Glass Delusion 💎 Ciel Phantomhive

💎 Chapter nine

Tn estaba dentro de una jaula de metal, como un ave atrapada. Se había sentado en un rincón, lo más lejos posible de la puerta de aquella jaula, y se había acurrucado, abrazando sus piernas. Tenía miedo, mucho. Quería huir, pero no podía hacerlo, al menos no por su cuenta, ella era débil, de cristal, y no podía hacer nada contra sus horribles secuestradores.
La puerta se abrió, dando paso a un hombre de traje color vino y un abano en su boca. El tipo cerró la puerta tras de sí y la miró, soltando una risa.

– Vas a hacerme muy rico, pequeña "princesita"

– ...

El sujeto se acercó más a la jaula y se agachó un poco, para mirarla con aquella sonrisa triunfal. Tn se sobresaltó y cerró los ojos, escondiendo su cabeza entre sus piernas. El sujeto rió con malicia y se levantó.

– Maldita niñata. Eres buena para mandar, pero en realidad sólo eres una mocosa malcriada.

El teléfono sonó. Aquel cruzó la habitación rápidamente, a donde estaba la mesa con el aparato, y contestó.

– Sí...Sí...No te preocupes, es una mocosa malcriada y miedosa, no presentará problemas...Sí, sí... ¿Phantomhive? Pff. No te preocupes por ese mocoso, es sólo un niño... ¿Crees que vendrá hasta aquí por una mocosa inútil como ella? No me hagas reír... ¿El mayordomo? Tranquilo, tengo personal extra para encargarse de él, si llega a aparecer...Bien...Claro, tranquilo...Sí...Bien, te espero...Adiós –colgó.– Tch.

Tn temblaba, estaba realmente asustada, no sabía bien qué iba a hacerle ese sujeto o a quién la vendería, y además temía que alguien la tocase y la rompiera, después de todo, ella era de cristal. Sus ojos estaban cerrados, no quería abrirlos, y aún seguía en su posición de abrazar sus rodillas. Oyó los pasos del sujeto acercarse a la jaula, pocos segundos después volvió a oír pasos y la puerta abrirse, otros pasos y la puerta se cerró; según deducía, había quedado sola ahora. Sin embargo, no quiso abrir los ojos, en vez de eso, comenzó a cantar una canción de cuna en voz muy baja, aquella canción que su madre le cantaba cuando era más pequeña, cuando ella estaba viva aún. (multimedia)

– L'était une petite poule grise. Qu'allait pondre dans l'église. Pondait un p'tit' coco. Que l'enfant mangeait tout chaud...

[Jardín]

Juliette golpeó a aquel guardia y giró, iba a caminar hacia la mansión, pero de pronto oyó un disparo, no logró reaccionar a tiempo, pero cuando giró, vio a Sebastian, quien había detenido la bala con un par de utensilios de cocina.

– ¿Sebastian?

El de negro giró, mirándola con una sonrisa.

– Ah...G-Gracias –tartamudeó, confusa.

– Por nada –sonrió.

– Juliette –llamó.

– ¿Conde?

Ciel se les acercó, serio.

– ¿Qué hace aquí?

– Vine por Lady Tn. Tú y Sebastian encarguense de los guardias, yo entraré a buscarla.

– Le dije que no era necesario, Conde. Puedo sola.

– No importa. No me importa que seas un ángel ni tus conflictos con Sebastian por sus razas –dijo él. Ella se sobresaltó.– En lo que duren estas dos semanas, la seguridad de Lady Tn también es mi responsabilidad.

– ... –suspiró.– De acuerdo.

– Encarguense aquí.

Sebastian y Juliette comenzaron a pelear con los guardias que llegaban. Ciel, por su parte, corrió a un costado de la mansión, hasta dar con unas puertas en el suelo que llevaban al sótano de la misma; tras entrar, corrió a las escaleras y subió al primer piso, corriendo hasta llegar a las escaleras; sin dudar, subió rápidamente, había sacado su arma y ahora la llevaba en su mano por precaución.