Respira.

396 50 17
                                    

Se encontraba en clase de física, la verdad estaba aburrido y demasiado harto y para empeorar las cosas su amigo Nat no dejaba de fastidiarlo.

—¿Entonces, Kevin? —le habló de nuevo Nat. Él se sentaba a un lado suyo en todas las clases, y justo ahora le susurraba para que el profesor no se diera cuenta.

—¿Entonces qué? —no le había prestado atención en toda la clase.

—Que si vamos a casa de Rolf, comprare una botella de vodka, esta vez yo invitare.

—No —contestó algo seco—. No estoy de humor.

—Bueno ¿Y se puede saber por qué estás tan de buenas?

—Solo no estoy de humor —cortó la conversación y logro que Nat dejara de fastidiarlo. En realidad, su mal humor se debía al hecho de que no había visto a cierta personita en todo el día, y es que hoy no le tocaban ni historia ni matemáticas, que eran las materias que re-cursaba con él, por tal motivo se sentía frustrado, no lo sabía conscientemente, pero esa era la razón.

En cuanto acabó la clase salió enseguida, tal vez su entrenamiento de futbol lo ayudaría a relajarse un poco. Sí, tal vez golpear algo serviría.

Iba a subirse a su moto para pasar a comer su casa antes de ir a entrenar cuando vio a Edd en la entrada, lo que le sorprendió fue que no se encontraba con sus amigos de siempre, esta vez estaba solo con un tipo, quien al parecer era de duodécimo grado*. ¿Quién era ese? Y ¿Qué mierda quería con DobleD? Una rabia inundó su ser, ¿Qué era esto que sentía? ¿Celos? Intento relajarse contando hasta 10, no podía ser posible que sintiera celos, en unos segundos se calmó un poco pero en vez de regresar a su motocicleta se acercó a DobleD y a su compañero, se alejó de ellos unos cinco pasos para poder escuchar lo que le decía. Así es, sólo escucharía por mera curiosidad y entonces después de saber de lo que hablaban se iría, eso sería todo.

—Anda, sabes que te necesito —volvía a repetir el chico extraño, el cual estaba demasiado cerca del pelinegro.

—No Rick, de verdad que no puedo, mira tengo toda mi tarde ocupada —se le notaba algo incómodo, era obvio que no quería seguir hablando con ese idiota.

—Oh, vamos lindura —insistió.

¿Lindura? ¿Kevin había escuchado bien? Sintió la rabia de nuevo, y esta vez era mayor.

—Tal vez en otra ocasión, sabes, debo alcanzar a mis amigos —Palmeó el hombro del mayor y estaba a punto de darse la vuelta cuando lo jaló del brazo.

— ¿Ni por qué te lo pido por favor? —lo acercó a él para susurrarle al oído—. Anda, vamos a mi casa.

—No, ni... —no acabo de responder pues de la nada Kevin tiro de un puñetazo al tal Rick— ¡¿Kevin?!

— ¡¿Qué te pasa imbécil?! —el mayor se levantó sobándose la mandíbula y se acercó a Kevin para comenzar la pelea, aunque conocía que era capitán del equipo de americano no le intimidaba en absoluto—. Estás enfermo, hijo de puta.

Sin avisar Kevin le tiro otro puñetazo esta vez en el hígado, como un gancho, Rick lo tomo de la cabeza y por simple inercia la azoto contra su rodilla, sacándole sangre a lo que el pelirrojo lo tomo por la cintura azotándolo contra un muro de la escuela, el mayor se abalanzó contra él y los dos terminaron en el piso. Kevin domino la situación y se posiciono sobre él lanzándole puñetazo tras puñetazo.

—No vuelvas a acercarte a DobleD, ¿Entendido? —lo mencionó de tal forma que solo Rick lo escuchó, la manera en que lo dijo daba miedo y su mirada mucho mas, por lo que el otro asintió. La muchedumbre se formó alrededor de los peleadores y nadie hacía nada para detenerlos. Sin pensarlo dos veces Edd se aventó contra Kevin sólo para quitarlo de encima de Rick, con tal de separarlos, justo en ese momento llego el prefecto.

Prohibido EnamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora