XIV: tag, you're it.

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Observó el tablero frente a él. Un nuevo aviso había sido colocado con cinta adhesiva. Con ese, ya eran seis personas desaparecidas en Goyang.

Empujó con uno de sus dedos sus anteojos, que habían resbalado por el puente de su nariz y leyó el papel: Byun Baekhyun, quince años, cabello castaño, visto la última vez el veintitrés de septiembre. A un lado de la información estaba impresa una fotografía del chico, sonriendo de manera amplia.

Se rumoreaba que las familias de las víctimas ni siquiera sabían si estaban vivos o muertos. Los cuerpos nunca se encontraban, tampoco había ningún rastro de su paradero, simplemente era como si la tierra se los hubiera tragado.

Y era extraño que este hecho sucediera. Los índices de crimen en esa provincia eran mínimos, pues Goyang era pequeña, con pocos habitantes. Las familias de ahí habían vivido por décadas en las mismas casas. Todos se conocían. Nadie era sospechoso.

Debido a este hecho, los habitantes preferían resguardarse en sus hogares, los niños habían dejado de jugar por las noches y si era necesario salir por la noche lo mejor que podías hacer era pedir la compañía de una persona cercana.

—¿Qué haces aquí tan tarde, pequeño?

Dio un saltito al escuchar la grave voz del chico que trabajaba en el mini súper. Desvío su vista del tablero y la posó sobre el castaño, quien le sonreía cariñosamente.

Chanyeol era conocido en los vecindarios por su gran alma solidaria y alegre. Él se encargaba de llevar los pedidos a domicilio cuando los habitantes no podían ir directamente al establecimiento, por esa razón, más de una vez lo vio en su cocina, ayudándole a su madre con las compras.

A diario se le veía jugando con los niños, ayudando a las ancianas y sonriendo de manera cálida, ganándose el afecto de todos.

Parpadeó varias veces y se apresuró a contestar:— Vine a comprar caramelos de...

—Vainilla.— completó el castaño, caminando hasta donde estaba la caja registradora.— Estos caramelos se venden rápido y decidí apartarte una caja, sé que son tus favoritos.

Kyungsoo se acercó al mostrador, dando pasos lentos.— Ah, gracias.

—¿Aún tienes problemas con matemáticas?— le preguntó entregándole la compra.— Yo puedo ayudarte.

—No hace falta,— soltó al instante.— Ya he aprobado.— mintió, comenzando a sentirse incómodo.— ¿Cuánto es?

—No es nada, van por mi cuenta.

—Gracias.— se inclinó de manera leve y se acomodó la mochila, listo para irse.

Cuando iba a salir del lugar, Chanyeol habló:— Ve con cuidado.

Sólo asintió.






Envió un mensaje a su madre para que no se preocupara, diciéndole que estaría en la biblioteca.

Se paseó por los pasillos, buscando los libros que pudieran ser útiles para hacer el trabajo del profesor Choi. Una vez con todo el material necesario, agradeció a la amable señora que atendía y salió del lugar.

Caminó por las aceras, observando los tonos suaves del atardecer. Su mamá siempre decía que no debía utilizar los audífonos si estaba en las calles y si no fuera por esa advertencia, no hubiera escuchado el ruido del auto que venía siguiéndolo desde que salió de la biblioteca.

Trató de no voltear y hacerse el desentendido, manteniendo la vista únicamente al frente. Poco a poco el auto se fue posicionando a su lado y de reojo observó que la ventanilla fue bajando hasta revelar el rostro de la persona que conducía.

things - chansooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora