💎 Chapter twenty

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La noche cayó. Ciel salió de su habitación, ya arreglado para la importante cena, su invitado llegaría en poco más de media hora; apoyó su bastón en el piso y se encaminó al piso inferior, más específicamente al living room. Sebasatian estaba allí, preparando el gramófono como su amo había pedido.

– Está todo listo, Bocchan –informó, con una leve sonrisa.

– Perfecto. Enciéndelo.

– Sí.

El mayordomo tomó uno de los discos que tenía a un lado y lo colocó en el gramófono, para luego encenderlo. La música comenzó a sonar, llenando la sala y luego la mansión, pues el hombre le subió el volumen.

[Habitación de Tn]

La joven estaba de pie en el balcón, observando hacia afuera mientras sentía la suave brisa en su rostro. Su Dama de Compañía estaba dentro del cuarto, arreglando algunas cosas. De pronto, ambas oyeron música provenir del piso inferior, lo que llamó su atención; sabían que Ciel no estaba aún con su invitado, pues nadie había llegado a la mansión todavía, así que esto se les hizo extraño.

– Que...extraño –murmuró Tn, acercándose un poco a la puerta.

– Debe estar ambientando todo para su visita, tal vez. Es un inversionista después de todo, debe hacerlo sentir cómodo.

– Sí, lo sé. Pero aun así, es...extraño.

La albina se acercó más a la puerta y pegó el oído a esta, para oír con más claridad.

– Es...Georges Bizet.

– Lo es.

– El Conde jamás ha puesto música en el tiempo que he estado aquí, sólo...esa vez en la que me hizo bailar con él.

– ¿Desea bajar a ver?

– ...Sí –la miró.– Vamos.

Juliette asintió, dejó lo que tenía en sus manos a un lado y se apresuró a abrirle la puerta a su ama. Ambas salieron de la habitación y bajaron, se acercaron al umbral del living y la joven se asomó para mirar.

Ciel estaba de pie mirando al gramófono. Sebastian estaba a un lado del aparato, preparado por si debía hacer algo.

– ... ¿Conde? –llamó.

El joven giró rápidamente y sonrió. Su mayordomo también sonrió.

– Lady Tn. Lo lamento, ¿Le molesta?

– Ah...No realmente, es sólo que es...extraño. Usted no es de poner música así como así.

– Es cierto, pero...recordé aquella vez que regresé de la ciudad y la oí cantar, así que se me apeteció poner algo de música.

– ... ¿Es un truco para algo?

– No, sólo quería oír algo música. Supongo que conoce al compositor.

– Claro que lo conozco. Es Georges Bizet.

– Exacto.

Ciel extendió su mano hacia ella, pero la joven frunció el ceño y dio un paso hacia atrás.

– Prometo no hacerle daño. Sólo...quiero pasar un poco de tiempo de calidad con usted, antes de que mi invitado llegue.

– Si me disculpa, preferiría regresar a mi habitación. No quiero que su invitado me vea aquí.

– Por favor, será sólo un momento.

– ...

Tn tragó saliva y, con cierto miedo, levantó su mano y tomó la del chico. Él sonrió y jaló con cuidado de ella, llevándola más al medio del salón; giró la cabeza, mirando a su mayordomo. El de negro asintió ante la mirada de su amo y, en cuanto la canción terminó, cambió el disco por otro, empezando a sonar una muy conocida canción, y una de las favoritas de Tn...

– Esa es...

– Así es –la miró.– Carmen –sonrió.

– ...Hace tiempo no la oía...

– ¿Conoce las lyricas, Lady?

– ...Por supuesto –lo miró.– De memoria.

– Me haría el honor.

– Oh no. No, no, no. Me avergüenza el cantar frente a alguien más.

– Por favor. Si lo que le molesta es Sebastian, puedo ordenarle que se vaya. Además, mis sirvientes están ocupados, yo ya la he oí y me parece que canta maravilloso, y de Juliette ya está acostumbrada.

– ...Yo...Ahm...

– Sería un honor para mí el oírla.

– ... –suspiró.– De acuerdo.

– Se lo agradezco –miró al de negro.– Sebastian, pon la canción desde el principio.

– Entendido.

El mayordomo colocó la canción desde el principio, mientras su amo tomaba asiento en uno de los sofás. Tn aclaró su garganta mientras oía la música, esperando al momento de cantar. (multimedia)

L'amour est un oiseau rebelle, que nul ne peut apprivoiser –comenzó.

Ciel la observaba con una leve sonrisa en el rostro, mientras era encantado por la dulce y bella voz de la chica.

Mais si je t'aime, si je t'aime prends grande à toi.

La música finalizó, y el gramófono dejó salir sonido blanco. Ciel comenzó a aplaudir, siendo seguido por su mayordomo y la maid. Tn sonrió y bajó la mirada, algo avergonzada, pues hacia años que no cantaba frente a alguien que no fuese Juliette.

– Lady Tn, tiene una voz maravillosa –elogió el joven.

– Muchas gracias –hizo una leve reverencia mientras sonreía.

El de parche se levantó y se acercó a la joven, tomando sus manos. Ella lo miró con cierta curiosidad, se habría alejado, pero el chico ya no le aterraba.

– ¿Qué sucede...?

– Me encantaría, realmente, que cene con nosotros.

– ...Conde...realmente agradezco su invitación, pero me temo que he de negarme.

– ... –suspiró y volteó la mirada.– Lo comprendo. Ah... –la miró.– ¿Bailaría conmigo? Aún queda algo de tiempo antes de que mi invitado llegue.

– Ah...De acuerdo.

El Conde sonrió y miró a su mayordomo, quien asintió y cambió el disco del gramófono. La música comenzó a sonar, y ambos nobles comenzaron a bailar con tranquilidad, sin decir una palabra, sólo mirándose. En cuanto la música finalizó, ambos se detuvieron y sonrieron.

– Su invitado ha de estar por llegar, me retiraré a mi cuarto.

– Permítame acompañarla.

– ...Está bien.

Ciel tomó su bastón y luego dobló su brazo izquierdo, Tn tomó aire y sujetó el brazo del joven. Ambos comenzaron a caminar hacia las escaleras, y comenzaron a subir esta con cuidado, con ella agarrándose del barandal. Al estar a la mitad, el timbre sonó, y Sebastian se apresuró para abrir la puerta; la joven, por su parte, se alarmó, pues quería estar en su cuarto antes de que aquel llegase.

– ¿Quién es? –preguntó ella.

– Tranquila, continúe subiendo.

– Ah...E-Está bien.

Los jóvenes subieron hasta la mitad de la escalera, aquella zona donde se extendían dos escaleras más, una que iba a la derecha y otra que iba hacia la izquierda. Sebastian se movió y dejó entrar a la persona que había llegado: el inversionista. Para mala suerte de la joven, no era el único, pues junto a él venía una pareja asiática.

– Ugh...

Glass Delusion 💎 Ciel PhantomhiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora