Tú eres igual: Capítulo 3

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Narra Natsu Dragneel.

- Pero... tu dijiste que no me harías nada.

-¿Quien es el que manda aqui?

     Ella no respondió, Jale con brusquedad la camisa que llevaba puesta junto con su sujetador. Dejando a la vista sus  pechos y valla pechos.

-No lo hagas ..._Sollozó

     Me coloque encima de ella, abri sus piernas con fuerza, jale sus finas  bragas dejando  marcas rojas en su delicada piel.

-No... todo menos eso_ articuló con temor, mientras movía su cabeza negando.

- ¡Cállate... y disfruta!- Me saque el boxer y metí mi miembro con fuerza ella dejó salir un grito de profundo dolor, mientras empezaba a salir sangre se su intimidad.

Entonces si era virgen...

     No me importó, ella sólo estaba ahí para cumplir el objetivo de un juguete sexual, no pare y seguí moviéndose mientras veía sus pechos bajar y subir por mis estolcadas, poco me concentre en eso, ya que me mantuve viendo las facetas de su rostro esperando ver una sensación de placer, pero no mostraba nada más que dolor,empecé a hacerlo más fuerte sin mirarla, ya que por alguna razón no me exitaba verla así.

- ¡Diablos! Estas demasiado apretada- dicho esto solté mi esencia dentro de ella, salí con rudeza, volvi mi vista a ella, de sus ojos salian constantes lagrimas, que descendían por sus mejillas ¿Acaso no podía sentir placer? Fruncí el ceño ¿Tan malo soy en la cama?

-Limpia el desorden- escupí  asqueado.

    Ella se levantó algo dolorida y se cubrió con algo de la camisa rasgada. Señale otra camisa y rápidamente se la colocó (si tengo camisas casi por todos lados, son practicas).

-¿Dónde se encuentran las sabanas?
-no me gusta como me habla , lo hace con un tono de arrogancia.

- En aquel armario junto a la ventana- puntualize señalandolo.

     Tomo las sábanas y se dispuso a cambiarlas, da pereza verla es tan lenta, me dan ganas de hacerlo yo. Despues de aproximadamente 10 minutos, terminó.  Sin embargo miró las sábanas manchadas de sangre y semen que se encontraban en sus manos y me miró fijamente con unos mirada llena  de odio me sorprendí, sentí que hiba a decir algo.

-¡Imbécil!, ¡Eres un maldito!.

-¡Mira como me estas hablando!.

-No tenías derecho- su  tono de voz había bajado y ahora se notaba algo quebrada.

-Claro que si, agradecelo a tu padre.

-Todos los hombres son unos malditos, hijos de puta.

No pude contenerme y sujete con fuerza sus brazos

-¡Basta!, No tengo porque escucharte gritar- Me dirigí a un cajón y tome una soga y cinta.

- Éspera... que vas a hacer...- ahora si tiene miedo.

-Te voy a callar a ver si así, aprendes.

La tome y la senté con fuerza a mi silla de metal,  amarre sus brazos y pies con la soga.

- No... no por favor

-¡Cállate!-Me miró y me detuve a cortar la cinta.

-¡Pudrete!- fueron sus últimas palabras y tape su boca.

-¡Aquí se  hace lo que yo quiero!- Me acosté en la cama frustrado e intente dormir, pero no  lo conseguía, dirigí mi vista y la vi tal frágil.

Fuera bueno que su apariencia y su boca coincidiera, es hermosa pero tiene la boca muy sucia.
...

     Me levanté y  ella se encontraba con la cabeza agachada cubriendo su cara con su cabello, sentí algo en mi pecho. ¿culpabilidad?, claro que no ella se lo merecía.
Alze su mandíbula y se estaba despertando,Tenía unas ojeras notables.
Su "olor"  no desaparecía ¿De verdad no estaba utilizando perfume?
Solté su manos y pies para dar paso a las marcas rojas que la presión  había dejado, quite la cinta de su boca irritando un poco sus labios.

-Ve y bañate, hueles horrible-ella se despertó y su mirada está perdida

-No puedo soportar tu olor- Se paró y camino  algo aturdida  hasta llegar a baño.

-No tienes permitido bañarte en la tina- grité, escuché como caía el agua de la ducha. Supe que me había oído.
Salí del cuarto cerrando la puerta con llave.

...


     Quiero despejar mi mente no descanse nada por culpa de esa, Me dirigí al bar de siempre por busca de placer,llegué y una chica salió corriendo al verme.

-Hola guapo, ¿Quieres que te haga compañía?- cuestionó con picardía la albina.

-Claro que si nena, Vamos a un cuarto.

-Como tu digas

-Así me gusta- Me dirigí a unos de los cuartos pero estaba ocupado, frunci el ceño y me dirigí al siguiente, pero en eso una chica se hacerlo a mi.

- ¿Buscas algo?- esa pregunta fue tan estúpida.

-¿Si, hay un cuarto para comer?.

- No todos están ocupados.

-¿Es enserio?.

-Recuerda, es fin de semana.

    Mire a la mujer que tenía a lado y era algo acuerpada, gracias al cirujano claro está.

-Vamos a mi casa- sugerí

-Claro que si guapo- que confianza puedo ser un asesino y está zorra, acepta sin titubear.

Me subi al carro y ella se subió después de mi, Creo que esperaba que le abriera la puerta. Reía en mis adentros que se creía no es más que una puta barata, llegué a mi casa y señale a mi cuarto subimos y abrí la puerta, me encontré con lucy durmiendo_ se su nombre gracias a los rumores de ella, todos alabandola_  estaba en la cama cubierta con las sábanas blancas y supongo que sin ropa interior.

-¡Muévete!- Ella despertó y me miró y dirigió la vista hacia mi acompañante

-¿Quién es ella?- dijo confundida.

- A ti que te importa, hazte a un lado.

-Acuéstate linda-le dije a la albina-Voy por unos condones.

     Y salí, busque un condon, que por algún lado de la casa debe de haber uno, con tantos encuentros que he tenido... seguro encontre uno por...¡bingo! Encontre uno detras del sofa, Regrese rápidamente pero  me detuve al escuchar una pequeña discusión  a travez de la puerta.

Tú eres mía...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora