XXII: confidence.

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Suspiró con cansancio, dejándose caer en el frío suelo del salón de prácticas. El coreógrafo les había dado un descanso y ahora los demás miembros de EXO estaban en el sanitario o merodeando por ahí, tratando de relajarse.

Por lo general no tenía problemas para aprenderse los pasos de las coreografías, pues la buena memoria era un punto favorecedor que le había dejado la actuación. Sin embargo, el molesto y punzante dolor de cabeza le impedía concentrarse como es debido, ocasionando que por sus errores, más de una vez comenzaran desde cero las rutinas.

Se sentía culpable de estar aplazando el progreso de EXO, pues quedaban pocos días para el comeback y él solo estaba siendo una carga para los demás. Aún así agradeció que los chicos, aún en medio del cansancio, no se molestaran con él por su insuficiente desempeño.

Resopló, quitándose las gotitas de sudor de la frente, mientras veía por el gran espejo sus mejillas sonrojadas por el esfuerzo. Trató de relajarse en la soledad del salón y se permitió recostarse un momento para poder ordenar con calma sus pensamientos.

—Lo hiciste bien. No te preocupes.

Abrió los ojos al escuchar aquella conocida voz, pero de inmediato volvió a cerrarlos y suspiró con satisfacción al sentir la botella de agua fría en contacto con sus mejillas calientes. Chanyeol tomó asiento a su lado, mientras seguía colocando la botella por ratitos en su frente y ambas mejillas, repitiendo el proceso por unos minutos. Kyungsoo realmente agradeció ese gesto.

Una vez que el calor se fue, el bajito se reincorporó y con una leve sonrisa, tomó de las manos de Chanyeol la botella, para darle un gran trago. El líquido se sintió muy bien en su garganta seca.

—Lo siento.— dijo después de volver a tomar agua.— Prometo no volver a ser un problema.

—Está bien, somos un equipo. Cuando uno falla los demás están ahí para apoyarlo.— sonrió.— ¿Te sientes mejor?

Kyungsoo supo entender el doble sentido de la pregunta, pues Chanyeol no precisamente se refería a su cansancio, sino más bien a su estado emocional.

Tratando de no ser una carga una vez más, el bajito asintió y se forzó a sonreír.

—Sí, vamos a casa.


( . . . )


Era la tercera vez que perdía el ritmo de la canción que estaban ensayando.

Kyungsoo estaba a punto de enloquecer, pues en las estrofas, donde era su turno de hacer los notas altas, llegaba sin aire, cosa que nunca solía suceder. Su tono de voz no estaba lo suficientemente afinada y sentía que cada vez que cantaba, desentonaba de forma horrible a comparación de los demás.

De forma silenciosa, bajo las preocupadas miradas de sus compañeros, pidió un momento para salir y se apresuró a llegar a los sanitarios.

En el camino luchaba por no romperse. Sus pequeños hombros estaban tan tensos y el molesto dolor de cabeza volvía a aparecer como en los últimos días. Quería dejar de equivocarse y de retrasar el progreso de sus compañeros, pero seguía siendo imposible.

Una vez que llegó, rápidamente se encerró en un cubículo y bajó la tapa del inodoro para sentarse. Se frotó el rostro con desesperación y respiró hondo, negándose a derramar una sola lágrima. No iba a llorar, él no era esa clase de persona débil. Era su obligación hacer un buen trabajo y tenía que mejorar sí o sí.

Se sobresaltó al escuchar los tímidos golpes en la puerta.

—¿Kyungsoo-yah?, ¿estás bien?— era tan evidente la preocupación en el tono de voz del mayor, que Kyungsoo se sintió culpable.

things - chansooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora