película. Era extraño, pero a él siempre le gustó lo diferente.

Entonces puso aquella melodía mientras pensaba sobre lo que Alexander le había dicho, porque para él era muy absurdo que su vida estuviese en peligro.

Pero entonces esa sensación de alguien asechando su casa volvió, con un poco de miedo revisó las ventanas y no había nada, cerró bien su puerta, quedando en el sofá con la melodía de piano a fondo.

Sin embargo, de repente solo estaba muy asustado. Su cuerpo empezaba a temblar y aún no sabía con exactitud el porque. El cristal de una venta se escuchó reventar al igual que los focos quedando todo en total oscuridad, porque esa noche ni siquiera la luna brillaba para él.

Con un poco de pánico trato de llamar a Catarina, pero su celular estaba apagado sin pensarlo mucho también llamó a Alexander y aunque él no tenía el teléfono apagado simplemente no contestaba, se sentía un poco culpable por echarle de su casa de ese modo.

Cayó al suelo cuando sintió que alguien lo empujaba, volteaba a todos lados, pero nada. Era como si un espíritu lo hiciera y aunque lo creía absurdo no tenía otra explicación.

El miedo comenzó a aumentar cuando de nuevo escucho esa voz que tanto le atormentaba.

- Magnus, mi caramelito. ¿Dónde estás? - sin saber que hacer, Magnus corrió como pudo y se encerró en su habitación.

No, no de nuevo por favor. Susurró.

Escuchaba los pasos cada vez más pesados al igual que se escuchaba como varias cosas caían con fuerza.

Ahora estaba más asustado, porque a pesar de que escuchaba la voz de su padre y podía ver su imagen en el espejo, nunca se imaginó que pudiese oír sus pasos. Eso le recordaba cuando se escondía para evitar que su padre le golpeará.

La manija de la puerta comenzó a moverse lentamente para después ser golpeada con dureza.

- Abre la puerta, cariño. - esa voz era a la que siempre le temió. Su infierno nunca acabaría.

Con su corazón latiendo con fuerza y las manos sobre su boca para aguantar los gritos de horror Magnus se encontraba bajo la cama escondido.

Y el silencio cubría el ambiente, de repente los pasos se alejaban para en un momento regresar siendo más pesadas y fuertes.

- ¡ABRE LA MALDITA PUERTA, ESTÚPIDO NIÑO!

Sus lágrimas salían sin parar, tenía pánico y más porque esa ya no era la voz de su padre, esa era la voz más desquiciada que hubiese escuchado.

En esos momentos Magnus rogaba porque Alec regresará.

La puerta fue abierta con un estruendoso ruido, al par de una risa escalofriante. Ese hombre soltaba carcajadas fuertes.

- Un, dos, tres por la pequeña basura que está debajo de la cama. - canturreó.

El miedo que sentía Magnus en ese momento no se comparaba con nada porque nunca sintió tanto miedo con en aquella ocasión.

- Ven aquí - susurraron en su mente no sabiendo exactamente cómo.

Mordía sus labios para no gritar, ya le costaba respirar, ya ni siquiera sabía si iba salir vivo de ésta.

Sus cuerpo fue jalado fuera de la cama, quedando frente a una horrible imagen.

Era Alexander. Con ojos completamente negros, una sonrisa macabra y una horribles cicatrices por toda la cara. Por último... unas alas, alas negras y faltantes de plumas con sangre escurriendo.

¿Qué era eso?

Dejó salir un jadeo de horror.

El demonio se acercó a paso lento hasta acorralar a Magnus.

Alexander por favor, te necesito, pensó antes de cerrar los ojos con fuerza para esperar el fin de su vida.

Alec.

Estaba en casa descansando cuando un dolor comenzó a molestar mi pecho, había estado pasando eso los últimos minutos. Traté de ignorarlo, pero cada vez dolía más.

Magnus.

Sabía que él estaba en peligro, pero le jure que no iba a volver aún si estuviera en peligro. Y no pensaba volver, pero ocurrió algo.

Alexander por favor, te necesito. La voz de Magnus retumbó en mi mente.
Mordí mi labio mientras pensaba que debía hacer. El dolor fue aún más fuerte, tanto que grite y caí al piso de rodillas.

-¡Alec! - Izzy entró corriendo a mi habitación con Jace.

Ambos me sostuvieron, pero el dolor se seguía intensificando y ya ni siquiera me podía mantener en pie. Agarraba mi pecho con fuerza aún gritando.

- Es Magnus. - susurré. - lo escuché, él me llamó.

- Alec tienes que ir, él está en peligro y es algo realmente malo para que te pongas de esta manera.

- Jace me echó a patadas de su casa, no pienso volver. - mis hermanos gruñeron.

- No seas estúpido. Lo escuchaste y eso significa que está sufriendo, que realmente es urgente esto.

- Bien, iré. - traté de levantarme, pero me fue inútil porque volví a caer.

- Iremos contigo Alec.

- Izzy este es problema mío, no de ustedes. Yo tengo que resolverlo.

- No Alec. Iremos contigo porque estás muy débil y no te vamos a abandonar.
- suspiré y asentí.

- Bien, vamos ya que este dolor es insoportable.

- Trata de volar y si no puedes te llevaremos entre Izzy y yo. ¿De acuerdo?

- Si.

Con mucho trabajo logré volar hasta el apartamento de Magnus. Las luces estaban apagada y todo estaba oscuro.

Toqué la puerta mientras Izzy y Jace revisaban los alrededores.

- No hay nada. - aseguró Jace.

- Tampoco de este lado.

Sentía su presencia cerca, salté al techo y camine sobre él para seguir su calor.

Se escuchó un grito y mi piel se erizó.

- ¡Alec, entra ya!

Otro grito se escuchó, pero estaba vez fue más desgarrador.

.......


Okey no se me da escribir algo así jaja, lo siento si fue malo.

Como sea,  gracias por leer. 💙

My angel likes blood. (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora