Había cierta clase de tensión aquella mañana fría. Invierno. Shu no era una persona de invierno, mucho menos de verano, quizás otoño quizás. Con certeza podía decirlo, era invierno una vez más . La niebla y la ausencia de calor se lo confirman. El sentimiento de desgracia también.
Una desgracia lo esperaba en casa. Pero, él no sabe todavía. La ignorancia es una virtud.
Shu estaba cansado, realmente cansado. Sentía como que no dormía en siglos y a pesar de su carencia de sensibilidad; su cuerpo se sentía resentido, entumecido. Las recientes noticias lo han dejado perplejo y casi al borde de la locura. Edgar vivo. Ni siquiera el pensamiento en su cabeza llegaba a ser posible, a pesar de que lo vio, algo no se siente como antes y no es precisamente la culpa. Quizás, la muerte misma se había encargado de enterrar su amistad con aquel chico. Y quizás por eso se sentía extraño.
Extraño no es lo mismo que vacío.
Shu no sé sentía vacío, bueno, no más. Dudaba mucho que su amistad con Édgar, ahora Yuma, regresará. Todavía puede preguntarle a Blue que hacer. Fiel creyente que una vagabunda drogadicta del Bronx le va resolver la vida. Blue no era terapeuta, tampoco brújula, no era un genio, pero sin duda era la persona con más juicio que había conocido.
Era quizás ese libertinaje, o quizás ese amor a la vida que hacía a Blue un ser lleno de sabiduría. O no. Quizás era el vacío que la americana llenaba con cocaina y alcohol que la volvían filósofa. Shu sabía que Blue estaba perdida y aun así le devolvió al camino, le devolvió los colores a su vida.
Esa era la especialidad de Blue: colorear la vida de las personas a costa de sus colores. Era tan trágico que tuviera de nombre el color más triste de todos.
Azul.
Azul como el invierno. Azul como el agua del mar, Azul como el cielo. Azul como cuando se está triste y sientes que te ahogas en tus propias lagrimas y dolor.
Blue no era azul del todo, era una simpática paleta de colores que aveces asciende a los colores cálidos o baja a los colores fríos. Una montaña rusa de emociones.
Blue le había enseñado a sentir. Debía devolverle el favor, no porque fuera obligación, pero porque le quiere y le aprecia. Porque es su amiga.
...
Reiji se había levantado de la cama. Tenía el pijama puesto y daba vueltas por su dormitorio intentando entender que carajos había echo y porqué , a pesar de las estupidas circunstancias, no estaba arrepentido.
Bueno, sí que le da una punzada en el pecho ver a Blue enterrada en las sabanas sollozando. ¡Cómo le irrita la necesidad de desahogo de los humanos!.
Por obvias razones tenía que pensar en algo rápido. Va recurrir a sus habilidades más perfeccionadas y trabajadas: la mentira y el chantaje.
Chantajea a Blue para que no hable sobre sus lazos sanguíneos y los eventos ocurridos la noche pasada. Miente a sus hermanos del porque el decaimiento en la personalidad de la americana.
Un plan no del todo infalible, pero sí lo suficientemente bueno para que funcionara de inmediato y mostrara resultados para seguir la vida normal.
Reiji Sakamaki es un maldito cínico.
— Blue Annie. — La llamó suavemente acercándose a ella quien estaba acostada boca abajo en la cama. Cuando la recién mencionada sintió su presencia cerca, se incorporó lo más rápido que pudo para poder alejarse de él. Como un gato callejero asustando ante la presencia de un extraño.
— Blue Annie. — Volvió a llamar. — Tranquila, no voy a lastimarte. Tu castigo termino.
Blue se alejo a un más ante la voz pasiva de Reiji que le daba aire al diablo ofreciéndole dulces por su alma. Tal acto sólo logró irritar a Reiji que se subió a la cama y la jalo de suave, pero demandantemente con todo y sábanas.
La tomó de las mejillas para acercarla a su cara. Posó sus labios delicadamente en sus labios en un pico tierno. Blue ronroneo. Pudo ser una escena romántica, pero no olviden que son hermanos y que la acaba de violar.
— Necesito que me escuchas bien, Blue Annie. — Su tono era suave, casi meloso. La americana estaba confundida ante la suavidad del tacto de su abusador y de cómo ella no reaccionaba más que afirmativamente.
— No puedes decirle a nadie sobre nuestro parentesco.
— ¿Por qué? — preguntó con confusión y creciente enojo. Los chicos debía saber estaban en su derecho.
— Porque no estamos seguros. Tus sueños son muy precisos, sí. Sin embargo, no podemos creer que son la verdad absoluta en algo tan serio. Además, es necesario que esa persona confirme tus afirmaciones.
Blue ladeo la cabeza, aún apresada por las manos de Reiji, tratando de procesar la información.
— Yo determinaré cuando sea el momento oportuno para difundirlo. ¿De acuerdo? — Las fuertes manos de Reiji bajaron lentamente hasta el cuello de Blue.
— Ahora, con respecto a lo qué pasó a noche. — El tono de Reiji era más duro e intimidante.— Ese es un asunto entre tú y yo. Por tal razón, nadie debe porque saber ¿verdad?.
El agarre de Reiji sobre el cuello de la americana se hizo más fuerte, pero no llegaba a lastimarle.
— ¿Verdad? .— Volvió a preguntar mientras seguía aparentando, ahora en un tono más amenazante.
— V-verdad. — Repitió casi ahogada Blue de la terrorífica forma en la que Reiji la miraba.
Reiji sonrió, cínico y satisfecho. Blue no sería un problema.
Blue no.
Shu sí.
...
La mansión siempre había sido un lugar desolado, callado y tenebroso. Ultimamente había cambiado de tendencia a una más ruidosa y cálida. No obstante, el lugar todavía infundia terror aunque solo estuvieras de pasada.
Esa fría mañana de invierno había un curioso cuchicheo en la sala de la estancia Sakamaki. Como era ya costumbre los hermanos se encontraban discutiendo sobre cosas banales. Incluso el albino que siempre es el más ausente en todo estaba aportando su opinión en el debate.
— No me sorprendería que Shu venga cargando la cabeza del huérfano por besar a Blue. — Aseguraba en dirección a los mellizos.
— ¿Qué eres estúpido Subaro? — Preguntó con desconcierto Raito. — Shu batea para el mismo equipo. Todos lo saben.
— ¿Shu-san? — Preguntó Kanato con confusión. — Teddy dice que no es posible. Pasa mucho tiempo con Blue y no sabemos exactamente qué hacen.
— Sí, sí que sabemos. — Interrumpió Ayato. — Dormir. La plana solo tiene ojos para la rata de la laboratorio. — Así se refería el pelirrojo de la novia de sacrificio y hermano.
— Eso es cierto. — Concordó el peli morado — Pero es posible que Shu- san la quiera también. Taddy dice que es divertido burlarse de Reiji-san, pero que la cosa es obvia.
— Tu muñeco es estúpido. — rebatió Raito. — Reiji está que se muere por la Bitch-chan y la Bitch-chan se muere por Reiji. Fin de la discusión.
— Lo único que Reiji quiere en esta vida son sus tazas. — Bufó Subaro. — Shu y Blue hacen mejor pareja. Parecen hermanos de diferente madre.
— El incesto siempre fue cosa tuya. — Comentó con sarcasmo Raito.
— ¿Qué dijiste, imbécil? — Dijo Subaru en su tono más amenazante para ir a tomar a su hermano del cuello de su camisa.
— Calma, calma, Subaru-kun — Trató de apaciguar el ambiente un divertido Ayato. — Esto es un debate, no la jodida UFC.
Subaro soltó a su hermano mientras que la puerta se abría y dejaba entrar una fuerte corriente de viento en el lugar, golpeando a los presentes. Algo en esa brisa les heló la sangre y un sentimiento extraño los lleno.
Shu entró en la sala. Daba el sentimiento de que venía con el invierno. De repente y arrastrandolo todo.
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c o l o r e s ☹ r.s
De Todo❝Era tan cliché. Ojos grises, cabello azul. Ella es Blue❞ ❝¿Qué tan difícil era dejarse colorear?❞ .*:°• .*:°• .*:°• .*:°• .*:°• .*:°• .*:°• .*:°• .*:°• .*:°• .*:°• .*:°• .*:°• .*:°• .*:°• .*:°• ohmydior_ ☄© prohibida su copia o adaptac...