💎 Chapter three

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– Señorita, es tarde ya. Debería dormir.

– ...Tienes razón –cerró su libro y la miró.– Prepara mi cama.

La maid asintió y se acercó a la cama, para levantar las sábanas y acomodar todo para que la joven se acostase. Tn dejó su libro sobre la mesa y se levantó de aquel sofá, caminó a la cama, dejó caer su enorme manta y se recostó. Juliette la cubrió y acomodó, luego se acercó a uno de los bolsos y lo abrió, sacando una muñeca de porcelana de cabellos rubios y vestida de blanco, la cual le entregó a la chica; ella sonrió y se acurrucó con aquella muñeca, cerrando los ojos para dormirse. La mujer apagó las luces y se sentó en una de las sillas que había junto a la mesa, donde encendió una vela y comenzó a leer.
Alguien llamó a la puerta, y la maid, extrañada, caminó hasta ella y la abrió con cautela, para no despertar a su ama.

– ¿Si?

– Lo lamento –se disculpó, notando que, por la oscuridad del cuarto, la joven ya dormía.– ¿Lady Tn está dormida?

– Así es. ¿Puedo ayudarlo en algo, Sebastian?

– Mi amo me ordenó llevarla a usted a una habitación para que pueda dormir, ahora que Lady Tn está ya dormida.

– ¿El Conde sigue despierto a estas horas?

– Acaba de ir a la cama justo ahora. ¿Me permite llevarla a una habitación preparada para usted?

– Se lo agradezco, Sebastian, a usted y su amo. Pero no se preocupen por mí, estoy bien. Me quedaré junto a la señorita, si no les molesta. No puedo dejarla sola.

– Comprendo. Le haré saber esto a Bocchan.

– Está bien. Gracias de todos modos.

Ambos quedaron un momento en silencio, mirándose. Tras esos segundos de silencio, Sebastian sonrió e hizo una leve reverencia.

– Con permiso entonces. Buenas noches.

– Buenas noches.

Juliette cerró la puerta y frunció el ceño mientras le ponía llave.

– Demonio... –murmuró.

Sebastian caminó por el pasillo, mientras su sonrisa se borraba, siendo reemplazada por un rostro serio.

– Lo sabía... –murmuró para sí.

[Día siguiente]

El día llegó, y el sol brillaba con intensidad. Juliette abrió las cortinas y luego las ventanas, dejando entrar la luz y la brisa de la mañana. Tn se removió bajo las sábanas y miró a su sirvienta.

– Juliette.

– Oh –giró, mirándola.– Buenos días señorita –sonrió.

La chica se incorporó con cuidado y abrazó su muñeca.

– Le preparé un té.

La maid se acercó al carrito y tomó la tetera, sirviendo el té en la taza de porcelana, la cual entregó a la chica.

– Té negro con manzana y canela, ligeramente endulzado con medio cubo de azúcar.

– Gracias –bebió.

Juliette tomó un vestido color lavanda del armario y se acercó a la cama, ayudó a levantar a la chica cuando ella terminó su té, y luego le quitó el pijama, para colocarle un corset y luego aquel bello vestido. La joven se sentó en el tocador, para que la mujer le cepillase el cabello.

– ¿Has averiguado dónde está la biblioteca?

– Sí, señorita. Después del desayuno, podemos ir allí.

– Está bien.

Tn sentó a su muñeca en el tocador y comenzó a peinarle el cabello con sus dedos, mientras la maid la peinaba a ella.

[Cuarto de Ciel]

Ciel se levantó de la cama después de que Sebastian le colocara los zapatos.

– Le he conseguido el libro, Bocchan. Lo dejé en su despacho anoche.

– Bien. Que el desayuno sea rápido entonces, quiero leerlo.

– Sí.

[Cuarto de Tn]

Alguien llamó a la puerta. La mujer se acercó a esta, dio una vuelta a la llave y abrió.

– Buenos días –sonrió el mayordomo.– Sólo quería informar que el desayuno está listo. Bocchan espera a Lady Tn en el comedor.

– Bajará en seguida. Gracias.

Sebastian hizo una leve reverencia, y Juliette cerró la puerta.

– Es hora de desayunar, señorita.

– Está bien –dejó su muñeca sobre la cama y tomó su manta, envolviéndose con ella.– Vamos.

Ambas bajaron al comedor, donde Ciel estaba ya sentado y leyendo el periódico. El joven bajó aquel periódico para mirar a la chica.

– Buenos días, Lady Tn –saludó.

– Buen día, Conde.

Tn tomó asiento. Sebastian comenzó a servir el desayuno a Ciel mientras Juliette le servía a Tn. Durante todo el desayuno, estuvieron en silencio, hasta que Tn terminó y se levantó.

– Con permiso –dijo.

– Si no le molesta, Conde –habló la maid.– Mi señorita irá a la biblioteca.

– Adelante. No hay problema.

– Con permiso –hizo una leve reverencia y miró a la chica.– Vamos, señorita.

[Tarde]

Tras el almuerzo, Tn volvió a la biblioteca, donde caminaba con calma entre los estantes, revisando con cuidado cada libro, eligiendo cuál leer. Ciel, por su parte, estaba en su despacho con un libro en sus manos: "El Licenciado Vidriera".

– Le he preparado un té negro con canela –dijo Sebastian, dejando la taza de té sobre el escritorio.– Y de postre, un trozo de pastel de chocolate suizo con crema –dejó el plato con la porción de pastel junto al té.– ¿Ha terminado de leer el libro ya?

– Sí...El protagonista pierde la cordura después de beber una "poción de amor" que una chica despechada le dio, él la había rechazado porque quería estudiar sin distracciones, y ella se molesta y va con una bruja. Pero la poción le afecta de otra manera, y él comienza a perder la cordura, creyendo que es de vidrio y no dejando que nadie lo toque, además se hace llamar el "Licenciado Vidriera", y va hablando tonterías por ahí.

– Ya veo.

– Como sea –dejó el libro a un lado.– Esa chica será algo complicada. No habla más que con su Dama de Compañía, a penas si me dirige la palabra.

– ¿Dejará que la señorita se encierre solamente?

– Lo haría, pero le prometí a Su Majestad que no la dejaría encerrarse. Ella dijo que era malo para su salud mental.

– Comprendo. ¿Necesita que haga algo?

– Sí –lo miró.– Quiero que averigües de su familia. Su Majestad dijo que no le hablara sobre su cumpleaños y su madre, así que creo que algo ocurrió en esa fecha con su madre, lo que la hizo perder la cordura de tal modo.

– Entiendo. Averiguaré lo que pueda.

– Hazlo.

– Con permiso.

El mayordomo hizo una reverencia y salió. Ciel tomó el tenedor y comió un trozo del pastel, mientras pensaba.

Glass Delusion 💎 Ciel PhantomhiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora