💎 Chapter two

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Alguien llamó a la puerta. La maid se apresuró para abrirla, viendo a un sonriente Sebastian del otro lado.

– Buenas noches –saludó.– Sólo quería informarle que la cena está lista. El Conde está esperando a Lady Tn para cenar.

– Entendido. Bajará enseguida.

– Le avisaré al Conde. Con permiso.

Juliette cerró la puerta y giró, posando sus ojos en la joven, quien la miraba seriamente desde la cama.

– La cena está lista, señorita.

Tn frunció el ceño y cerró los ojos, soltando un suspiro. Se levantó con sumo cuidado de la cama y se envolvió su sábana color carmín. La maid abrió la puerta para darle paso, y al salir ambas, apagó la luz y cerró el cuarto con llave; luego, ambas bajaron al comedor. Tn bajaba las escaleras con muchísimo cuidado, sujetándose del barandal y bajando con delicadeza los escalones.
En el comedor se encontraba Ciel, sentado ya a la mesa y esperándola para comer. La maid corrió la silla y esperó a que Tn se sentara, en la misma había un almohadón bastante esponjoso que Sebastian había puesto, según las indicaciones de la Reina; la joven se sentó. El mayordomo sirvió la cena, y Juliette se apresuró para cortar la comida en pequeños trozos y examinarla para ver que nada estuviera demasiado duro.

– Está bien, señorita. Nada está duro ni rasposo.

– Eso espero –tomó el tenedor y comenzó a comer.

El silencio inundó la sala, sólo se oía el sonido de los tenedores chocar levemente con los platos y las copas al tocar la mesa. Al finalizar, Tn se retiró a su habitación y Ciel a su despacho.

[Cuarto de Tn]

La chica entró en su cuarto y volvió a recostarse en medio de su cama. La maid ordenó un par de cosas y luego la miró.

– Señorita, ¿No quiere cambiarse de ropas?

– ...Sí –se incorporó.– Trae mi pijama.

– Sí.

Juliette abrió el armario y sacó un largo vestido blanco, suelto; se acercó a la cama mientras Tn se levantaba con lentitud. Le quitó con mucha delicadeza el largo vestido y deshizo el suave nudo del corset, luego le colocó aquel pijama, el cual le quedaba bastante holgado, y le soltó el cabello. Tn se sentó en el tocador, mientras su maid guardaba su ropa.

– La mansión Phantomhive es muy bonita, ¿Verdad? –comentó mientras tomaba el cepillo.

– Sí...pero sigo diciendo que me hubiese gustado quedarme en el Palacio.

– Lo sé, señorita –dijo mientras la peinaba con sumo cuidado.–, pero su padre y Su Majestad están en desacuerdo con la idea.

– No entiendo el por qué. Tú estás conmigo, puedes cuidar de mí. Además, no estoy enferma.

– No es lo que el doctor dijo.

– El doctor no ha de saber nada –levantó un poco su brazo.– Mírame. Mi piel es tan blanca como un papel –tomó un mechón de cabello.–, mi cabello también –se miró al espejo.–, mis ojos son de color plata, pero no son duros como la plata –bajó la mirada.–, y mi cuerpo... –suspiró.– Soy débil, lo sé –la miró por el espejo.– Soy de cristal, Juliette.

– ...Lo sé –sonrió con comprensión.– Y el cristal se rompe si no se cuida adecuadamente, por eso estoy aquí –terminó de cepillar su cabello.– Listo. ¿Quiere que le sirva un té?

– Sí –se levantó.– Y averigua dónde está la biblioteca.

– Sí, señorita.

Mientras Tn volvía a la cama, Juliette salió de la habitación, cerrándola bajo llave, y se dirigió a la cocina.

– ¿Necesita algo? –preguntó Sebastian al verla entrar.

– Mi señorita quiere un té. Con permiso.

– Preparé este para Bocchan, pero puede llevárselo a Lady Tn –extendió la taza.

La maid tomó la taza entre sus manos y la examinó, luego miró al de negro.

– ¿Tiene azúcar?

– Sólo una cucharada.

– Perfecto. Gracias.

– Por nada –sonrió.

Ella giró y salió de la cocina. La sonrisa de Sebastian se borró mientras la veía alejarse, aquella mujer tenía algo extraño, o al menos es lo que él presentía.

[Cuarto de Tn]

La maid volvió a la habitación, entró y luego cerró la puerta con llave, se acercó a la pequeña mesa y dejó la taza sobre ella.

– El té, señorita.

– Sí.

La chica se levantó y se acercó a aquella mesa, tomando asiento en uno de los sofás para beber aquel té mientras leía.

[Despacho]

Sebastian entró al despacho del joven conde y dejó la taza de té sobre su escritorio.

– Te tardaste –regañó sin mirarlo.

– Lo siento –sonrió.– Iba a traerle el té, pero justo entró la acompañante de Lady Tn, al parecer ella también quería un té.

– Hm. Como sea –lo miró.– ¿Qué averiguaste?

– El Rey Carlos VI de Francia también padeció de este mal. Lo llamaban "Carlos el loco", pues al parecer tenía muchos problemas mentales. Se dice que siempre andaba envuelto en una gruesa manta por miedo a romperse. También encontré un libro llamado "El licenciado Vidriera", escrito por Miguel de Cervantes en el Siglo XVI, en la cual el personaje cree tener todo el cuerpo de vidrio y se obsesiona con la idea de "romperse" al menor roce.

– Cree ser de cristal... –murmuró, pensativo.– Consígueme ese libro –ordenó.

– Entendido.

Ciel bebió un sorbo de su té, mientras Sebastian salía del despacho.

«Sería más fácil si la dejo encerrarse en su habitación...», pensó.

<<Flash Back>>
– Voy a pedirle una cosa más, Conde –dijo la Reina.

– Adelante.

– Por favor, no dejes que se encierre mucho en su habitación, el doctor dijo que es malo para su salud mental.

– Entendido. Trataré de que tome algo de aire.

– Te lo agradezco.
<<Fin Flash Back>>

«...Pero no puedo hacerlo...», suspiró.

– Maldición... –chistó.

Glass Delusion 💎 Ciel PhantomhiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora